lunes, 12 de septiembre de 2016

ALCOHOL

Según los datos que aporta un consorcio de investigadores de organismos internacionales y nacionales, los españoles al año nos bebemos de media alrededor de 10 litros de alcohol por persona; concretamente 9,5 para ser más exactos. Se trata de alcohol puro que está presente en diferentes proporciones dentro de la variedad de bebidas que hay para su venta en el mercado. Son datos que han sido recogidos a través de un estudio llevado a cabo entre los años 2001 y 2011 sobre registros de venta de alcohol, así como encuestas de compra y consumo en los mismos años. Pero parece ser que cotejando los datos procedentes de unas y otras fuentes relacionadas con este estudio sobre la ingesta de alcohol no coinciden; entre otras razones porque los españoles reconocen la tercera parte de lo que beben realmente. Suele ocurrir en estos casos que la mayor parte seguramente no dice la verdad. Según el Sr. Gregorio Barro un investigador del Instituto  de Salud Carlos III , que ha sido una de los principales autores del estudio, son los grandes bebedores los que aseguran beber mucho menos que en lo que en realidad beben. Esta claro que cuesta reconocer y asumir los problemas que personalmente con el alcohol se tienen, motivo por el que se acostumbra a mentir. Y bien, llegando a este punto donde parece ser que no existe una coincidencia en consonancia con los datos que nos aportan este grupo de investigadores, a mi juicio surgen ciertas dudas sobre la fiabilidad del estudio. Dudas que me son ratificadas cuando leo que entre los propios autores de este informe han surgido algunas críticas y síntomas de preocupación a cuenta de que los indicadores indirectos de consumo no coincidan y porque su trabajo de investigación muestra las discrepancias entre los datos de la diferentes instituciones que han colaborado con este estudio.





Dejando a parte el si puede resultar cuestionable o no el estudio llevado a cabo por ese grupo de investigadores, lo que considero irrefutable es el hecho de que hoy en día el alcohol cada vez está más presente en nuestra sociedad. Es obvio que resulta una de las drogas legalizadas que mas se consumen actualmente debido a la facilidad con que se puede adquirir. Hay infinidad de establecimientos que expenden bebidas alcohólicas y que les trae al pairo la normativa de vender alcohol a los menores de 18 años. La incumplen descaradamente sin sanción alguna. Creo que nadie podrá en duda el hecho de que el alcohol se ha convertido en el protagonista indiscutible de las noches de ocio juvenil. Omnipresente en la celebración de cualquier acontecimiento festivo o deportivo, y en especial en esa costumbre extendida por toda España como son los botellones que organizan los jóvenes con el único propósito de consumir ingentes cantidades de alcohol en la vía pública. Circunstancia ésta que  indica claramente el que los jóvenes de hoy en día son potenciales consumidores de alcohol y con el agravante de que acostumbran  a iniciarse a la bebida cada vez más pronto. En mi opinión, subjetiva claro está, los jóvenes asocian al alcohol aspectos como el estar eufóricos o ser más habladores. No veo yo que lo asocien a aspectos negativos como pueden ser las conductas agresivas o molestas, y cuando no, el beber hasta caer en peligrosas situaciones de riesgo para su salud como son los comas etílicos. Según tengo entendido el consumo excesivo y prolongado de alcohol puede traer consigo efectos estructurales y funcionales del sistema nervioso y ello puede derivar en alteraciones cognitivas, que van desde la pérdida de la memoria a la demencia. Son daños en el cerebro los cuales se encuentran en riesgo de sufrirlos tanto los jóvenes como las personas adultas que consuman alcohol de manera abusiva. Ante el panorama tan catastrófico que para la salud representa los excesos con el alcohol, creo que lo más conveniente es beber con moderación. Porque tampoco creo yo que sea cuestión de convertirnos radicalmente en abstemios debido a los riesgos de que corre nuestra salud  si continuamos bebiéndonos esa media de litros por año de la que hablan los investigadores del citado estudio.  Tal  como está montada esta sociedad con esa sinergia de por y para el alcohol, ¿os imagináis la celebración de un acontecimiento festivo sin la omnipresencia del alcohol?. A mí personalmente me resulta imposible que esto pueda ocurrir. Además, pienso que tomarse una cervecita fresca,  una copa de licor o hasta un "cubata" en momentos puntuales cada uno de ellos, considero que no están en disposición de alterarnos cognitivamente el cerebro. El riesgo está como ya he comentado en abusar de su consumo.

Resulta palmario que el alcohol ha estado presente en la sociedades desde la antigüedad. Su consumo varía mucho de una cultura a otras, pero se puede observar con toda clarividencia que su consumo depende de unas variables, donde destaca el status, la edad, el género de la persona y la estructura social. Creo que no admite discusión alguna el que el alcohol tiene una influencia vital con referencia a la socialización de muchas personas, en especial los adolescentes y los jóvenes  a la hora de integrarse dentro de un grupo determinado o en su contra para excluirse de él. Ese efecto deshinibidor que la ingesta de alcohol genera es una factor determinante a la hora de poder liberarse de miedos y complejos y actuar de un modo más espontáneo y a veces hasta sin limitación verbal. De esta última circunstancia supongo que es de donde procede ese atinado refrán que dice: "el vino habla lo que el hombre calla". Es evidente que cuando se trata de una máxima popular, por su acertada agudeza, poca margen para la discusión nos deja.