viernes, 25 de diciembre de 2015

SALUD, DINERO Y AMOR

Hay una canción que comienza con la siguiente estrofa: "Tres cosas hay en la vida/ salud,  dinero y amor/ y el que tenga estas tres cosas/ que le de gracias a Dios". Supongo que sabréis de que melodía se trata. El título de la misma es idéntico al que encabeza este escrito. Esta canción se debe al compositor argentino  Rodolfo Sciamanella que la escribió allá por el año 1941. Merced a las ondas radiofónicas se convirtió por entonces en todo un éxito en los países de habla hispana. Después estuvo varios años  relegada al olvido hasta que a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado el grupo musical  Los Stop, encabezado por su Alma Máter, la cantante catalana María del Carmen Arévalo Latorre, más conocida como Cristina, la rescató y volvió a tener un gran éxito por aquellos años, motivo por el que aún se la recuerda con cierta nostalgia. Y hecho el correspondiente comentario sobre el origen de la canción citada, vayamos al quid de la cuestión que no es otro que el mensaje intrínseco de su letra. Un mensaje el cual supongo  que la valoración y significado del mismo  estarán supeditados a la exégesis personal  de cada uno. Como ya he comentado, la canción empieza nombrando esas tres  importantes cualidades  que hay en la vida y que obviamente el autor a su criterio personal ha dado un orden de prioridad a las mismas. Imagino que cada uno de nosotros también tendremos nuestro particular orden de prioridad y a buen seguro estamos lo suficientemente capacitados para argumentar acerca del por qué le damos preferencia a una antes que a la otra. Al respecto, habrá quienes digan que el amor es lo primero porque resulta muy beneficioso para gozar de buena salud y esta circunstancia te posibilitará sin problema alguno ganar dinero. Otros en cambio, replicarán diciendo que gozar de óptima salud es lo principal porque así el amor y el dinero vendrán por añadidura. Ambos argumentos desde mi punto de vista pueden ser perfectamente válidos.
 
 

 
 
En lo que a mí personalmente concierne con referencia a su orden de prioridad, la salud es lo primero, y sin vacilación alguna. En mi humilde opinión pienso que disfrutar de una inmejorable salud puede resultar como una estimulante premisa a la hora de tener que enfrentarse a los avatares de la vida con optimismo e ilusión. Porque como ya he indicado arriba, vendrán por añadidura tanto el amor, como el dinero o cualquiera de las diferentes cualidades que vayan surgiendo durante el transcurrir de la vida. Es evidente que cuando andamos renqueantes con la salud, no sólo nos afecta físicamente,  también el estado anímico, digamos que sufre sus "efectos colaterales", circunstancia ésta que acabará ocasionándonos una   permanente sensación de  pesimismo y de pérdida de la motivación, con lo cual  limitará mucho la capacidad de poder disfrutar plenamente tanto del amor como del dinero. Por consiguiente, debemos prestar todos los cuidados necesarios que requiere  poder disfrutar de una óptima salud; aunque esos sí, no conviene entrar en la sinergia de ser esclavo de y por la salud. Una prevención excesiva puede que haga realidad ese tópico que dice "ser peor el remedio que la enfermedad". La moderación y la prudencia en estos casos resultan tan importantes como necesarios.
 
 
En segundo orden prioritario   yo le pondría al amor. Supongo que la canción se referirá al amor que se procesa a la persona con quien compartes tu vida. Está claro que todas las personas de algún modo necesitamos amar y ser amados con el fin de tener un perfecto equilibrio emocional, por lo tanto el amor se hace fundamental en nuestra experiencia de vida porque consigue proporcionarnos   momentos especiales  para ser felices.  También logra que no sientas un inmenso vacío en tu interior, o esa sensación de profunda soledad que literalmente acaba desgarrándote el corazón. Y lo más importante, es que te hace ver el lado positivo de la vida y el que cada día amanezca con una sonrisa porque has encontrado al menos una razón por la que seguir viviendo. El último orden de prioridad para mí corresponde al dinero. No hay que negar la obviedad de que el dinero cobra gran transcendencia tal como funciona nuestro sistema capitalista porque nos impone su máxima del "tanto tienes tanto vales". Pero depende de cada uno el grado de transcendencia que se le quiera conceder al dinero, esa especie de dios pragmático al que tanto se le idolatra hoy en día y que dirige y estructura el destino del plantea porque puede corromper autoridades, financiar candidatos y hacerte con el poder.  A mi juicio, una cosa que siempre debemos tener muy claro es que el dinero no es sinónimo de felicidad. Sería de necios negar el que puede ayudar ha proporcionarnos grandes momentos felices, pero resultaría un craso error basar exclusivamente la busca de la felicidad a través de atesorar una gran fortuna. Por supuesto que es necesario tener dinero, aunque lo ideal sería disponer del suficiente para no tener que preocuparnos por su falta con el fin que pudiera facilitarnos tranquilidad, aunque yo tengo mis dudas respecto a si disponer de una ingente fortuna es equivalente a quietud. Como no he vivido tal experiencia no puedo expresarme con conocimiento de causa, aunque sospecho que afloraría una cierta inquietud cavilando la forma de cómo conservar toda esa fortuna o en su defecto seguir ampliándola. Es obvio que el desasosiego mental es la antítesis de la felicidad. Y una vez reseñados con amplitud el orden de prioridad que personalmente he dado a éstas tres cualidades como son la salud, el amor y el dinero, quiero dejar constancia, que al margen del orden de  prioridad que cada uno quiera concederle,   a mi particularmente me queda bastante claro que  esta trilogía convertida  en una especie de  desiderátum, conseguirla   es nuestra aspiración en común porque disfrutar de ellas en mayor o menor medida equivale a ser feliz.





