martes, 11 de febrero de 2020

VOZ METÁLICA

 
Es evidente que a cuenta de la deshumanización de los servicios prestados por profesionales y empresarios, en la actualidad cada vez que tienes que gestionar algún asunto a través del teléfono, se ponen en marcha los   dispositivos de voz indicando  las opciones correspondientes, que a mí personalmente me desesperan. No se a ustedes como pasarán  este trance, yo  les comento que cuando llamo por teléfono para solicitar información, o gestionar algún asunto, y me sale esa vocecita robotizada    me pone de muy mal humor.  Porque no puedes explicarla lo que quieres, y lo más que te permite es decir un número determinado para elegir una opción. Y hay tantas ocasiones que lo que realmente quieres gestionar en absoluto tienen que ver con las opciones que ofrece esa condenada voz. ¿Y qué sucede? Pues como al no hallarse  ninguna persona detrás de la línea telefónica acabas colgando con un cabreo de órdago. No es para menos por el agobio que suele   causar  el  no pulsar  la opción correcta que te ha indicado la vocecita de marras y por ende te  vuelve a repetir como un mantra otra vez todas las opciones desde el principio.  Es tanto el hartazgo y el cabreo que esto genera   que  terminas   lanzando un sin fin de improperios  a  esa voz metálica y   mandándola literalmente a la mierda, y perdón por esta expresión escatológica.  Y por supuesto que bruscamente la cuelgas.  Pero es que no  queda otra alternativa cuando se está completamente  harto   de escucharla y no consigues ser atendido   como realmente deseas.  Luego también para mayor desgracia  esa voz metálica con frecuencia  acostumbra a emplazarte a una página de Internet que pertenece a la compañía o empresa de la que solicitas información. Por esta lamentable circunstancia, pienso que  a quien corresponda es merecedor de  meterle una querella por el Juzgado de Guardia. ¿Se creen que por encontrarnos actualmente   inmersos  en la nuevas tecnologías todo quisqui tiene acceso a ellas, o  capacidad cognitiva para entenderlas?. Aunque parezca mentira, por mucho que a día de hoy de manera global  estemos tecnológicamente conectados, todavía existen millones de personas que son auténticos “analfabetos” en lo referente  al funcionamiento de  las nuevas tecnologías. Por consiguiente, me parece una falta de   desconsideración hacia todas estas personas, por el hecho de emplazarlas a cualquier www.com para formalizar asuntos personales o solicitar información sobre los mismos, cuando tal como indico sus conocimientos al respecto son nulos.





 

Yo particularmente prefiero ser atendido por una persona que esté físicamente delante de mí  cuando tengo que tramitar algún asunto; lo mismo que cuando   estoy  hablando por teléfono para solicitar información, o su defecto,  gestionando cualquier cuestión burocrática. Por esta razón,  quiero que sea una voz humana quien me atienda  y  pueda hacerla preguntas a fin de que  me conteste con toda normalidad.  Para nada me gusta entenderme con máquinas; como tampoco con las pantallas táctiles del smartfhope o el ordenador, por lo frías, distantes e impersonales que éstas  me resultan.  Por otra parte,  yo nunca entenderé porque motivo a infinidad de personas les parece la plenitud de lo cool  el comprar vía  online  y que les  traigan cómodamente  a casa determinados  productos para abastecer la despensa de su hogar.  Como por ejemplo la fruta o la verdura. Hago este comentario porque yo prefiero acercarme personalmente a la frutería y  ver el producto que quiero comprar  y  seleccionarlo yo mismo.  Por mucho que cataloguen de antigualla esta forma tradicional de adquirir los productos en el mercado. Para nada lo veo como antigualla,  más bien como un  auténtico placer  esta forma que ha existido desde tiempos ancestrales el   comprar la fruta y verdura en la tienda del barrio, o en el supermercado de turno. Esta acción me da la posibilidad de relacionarme en vivo y en directo con otras personas.   Por esta causa tan evidente,   nada me motiva  el hecho de  que sin moverme de casa, y con un simple tic enviado a través de un soporte digital,  me entreguen a la puerta del domicilio: las naranjas, manzanas, coles,  tomates, patatas etc.  Resulta palmario  que   cada uno tiene sus preferencias y deben ser respetadas, pero por supuesto que  no tienen por qué   compartidas.  Quiero que con estas consideraciones mías  no se me interprete mal. Para nada reniego de las nuevas tecnologías, sería una estupidez supina por mi parte si así lo hiciera. No me cabe la menor  duda de que nos facilitan, y mucho, la vida  pero a veces me inquieta, o me  preocupa más bien, de que  terminen por esclavizarnos en algunos casos  sino ponemos remedio a tiempo.  Y tal como dice el atinado  refrán: "es mejor el remedio que la enfermedad". Volviendo al tema de las voces metálicas, según mi criterio, no todo se puede o se debe automatizar. Por mucho que nos quieran “vender la burra” de que el sistema automático es más efectivo que las personas porque en ocasiones nos mostramos más sinceros con una máquina que con nuestros semejantes,  por el hecho de que a una persona podemos acabar teniendo lástima o empatía hacia ella; en cambio con una máquina somos normalmente objetivos. Puede que esta apreciación sea cierto, no lo discuto; aún así, podrán decir al respecto lo que les plazca  pero en mi opinión  nunca será lo mismo el comunicarse a través de una máquina que el hablar  cara a cara con una persona. Aunque el diálogo sea algo tan tópico y  ramplón  como es el hacer referencias sobre el tiempo.

prueba