miércoles, 28 de junio de 2023
viernes, 9 de junio de 2023
REFLEXIONES DISPERSAS (V)
REFLEXIONES DISPERSAS V
Ley de vida
Sucede que hay personas que están un tiempo con nosotros y comparten todos esos momentos felices o tristes que forman parte esencial de ese vivir nuestro diario. Pero por causa de nuestra condición de ser mortales se nos van físicamente de nuestro lado para convertirse a perpetuidad en recuerdo, ausencia, vacío, y por supuesto que para algunos tristemente también en olvido. Personas que de manera íntima han estado cercanas a nosotros por tratarse de: padres, hermanos, amigos; o compañeros de trabajo. Simplemente se van y nos dejan su espacio vital en la tierra para que vayamos ocupándolo nosotros, sus “sobrevivientes”, a fin de que sigamos proyectándonos en la obra que ellos fueron construyendo con mayor o menor suerte mientras estuvieron vivos y que ahora dejan incompleta. En parte, nosotros iremos completando con reatazos de nuestra propia vida. Hasta que algún día, sin fecha conocida, también les dejaremos como legado esa misma obra inacabada a las futuras generaciones que nos precedan. Y así sucesivamente este legado irá yendo a parar de mano en mano entre las posteriores generaciones. Esto ocurre porque únicamente somos presencia efímera y aquí todos estamos de paso. Es Ley de vida. Una ley cuyas inquebrantables normas son la de: nacer, vivir y morir. No existe nada más. El sueño de la inmortalidad es un intento de evadirse de lo básico. Queramos o no, el ser humano es mortal y no va a dejar de ser por mucho que se pretenda cambiar o alterar este axioma a través de la tecnología, la investigación o ya de paso la novedosa y discutible inteligencia artificial. Y ya que estamos de paso, tratemos de dejar recuerdos hermosos, no heridas sin cerrar ni cicatrices.
Convivencia
No tengo duda de que somos increíblemente inteligentes para los progresos tecnológicos, en cambio somos unos verdaderos analfabetos en lo que concierne a vivir en pacífica comunidad. Ni sabemos, ni tampoco queremos saber, como se vive de esta forma porque lo nuestro históricamente es estar de continuo en la polémica, en la gresca…. Sin importar que por medio vayamos dejando sobre la Historia un rastro de cadáveres. Ingenuo de mí por creer que tras los millones de muertos que habían generado las dos guerras mundiales el diálogo iría sustituyendo con éxito a la violencia, pero compruebo que no es así, que la violencia es congénita al hombre. Por desgracia no hemos aprendido nada de los errores del pasado. Y me causa mucha tristeza el hecho de ver con cuanto desprecio y odio se tratan unos semejantes a otros. Sensaciones idénticas siento también cuando percibo como despreciamos a la Naturaleza olvidándonos que dependemos de la Madre Tierra. ¡Que locura, qué barbaridad; cuanta peligrosa insensatez la nuestra: estamos destrozando al planeta con guerras y a agresiones al medio ambiente y esta circunstancia hace que nos autodestruyamos a nosotros mismos. Cada vez estoy más convencido de que los hombres, por encima de las ideas, deben entenderse con el corazón porque será la única forma de que toda la humanidad pueda vivir en el futuro en convivencia pacífica. ¿Qué resulta utópico?. Lo sé. Pero las utopías, o los sueños, siempre están ahí para insuflar estímulo y ayudar a seguir hacia adelante con el propósito de transformar una realidad que literalmente nos aplasta.
Puede
ser posible.
Por muy imposible que lo veamos, sin no permitimos que nos insensibilicen o nos adormezcan con cualquier arma de poder quienes tienen entre sus manos las riendas del planeta, como por ejemplo el futbol, podremos algún día cambiar las cosas y darle un giro de 380 grados a la Historia; o a la vida. Yo desde luego no estoy dispuesto a perder la esperanza de que en algún momento de forma colectiva podamos mejorar el mundo y transformar su realidad en beneficio del ser humano ¿Por qué no soñar, o creer, que algún día unos con otros podemos vivir en paz; o de que podemos acabar con una buena parte del sufrimiento de los demás? Ya se que resulta una utopía, pero las utopías a veces son el principio de algo que puede acabar resultando siendo hermoso. Desde luego que tendremos que enfrentarnos encorajinadamente a esa astuta y descomunal maquinaria que siempre está tramando algo contra nosotros y nos empuja de forma continua a decirnos egoístamente. : “Tú a lo tuyo, en tus casita, la mar de tranquilo sentado en tu sillón y tragándote todos esos programas basura que emiten por TV; o enganchados a las pantallas táctiles del Smartphone o la tablet . Como si las injusticias que se dan a lo largo del Planeta no fueran contigo. No pasa absolutamente nada. Preocúpate de ti, y los demás que se las apañen como puedan. Que nadie moverá un dedo por ti si te vienen mal dadas”. Por desgracia si esto lo convertimos en un mantra, repitiéndolo una y mil veces, acabaremos con la sensación de que nada podemos hacer ante la triste y cruda realidad y nos abandonaremos a nuestra indolencia y a nuestro deshumanizador egoísmo Y el mundo entonces seguirá como hasta ahora: inmerso en esa espiral de dolor, de violencia, de miedo, de sufrimiento, de injusticia…con el temor de que terminemos perdiendo toda esperanza de lograr que otro mundo pueda ser posible.