jueves, 25 de octubre de 2018

DE PASO

 
 
 
Hace un tiempo leí la siguiente frase que    me mucho me impactó, la verdad.  Decía lo siguiente: “la muerte está tan segura de su victoria que nos da de ventaja toda una vida”.  El autor del enunciado es anónimo, pero no hay duda de que ha estado  muy certero escribiendo esta máxima lapidaria porque es una   obviedad esa susodicha ventaja que  en forma de vida   nos regala tan generosa   la muerte al confíar de pleno en su victoria.   Lo normal  en estos casos es actuar  con esa prepotencia cuando se está totalmente convencido de  tu superioridad, por lo cual  importa un ardite conceder cualquier ventaja  porque sabes de sobra que    acabarás por tomar la suficiente compensación y que a  la postre  servirá para derrotar al adversario. Desde luego que resulta todo un juego  cruel el de la muerte con nosotros al dejarnos progresivamente avanzar en esta especie de carrera “maratoniana” y cuando ya estamos al límite, porque  nuestras fuerzas  tanto las físicas como    mentales se agotan, la parca que paciente ha esperado, nos toma la delantera y  sin piedad alguna acaba por infringirnos su  inapelable  derrota en el momento que ella indique. Pero es ineludible que esto suceda por nuestra inherente condición de ser mortales.  Al margen de esa supuesta   carrera maratoniana contra la muerte, lo que debemos tener muy  en cuenta es que en esta vida todos estamos de paso  por que  nuestra permanencia en ella  es temporal. Aunque  al parecer hay muchas personas que  se niegan a aceptar  lo efímero que resulta la existencia y no quieren asumir su destino ineluctable.  Me estoy refiriendo a   esa clase  de  personas poseedoras de grandes fortunas de dinero   que ingenuamente se creen que van a ser eternas. Ya de por sí  persiguen la  eterna juventud, esa especie de ansiada inmortalidad,   a base de someterse continuamente a la dictadura del bisturí en las correspondientes clínicas de cirugía plástica.  Estoy convencido de  que si tuvieran la oportunidad de pactar con el mismísimo diablo para conseguir tan codiciado objetivo, sin problema alguno lo haría,  tal como, según cuenta la leyenda, lo hizo Fausto al  vender su alma al diablo por el conocimiento ilimitado y los placeres mundanos.   A lo que íbamos, como los ricachones erróneamente creen que van a gozar de una perpetuidad terrenal  les da por acumular cosas de gran valor material como si fueran a disponer de ellas y disfrutarlas de manera infinita. Y por cierto, si algo tiene de particular   la muerte, es su sentido equitativo. Cuando ésta llega no hace extinción entre ricos y pobres,  ni entre sexos, democráticamente a todos nos iguala.




 
Lo que percibo de forma generalizada, incluyéndome yo claro está, es que en muchas ocasiones por esa tendencia innata de emplear el tiempo en tratar de acumular cosas materiales, a veces sin un propósito en  concreto, vamos perdiendo ese otro tiempo necesario para vivir lo que supuestamente consideramos que es esencial , y en buena medida resulta un coadyuvante idóneo para lograr   vivir  una vida plena que se  muestre  más  receptiva a la felicidad. Lo que debemos  tener siempre bien claro es que el tiempo una vez que haya transcurrido jamás volveremos a recuperarlo. Por otra parte, no se hasta cuanto nos compensará satisfactoriamente el ir adquiriendo de distintas formas y artimañas  bienes materiales  ya que si lo  analizamos detenidamente, en realidad todo cuanto vayamos a  adquirir a la postre nunca íntegramente será  nuestro. Es como una especie de  usufructo temporal porque cuando te mueres ya no será tuyo y por lógica pasará a ser propiedad de otras personas y así sucesivamente. Con lo cual, llegando a este punto, yo me pregunto si merecerá la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo con la  única finalidad de conseguir  un coche mejor, ropa más elegante, joyas de diseño, vivienda de veraneo   junto a la costa, etc.   En cambio   las experiencias personales vividas   estas sí  van a ser en su integridad  nuestras. Por otra parte,  a mí me resulta un tanto curioso y contradictorio el hecho de que cuando fallece una persona  cercana a nuestro entorno familiar o al círculo de amigos,  aparte de la lógica tristeza que nos invade por este luctuoso acontecimiento,  normalmente tratamos de auto convencernos de que aquí estamos todos de paso y por consiguiente nos hacemos   el propósito de intentar   vivir ahora en adelante en una especie de Carpe Diem continuo. Pero una vez pasado los momentos de aflicción, nos absorbe la cotidiana rutina y pronto  nos olvidamos de todos esos propósitos de vivir el momento y disfrutar el instante el mayor tiempo posible  y por consiguiente continuamos con nuestra vida de costumbre. Quizá se deba a que  las  circunstancias de la  propia vida no posibilitan más alternativas que la de vivir plenamente  cada momento de la forma que ellas no lo permitan.
 
