lunes, 9 de septiembre de 2019

DESAHUCIOS


 
 
La verdad es que siempre creí que el   asunto de los desahucios era únicamente problema de la crisis, y como dicen, comentan, comunican… en los mentideros políticos que supuestamente ha desaparecido la devastadora crisis que asoló a este atribulado país, hablo de España por supuesto, razón por la cual me creí ingenuamente   que esta dramática situación de los desahucios  había desaparecido también con la crisis; o se había vuelto más comedida y no tan "voraz" como en los años críticos.   Pero por lo visto estaba totalmente equivocado ya que por desgracia  los desahucios siguen sin darnos ni la más mínima tregua. Es más, la última información que tengo sobre este asunto es que el pasado año 2018 fue el año en que más desahucios hubo en España. Para que luego  esta chusma política de cualquier símbolo, nos cuenten con sus interesadas milongas  de que la crisis ya forma parte del pasado. Mentira y gorda  si en realidad,  esta problemática social profundamente ligada a la vivienda,  es la crisis la culpable de que siga latente y además de manera exponencial  creciendo. Los  estremecedores  datos así lo reflejan. Son  datos  que indican el que alrededor de 150 familias son desahuciadas a diario en España, unas cien por impago de alquiler y las otras cincuenta por no poder frente a su hipoteca. Por lo que se ve la tendencia es que se desahucia más a personas que viven en régimen de alquiler y no a los hipotecados. Lo que resulta palmario es que siguiendo este índice de datos, supondría que al año aproximadamente unas 54.000 familias son  arrojadas a la calle sin miramiento alguno y privadas de uno de los derechos más elementales.   Puede que dentro de estas cifras  se de el caso que haya muchas   familias faltos de escrúpulo y  con mucha desvergüenza se instalan  en una vivienda y no les sale de los cataplines  pagar alquiler alguno. No cuestiono que sean  expulsadas por  medios lícitos de la vivienda, si pudiendo pagar, se niegan a   cumplir las condiciones económicas acordadas;  pero en cambio las familias que   son privadas del derecho más elemental como es la vivienda debido a no poder hacer frente a los correspondientes pagos por hallarse en situación de pobreza extrema, me resulta de lo más  indignante su expulsión. Por tanto la lucha contra esta  injusticia debe ser una constante a fin de  que la codicia y la infamia no predominen nunca por encima de cualquier derecho elemental, en este caso el de disponer de una vivienda. 
 





 
¿Ustedes se imaginan la situación de que debido a una mala racha laboral o por el avaricioso abuso por parte de un propietario inhumano, tanto particular como el de una empresa, y por supuesto también  la codicia y usura  de la Banca,  le dejen a uno  en la puta calle con todas sus posesiones materiales,  muebles y otras  sus cosas personales. En definitiva con toda su vida entera tirada en cualquier acera como una signo de fracaso personal y humillación pública.  Yo desde luego me lo puedo imaginar y esta circunstancia me parte el alma y siento que  el mundo se me viene abajo  con toda su desesperación y  con toda su derrota. Es lo más humillante y desolador observar como una vida entera de luchas, esperanzas, ilusiones… es arrojada al muladar de la injusticia. Sin importar que  se trate de niños, ancianos, personas  discapacitadas.   ¿Pero de verdad  que no existe solución alguna para esta escalofriante  problemática ? ¿Tenemos que estar conviviendo desgraciadamente de forma permanente con ella y conocer casos en que los afectados no encuentran más salida que quitarse de en medio  por la dimensión de este drama,  o vivir abyectas situaciones donde   la represión policial se hace manifiesta cargando contra vecinos y activistas cuando éstos intentan paralizar un desahucio?  ¡Qué horror, qué espanto! me parece el ver a tanto  policía o  guardia civil equiparados con su armamento y uniforme, como si fueran a un conflicto bélico, cuando es requerida su presencia afín de proteger a quienes llevar una orden de desahucio para expulsar    de su vivienda a  una pareja indefensos e infelices ancianos; o a madres con sus hijos menores. Esto es Marca España señores, en fin que sí, que  semos diferentes.  Por otra parte,   sólo  cuando sale a la palestra de los medios de comunicación la muerte por suicidio de personas afectadas por un desahucio,  por lo impactante y  aterradora que resulta la noticia;  así como  por la indignación generalizada  y denuncia pública que genera,  los políticos, mas  por proteger sus intereses partidistas  que por un serio compromiso en favor de esta causa,  tras consenso  procuran poner en marcha alguna medidas previsoras afín de que atenúen  la problemática. Pero me temo que las medidas nunca serás lo suficientemente válidas si no se ataja de raíz esta dramática situación que tantas veces tiene consecuencias mortales.
 
Los dirigentes políticos de este país acostumbran a llenarse la boca con referencias constitucionalistas cuando  surge algún conflicto estatal, como  por ejemplo lo que ocurre en Cataluña. Me parece lícito y perfecto, que a cuenta de este conflicto secesionista,   hablen siempre de la Constitución y defiendan en su nombre la unidad territorial. Pero también encuentro legítimo y necesario que citen la Constitución y también en su nombre defienda el derecho tan elemental como es la vivienda. Por que si no me equivoco el artículo 47 de la Constitución dice que “ Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos."  Pero por lo que se ve a día de hoy este artículo me parece pura retórica engañosa porque  para nada se cumple lo que expone, y a las pruebas me remito viendo como exponencialmente  los desahucios siguen incrementándose, y el acceso a disponer de una vivienda, tanto en alquiler como en propiedad, es casi imposible. Todo por ese  problema de  que el precio de la vivienda, ya sea compra o alquiler, no se ajusta a la realidad salarial del país. Si la vivienda, que es un derecho garantizado en la Constitución, deja de estar accesible a la gente de a pie, pues ya me dirán señores del  Gobierno, que hacemos.  Lo que está claro es que  deben ser los políticos, siempre que dejen a un lado su inoperancia y  desidia,   desde sus puestos de representación y responsabilidad los que deben adquirir un serio y verdadero compromiso para cortar de raíz esta tristísima  situación en  la que  personas que han vivido durante años en sus casas son expulsadas a patadas de ellas  para luego ser abandonadas en la calle por un sistema Administración que no tiene soluciones para estos angustiosos  dramas.
 
 

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