Tradicionalmente
se ha considerado que el talento es innato,
mientras que el conocimiento se va adquiriendo. Hay quienes opinan que el talento viene a ser una extraordinaria
habilidad desarrollada a través de la educación, en cambio otros que
discrepan con tal aserción alegando
que el talento es un comportamiento que una persona manifiesta con
frecuencia. Verdaderamente resulta complicado adoptar una de las dos
definiciones porque en mi opinión ambas ideas son aparentemente opuestas, aunque por igual en su teoría deben considerarse
certeras. Es evidente que no se percibe
con claridad el que haya un consenso generalizado sobre la definición exacta de lo que
conocemos como talento congénito. Desde hace ya varios años los psicólogos del
mundo entero continúan enzarzados en un apasionado debate acerca de si existe
el talento innato en la persona, o por el contrario es algo que se va
consiguiendo a base de una excelente preparación. Aunque creo que de forma mayoritaria está zanjado el asunto y se tiende a posicionarse con el primer
razonamiento, yo personalmente considero que es
una dicotomía muy compleja,
motivo por lo cual me hace titubear a la hora de posicionarme. Aunque de lo que sí estoy con total seguridad de acuerdo es que si realmente
existe ese talento en los genes de la persona, tarde o temprano acabará
manifestándose de una u otra forma; pero a mi juicio es condición sine qua non la
práctica, la persistencia, la motivación
y los buenos maestros para que se desarrolle sin problema alguno una serie de aptitudes y características vinculadas al talento.
Está
claro que cuando alguien tiene ese don congénito
tan especial, dependiendo de diversas variables, será el propio destino quien se encargará de buscar le las
necesarias guías para que acabe desplegándose por el simple
hecho de que está predestinado a mostrar su desarrollo por
naturaleza al ser base genética de su persona.
Aunque también pudiera darse la casualidad de que ese talento no está inscrito en su ADN, pero aún así , según mi modesta
opinión, se supone que bastaría con tener una idónea educación pedagógica para conseguir
el conocimiento y capacidad suficiente del intelecto para identificarse con el
talento y potenciarlo. Obviamente esto es sólo una hipótesis, porque
principalmente con el talento se nace y
me temo que no se puede compensar
su carencia gastándote una fortuna de
dinero con la finalidad de conseguir algo que
no está a tu alcance. Tocante a este asunto, resulta muy atinado ese proverbio latino que dice "«Quod natura non dat, Salmantica non præstat», que literalmente viene a decir algo así como que una universidad no puede darle a sus alumnos lo que les negó la naturaleza. Suena concluyente y desmoralizadora esta proverbial frase , la verdad.
En
el caso de los niños, existe una opinión bastante generalizada que afirma que todos los que poseen capacidades mentales
extraordinarias les posibilita tener
habilidades especiales y ello permitirles a su vez obtener excepcionales
resultados durante su enseñanza con el mínimo esfuerzo. Una opinión que me
convence bastante y que a mi modo de entender puede influir de manera muy significativa, tanto en el aprendizaje como en el
desarrollo profesional y personal del niño. Aunque desconozco si esto les podrá
asegurar el éxito en cualquiera de
sus proyectos de futuro. Y hablando de lograr el codiciado éxito, estoy totalmente convencido de que tener sólo el talento
innato no va a ser suficiente para lograrlo sin problema alguno. Depende de uno mismo, si se tiene determinada
capacidad o no para desarrollarlo y fortalecerlo y de ésta manera desempeñar
cualquier actividad de manera extraordinaria y notoria. A éste respecto, mucho dependerá
de los distintos factores, como la educación familiar, la educación
institucional, el acceso a la información, etc. para poder potenciar ese
talento con el fin de alcanzar el deseado objetivo de notoriedad. Por supuesto que resulta imprescindible adquirir una adecuada preparación en la correspondiente
institución formativa, como también tener ciertas pautas culturales adquiridas
dentro del medio o familia de procedencia. Pero aún así no creas tenerlas consigo porque la probabilidad de conseguir
el éxito, me temo que no está al ciento por cien asegurada. La suerte en este
caso resulta muchas veces un factor determinante. Aunque a este respecto, el insigne escritor Jacinto Benavente, dijo en su día que "muchos creen que tener talento es una suerte; nadie que la suerte pueda ser cuestión de talento" Razón no le falta al autor de tan atinada frase. Para
diferenciar de los que triunfan en la vida de los que no, se editó en 2008 un libro que explicaba concienzudamente
y con interesantes razonamientos esa diferencia. El título del libro, o más
bien bestseller porque ocupó los primeros puestos de ventas en EE.UU y también
de Europa, es “Fueras de serie”, está
editado por “Taurus ediciones” y su autor es un gurú de los negocios de origen
británico, aunque canadiense de adopción, Malcolm Gladwell. También es autor
de otros bestsellers. Yo aún no
he tenido la oportunidad de leer esta
afamada obra donde reúne en sus
páginas una serie de premisas y fórmulas
para alcanzar el éxito. No dudo que la lectura de este libro ha de resultar muy interesante y de gran ayuda para
triunfar en la vida. Únicamente ayuda, porque lo que nunca debemos olvidar es que si no se trabaja
duro y se pone el suficiente empeño, se tenga talento congénito o no,
jamás se va a conseguir absolutamente nada de lo que nos propone este sistema capitalista, que
por su naturaleza, resulta tan despiadadamente competitivo y depredador.