Lo que resulta axiomático es que la muerte  tal como estamos los humanos concebidos  resulta ineluctable su llegada, por lo tanto es un hecho que debemos asumir. La muerte y la vida son parte de un mismo todo. Razón por lo cual a mi juicio no son antagonistas  más bien cohabitan en un mismo espacio de tiempo en perfecta simbiosis.   Después de todo la muerte es quien cierra de forma natural el ciclo de nuestra vida.  Resulta palmario el que   todos los ciclos tarde o temprano cuando llega su momento concluyen. A veces sucede que alguno de ellos ser renuevan y vuelven a retomar su punto de partida, pero esta circunstancia  no le corresponde a nuestra muerte. Aunque bueno, esta hipótesis obviamente puede ser rebatida si nos atenemos a la teoría de la reencarnación de nuestro espíritu que vuelve a tomar forma material y se reencarna en otra persona. Se trata de una   esa creencia que ha estado presente  en una parte de  la humanidad desde tiempos antiquísimos  y que forma parte de  algunas culturas y  religiones del planeta.  Lo que resulta palmario es  el que existe  un sin fin de suposiciones ulteriores a la muerte y yo  no se si resultan ciertas o son embaucadora patraña. Supongo que cuanto  hay de verdad o de mentira en      todo   lo que se ha dicho y escrito desde hace siglos acerca de  este misterioso tema dependerá de las creencias personales de cada uno.
 
 


viernes, 12 de octubre de 2018

MASA MANIPULABLE




 

Cada vez estoy más convencido  de que  la mayoría de personas formamos  parte de esa masa acrítica fácil de ser manipulada y controlada por el poder político y mediático. En apariencia tengo el presentimiento de que bailáramos al ritmo que interesadamente ellos tocaran. Acerca de esta cuestión, el medico austriaco, Sigmund Freud, pionero en el estudio de la psicología escribió en su día el siguiente comentario: “La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurales y de las opiniones de las masas es un elemento importante en la sociedades democráticas”.  A pesar de que este comentario fuera escrito a principios del siglo pasado, en la actualidad su enseñanza  mantiene toda su vigencia porque es el fiel reflejo de la situación que vivimos por nuestra condición de ser masa dócilmente gobernada por el hecho de que  nuestras mentes están acomodadas y nuestras ideas sugeridas. Resulta un axioma el que  la manipulación en la actualidad está  más presente de lo que nos gustaría, por darse la circunstancia de que vivimos en ambientes que la benefician. Y nos es para menos al comprobar la situación social, económica y política  tan insatisfactoria y preocupante que en  estos momentos se vive  a nivel global, razón   por la cual estamos más predispuestos a dejarnos engañar y a  ser fácilmente manipulados. Al darse este clima de pesimismo colectivo que nos envuelve, cargado de inseguridad e incertidumbre,  conlleva a que tratemos de buscar al más fuerte para que nos guíe. Por este motivo acostumbran a aparecer los iluminados  de turno, maestros de la patraña o virtuosos de la mentira,   con sus soflamas y con el único propósito de engañarnos deliberadamente. Al sentirnos  tan inseguros y tan vulnerables, somos   muy asequibles para que literalmente nos laven el cerebro.  Es un hecho constatado el que  todo tipo de influencias  pueden perfectamente funcionar en personas de bajo nivel de pensamiento, en cambio se hace impensable que esto funcione bajo los mismos parámetros entre quienes tienen un razonamiento más complejo y crítico. Pero aún con la complejidad crítica como bandera, que nadie esté seguro de que vaya a tenerlas   todas consigo . El ser humano actualmente  es mucho menos libre de lo que se cree por que  el instinto manipulador de los medios de comunicación es una constante. Sus mensajes publicitarios y su propaganda tendenciosa influyen en nuestra forma de pensar y comportamiento.  Como voceros que defiende el interés del poder,      no les interesa que las grandes mayorías se informen clara y con la verdad. Siempre la distorsionaran para mantener al pueblo ignorante a fin de  darle una educación inducida y manipulada interesadamente. Y en la actualidad la distorsión se acrecienta  mucho más, a cuenta de ese engaño encubierto conocido con el eufemismo de posverdad, tan de moda, y a la que siempre hemos conocido como mentira cochina.