(En este video podéis escuchar la canción de la que os hablo interpretada por Cristina y Los Stop)

martes, 8 de diciembre de 2015

TIRANDO COMIDA A LA BASURA

El presidente de la Federación Española  de Bancos de Alimentos afirma que si rescatásemos el 15 por ciento de la comida que se tira a la basura no habría hambre en el mundo. A pesar de ser muy bajo el tanto por ciento de comida desperdiciada la que podría erradicar la mortal hambruna en el Planeta, no estamos por esa labor de rescatarla ya que de forma inconsciente seguimos arrojando a los contenedores comida en perfecto estado para ser ingerida. Así lo confirman fuentes reveladoras las cuales nos informan de que en nuestro país, hablo de España, alrededor de 9 millones de toneladas de comida van directamente al contenedor de la basura. Esto supone al año una cifra ocho veces superior a la cantidad de comida que reparten los bancos de alimentos. Resulta lamentable que hoy en día se de la cruel paradoja de que millones de personas estén pasando un hambre extrema que les llega a causar la muerte y en cambio se desperdicien toneladas de alimentos. Y me temo que para conocer a personas que en estos momentos están sufriendo los estragos que causa el hambre no tengamos que viajar hasta el continente africano porque en nuestro país también hay miles de personas que en su propia carne, o más bien en sus estómagos, lo están sufriendo. Obviamente con menos dramatismo que esos países de Africa, donde la hambruna es mortal, pero aún así, resulta preocupante la situación actual de hambre que se da en España porque la población infantil es quien más directamente la esta sufriendo en forma de desnutrición severa. No cabe duda de que esta nefasta situación viene originada por los devastadores efectos que causa la crisis planetaria.  Siempre las familias que viven en permanente riesgo de exclusión social son quienes más desprotegidos se encuentran cuando aparecen reveses económicos a nivel global, y en especial los niños son quienes sufren con mayor intensidad los efectos perniciosos que esta incierta situación general causa. Basta el ejemplo de que varios colegios han tenido que abrir en vacaciones sus comedores con el fin de que tengan garantizada una comida completa al día todos esos niños que sufren severa desnutrición, y en otros casos auténtico hambre porque en sus hogares los padres no pueden llevar nada a la mesa por encontrarse en paro sin percibir salario alguno.
 
 
 
 

Parece mentira que en España se den situaciones de hambre en determinados sectores de la sociedad cuando es un país con tendencia a despilfarrar a diestro y siniestro todo el dinero público que haga falta a la hora de organizar cualquier pomposo acontecimiento que se tercie, sobre todo deportivos. Pero como ya he comentado, la crisis planetaria está asfixiando económicamente a este país que parece encontrarse en un estado cataléptico, de ahí que el hambre más que un síntoma es una realidad. A mí personalmente es que me entra una irreprimible sensación de rabia cuando leo datos que indican el que vivimos en un mundo donde uno de cada ocho personas pasa hambre, que unas 25.000 personas mueren diariamente en el mundo por falta de comida, o también que a aquí en España, alrededor de 4 millones de personas tienen dificultad para una dieta adecuada. Es obvio que los datos que nos aporten públicamente cualquier estudio que se haga sobre las estadísticas del hambre o carencias alimenticias que existen hoy día en España, puede que no resulten del todo fidedignos, pero aún dentro de su refutable fiabilidad, en principio son datos que, en mayor o menor medida,  ya resultan preocupante. Están ahí, cuestionable o no su veracidad, y además conviven cercanos a nosotros, aunque una gran mayoría de personas no conozcamos esa triste realidad que manifiestan. El desconocimiento de la misma hace que por desgracia se convierta en invisibles las personas  que sufren esta dramática situación. De ahí lo necesario que se hace el que salga a la palestra todo este tipo de información con el fin de sensibilizarnos con su problemática y ya de paso ofrecerles nuestra ayuda. Aunque a mi juicio, más eficaz que practicar la caridad colectiva, sería que insistamos con la denuncia a fin de que haga posible erradicar cuanto antes esta trágica situación causada por el hambre.
 
Y ahora volviendo al caso que en realidad nos concierne como es la comida que se desperdicia, voy a comentaros algo anecdótico que me ocurrió tiempo atrás. Cierto día al ir a depositar  una bolsa de desperdicios al contenedor de la basura, me topé con una desagradable sorpresa; no fue otra que encontrarme dentro de ese contenedor alrededor de 20 bocadillos de tortilla con patatas y otros tantos sándwiches de jamón y queso envueltos en papel albal todos ellos. Por curiosidad comprobé alguno de ellos y estaban en perfecto estado para ser ingeridos. No veas la sensación de cabreo que me entró al ver aquello. Por empatía de ipso facto me puse en la piel de los que están pasando hambre y la indignación fue acrecentándose. ¿Pero a que desaprensivo individuo se le ocurre arrojar a la basura toda esta comida con la situación tan crítica en que encuentran miles de familias por carecer de alimentos? Para mí que se trata de algún sujeto carente de sensibilidad que le importa una ardite todo cuanto se circunscribe al hambre generalizado. Como remate a este escrito, quiero manifestar que en mi humilde opinión, para erradicar tanto la desnutrición severa que se da en España o la hambruna letal que hay en Africa, depende de la voluntad y el compromiso que adquieran con esta causa los prebostes del gobierno. Pero desgraciadamente todos conocemos sobradamente que son cualidades de las que están desprovistos al mayoría de  los políticos.