martes, 7 de mayo de 2019

HIPOCRESÍA ALTRUISTA


 

Por el impacto mediático a nivel global que causó la noticia, la cual fue trending topic durante unos cuantos días en los medios de comunicación, todos conocemos sobradamente que a mediados de abril  del año en curso, por un accidente fortuito, se declaró un incendio de dimensiones gigantescas en Notre Dame,  la celebre catedral de París y las llamas arrasaron una gran parte de su antiquísima arquitectura.  Esta catedral es sin duda un monumento extraordinario, símbolo enorme de la historia humana y europea y a su vez  patrimonio cultural de la humanidad.   También acoge  cierto romanticismo literario a cuenta de  estar  vinculada a “ Quasimodo”, el jorobado de Notre Dame,  personaje principal de la obra Nuestra Señora de París, del escritor francés Víctor Hugo,  y que tanto juego ha dado para los directores y guionistas del cine y el teatro. Y dadas unas breves pinceladas sobre lo que representa este emblemático y antiguo edificio, lo que  en verdad quiero comentar es el hecho de que mientras aún  las llamas  consumían Notre Dame las grandes fortunas ya empezaban a desenfundar sus carteras en forma de donativos para la reconstrucción de susodicho edificio. Según la información que he leído al respecto,  sobre los 800 millones de euros son los que se llevan recaudados hasta el momento para su reconstrucción, que es una cifra mucho más elevada que lo recaudado en favor de los desastres naturales o crisis humanitarias en los últimos años.  Como se ve  a consecuencia de sucesos de este calado que se convierten el epicentro mundial de la noticia por la transcendencia del mismo, salen de sus lujosas madrigueras toda esta calaña de multimillonarios con el único propósito de montar una altruista operación de marketing y a su vez  protagonizan todo un magnífico golpe de efecto a costa del erario público francés, por que según tengo entendido en Francia las donaciones caritativas se benefician de una deducción de impuestos. Aunque al parecer un grupo nutrido de estos benefactores ha dejado claro que no se acogerán a ningún tipo de ventaja fiscal. Mentira.  Es simple y llanamente postureo y gesto cara a la galería  de  todos estos ricachones podridos de dinero. Claro que se acogerán, de ello no tengo ni la menor duda.





  
 

Lo que deja bien claro este interesado altruismo,  es que cuando hay voluntad y compromiso tanto por parte de los políticos como por  quines  poseen grandes fortunas de dinero, se puede erradicar o paliar en gran parte la grandes tragedias que asolan el mundo; como por ejemplo las muchas hambrunas que devastan  al planeta. Por desgracia para solucionar  esta terrible problemática humana no hay dinero, en cambio para  sucesos como del que hablo a toneladas ha llegado.  Una lástima y una gran iniquidad.  A mí personalmente  me importa más bien a la baja las piedras antiquísimas o históricas y  las impresionantes y bellas gárgolas que adornan la catedral de Notre Dame; lo que verdaderamente para  mí resulta de vital importancia son las tragedias humanas y la devastación del medio ambiente que se sufrimos en   estos momentos.  Cierto que resulta una auténtica desgracia y gran pérdida cultural  que el fuego devorara parte de ese simbólico monumento parisino, pero yo preferiría que las cuantiosas  donaciones que han aportado todos esos empresarios multimillonarios, la Administración y algún que otro particular,  fueran destinadas primero ha solucionar la problemática social  citada antes  que la reconstrucción de Notre Dame. Porque la catedral puede esperar el tiempo que haga falta para  ser reconstruida, en cambio las vidas humanas que corren el riesgo de morir, en especial la de los niños, no espera ni lo más mínimo. De ahí la razón por el que alrededor de 8500 niños mueran de hambre cada día, o  que unas 160 personas arriesgando literalmente sus vidas, llegan cada día en pateras a España huyendo del hambre y el horror. Claro que esto puede sonar a pura demagogia, o populismo que tan de moda está en la actualidad.  Pero ante la cruda y dura realidad que nos rodea y avasalla, a veces tanto la demagogia como el populismo sin aviesas intenciones o  espurios intereses, son necesarios  aplicarlos  para sensibilizar y  concienciar a toda esa masa alienada o indiferentes a esta problemática de grandes dimensiones.   Me indigna y repatea hasta la bisectriz, tal como diría el maestro Arturo Pérez-Reverte,   tanta hipocresía y tanto postureo altruista  por parte de todos estos sujetos que firman a troche y moche cheques sin despeinarse. En especial cuando las tragedias humanas acontecen en Europa, sobre todo en París, por el glamour y la transcendencia a nivel global que representa esta ciudad.  ¿Por qué no salieron de sus lujosas madrigueras  toda estos individuos podridos de dinero para desenfundar también sus carteras cuando todas aquellas legiones de desdichados  refugiados deambulaban por las calles y carreteras de media Europa arrastrando sus miserias y sus temores?  Es obvio de que en esas circunstancias  no se podría dar el espectacular golpe de efecto como en Notre Dame.  Dejad ya de tanto postureo y tanta filantrópica hipocresía y ustedes que tienen el poder económico mundial y que tan influyentes sois para los políticos en la actualidad,  preocúpense por un futuro mejor para todos sin distinción alguna  y sobre todo por salvar al planeta de  progresivo desastre que le estamos causando los humanos. Porque igual cuando nos queramos dar cuenta de todo el daño que le infligimos al planeta, estamos a punto de irnos todos al garete. Hay más necesidades en el mundo que son más urgentes     que la catedral de Paris,  que no deja de ser únicamente un edificio y como tal  puede esperar. Lo mismo que esperan su reconstrucción numerosos monumentos históricos y antiguos que han sido bombardeados  durantes los conflictos bélicos  acaecidos  en Palestina, Siria, Irack, Yemen... Quizá la  arquitectura o el valor artístico y lo que representan en sí  estos edificios  no tengan la misma transcendencia histórica  que la catedral de Paris, pero según mi criterio tienen el mismo derecho a ser reconstruidos. Máxime si ha sido la destructora  mano del hombre quien provoco su cataclismo.  Pero hasta ahora  creo que nadie ha movido un dedo para hacerlo. Es evidente que en estos países las donaciones de los multimillonarios no posibilitan montar una espectacular operación de marketing como la llevada a cabo en la capital francesa. Por otra parte, y como conclusión,  sin tanta importancia histórica y cultural para el Vaticano tiene Notre Dame, siendo ésta una organización con un gran caudal monetario, ¿por qué  su postura es  "llamarse andana" a la hora de aportar dinero para su reconstrucción?  La pregunta ahí queda. Cada uno que la responda como quiera.