 
 
 
Por más que no lo queramos reconocer,  somos seres muy manipulables y que nos lavan el cerebro con excesiva facilidad a base de mentiras. Y  lo hacen defendiendo solamente sus intereses y manteniendo al populacho en la ignorancia y en la pasividad. A su vez, somos meras estadísticas y números manejados a su antojo por el poder establecido y por supuesto que también por este sistema de capitalismo salvaje imperante. Es esta masa tan adocenada y mangoneada quien lo sostiene y  hace que persista el lucro por el lucro en sí mismo, que a mi juicio es una especie de  sanctasantórum del capitalismo dominante, el cual  tiene todos los mecanismos y artimañas suficientes para perpetuarse en el tiempo y  a través de esta  sociedad tan procrible al consumo compulsivo, con lo cual  los pingües  beneficios están asegurados.  Se trata de un mercadeo lucrativo que lo sustenta esta masa  rayano al encefalograma plano y que víctima de los consabidos y reiterativos  lavados de cerebro por los medios de comunicación, acaba involucrándose de lleno en este especulativo mercado que maneja cifras mareantes. Cifras   que, según mi criterio,  son un flagrante  insulto y desprecio a la clase trabajadora y esto debiera sacudirnos de forma colectiva  la conciencia. Por supuesto que me estoy refiriendo a las ingentes cantidades de dinero que se manejan en favor de   toda esa ralea de comediantes, soplagaitas, cantamañanas y demás estrellas y estrellitas de la galaxia cinematográfica  y panorama musical. Y luego claro está, los peloteros de calzón corto y camiseta que trincan  hasta lo que no está escrito. Pero,  ¿por qué se da esta situación tan absurda e indignante entre los especímenes humanos, cuando muchos de ellos sobreviven en la pobreza más absoluta?  Yo pienso que es por  la necesidad imperante de vernos reflejados en alguien triunfador, de ahí  que depositemos ingenuamente   todos nuestros sueños e ilusiones contenidas. Lo que resulta palmario  es que el  deseo de idealizar a alguien es, y será siempre que por desgracia no cambie,  la base de las más grandes manipulaciones del mundo. Y esta circunstancia   puede resultar muy peligrosa y letal por el hecho de que muchísimos dirigentes se han valido de su arrastre en las masas para cometer los más aberrantes e infames actos de crueldad en contra de su país y en otras ocasiones del mundo.
 
Resulta penoso que sólo nos dejen ser meros y estúpidos espectadores cuando nos damos cuenta de que los medios de comunicación nos manipulan intencionadamente debido a sus intereses propios, o a los que de forma fraudulenta los defiende. La única medicina contra esta esclavitud a la que nos someten por medio de la manipulación o el poder corrompido que protege únicamente  a los intereses mezquinos que obedecen a sus propias conveniencias de dominio y defiende a la clase privilegiada, es estar pertrechados con un óptimo nivel cultural. Porque todos  conocemos  sobradamente  que es muy fácil manipular al ignorante e inculto.

 

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