viernes, 22 de abril de 2022

Que sería....


jueves, 7 de abril de 2022

MUJERES Y PACIFISMO

 

 

En el año 2014 el ex presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, afirmó  que si hubiera más mujeres  al mando, habría menos guerras. Lamentablemente no es así porque al parecer sólo un 6 por ciento de países tienen a una mujer como jefe de Estado y a apenas un siete por ciento presidiendo el Gobierno. En total, de los 193 países que forman parte de la ONU tan sólo 22 mujeres ocupan una de las dos funciones anteriormente citadas. Esta circunstancia deja bien a las claras la discriminación que existe a día de hoy hacia la mujer dentro de las  estructuras políticas  con referencia  a   la gobernabilidad de un determinado país.  A mi personalmente me   resulta preocupante que la mujer tenga   ese reducido papel principal  en el   lugar de mando  porque estoy convencido  que las mujeres implementan más políticas para la paz que los hombres en sus mandatos. Seguro que buscarían más soluciones pacíficas; no como los hombres que tienen tendencia a buscar soluciones la mayoría de veces agresivas. No tengo duda de que en el supuesto de que hubieran sido dos mujeres en la mesa de negociación entre Ucrania y Rusia las cosas cambiarían porque ellas tienen otra postura que nace de la vida: tienen ese instinto de protegerla. Supongo que el hecho de concebir vida dentro de su cuerpo hace que la valoren y la salvaguarden más que los hombres.  En mi opinión, subjetiva por supuesto,  yo creo que las mujeres nunca han querido las guerras. Saben perfectamente cuales son los desastres de las guerras porque son siempre ellas las que han tirado del carro con las catástrofes, el exilio, con los maridos y los hijos muertos. Pero  lo triste de esta situación  es que a pesar de que  no quieran los conflictos armados, como tampoco  los provoquen,  son ellas las que más sufren las consecuencias de las guerras a cuenta de la violencia sexual que se practica con frecuencia de manera sistemática y exhaustiva. Una  latente   violencia que se alimenta del desprecio hacia la mujer, hacia su cuerpo que debe ser servil , en la paz y en la guerra. Esta execrable  violencia sexual se ha utilizado desde hace siglos como arma de guerra, pero que apenas recientemente está reconocida como un crimen contra la humanidad.

 



Volviendo al asunto que encabeza este escrito, estoy totalmente de acuerdo con  el comentario  del ex presidente norteamericano  Barak Obama porque a mi juicio, si   muchos países fueran gobernados por mujeres, las féminas  al carecer de testosterona, estoy  plenamente  convencido que  la humanidad viviría con mayor asiduidad   en convivencia pacífica; pero como sucede todo lo contrario, que son los hombres los que en mayoría presiden los gobiernos,    este hecho hace  que  su beligerante testosterona sea mostrada al exterior  con mucha frecuencia. Para  así  darse palmadas en el pecho diciéndose “aquí estoy yo que soy el más macho, el que más puede y el que más capacidad tiene para destruir y matar”. El hijo de Putin es un claro ejemplo porque  aparenta ser  un gorila macho con su testosterona en continua ebullición agresiva    y que desde  su selva particular, instalada en el Kremlin, se  está dando contundes y amenazantes   palmadas en el pecho afín   de mostrar al mundo  su capacidad demoledora y asesina. Y ya que aludo al gorila, en el fondo no dejamos de ser unos simios que  hemos crecido en inteligencia mucho más  que nuestros ancestros los primates. Pero nuestra inteligente evolución  a día de hoy resulta muy perniciosa porque esa inteligencia, que se supone debiera ser para que nuestro modo vivir resultara  más pacífico y con ello más reconfortable,  la estamos utilizando de manera equívoca para así  hacer más daño. Este erróneo "modus operandi"  ocasiona mucha intranquilidad y un miedo atroz. Resulta muy  triste  el que hayamos evolucionado muchísimo en inteligencia,  la cual nos ha servido para  crear   la ciencia,  la tecnología, la investigación, la literatura…y de todo ello nos estamos valiendo para modernizar   el armamento bélico con la finalidad de de que tenga mayor precisión y así  alcanzar con mayor probabilidad   los  pretendidos objetivos de destrucción y muerte.     Por ese continuado  enaltecimiento que hacemos  a la muerte, de manera palmaria estamos despreciando  a la vida. La industria armamentística, impulsada por la innovación constante, ha desarrollado armas cada vez más destructivas. El uso de la tecnología avanzada, es hoy en día el núcleo del desarrollo de los sistemas armamentístico. Un claro ejemplo de ello son los drones. Artilugios elaborados con material al cien por cien  tecnológico   y  que se manejan desde  control remoto, permitiendo establecer una distancia cada vez mayor entre las personas que matan y aquellos que mueren y así  limitar el riesgo de empatía por parte del agresor. Por otra parte, tengo entendido que  en la antigüedad las guerras, según consta en los anales de la Historia,  se hacían a pedradas,  con flechas y arco, o con rudimentario armamento balístico,  en cambio que aterradora  diferencia  existe hoy en día a la hora de combatir en la guerras porque  están muy presentes las bombas atómicas que resultan ser  auténticas armas de destrucción masiva y es ahí donde radica el problema peliagudo. El miedo y temor  que representan todas esas  armas nucleares que los señores de la guerra tienen almacenadas en sus arsenales son como  espada de Damocles que de continuo cuelga sobre nuestras cabezas .  Por tanto tal como he dicho al principio, la ausencia de testosterona podía ser  lo única solución  que puede salvar a la espacie humana del peligro de  su autodestrucción. Pero me temo que no va a ser así. Para nuestra desgracia, seguirá imperando ese machismo tóxico y agresivo que acapara casi la totalidad de los gobiernos de los diferentes países del mundo. Por ende,  esa necesidad imperiosa de que se apueste por la paz en detrimento de la guerra seguirá brillando por su ausencia porque el porcentaje paupérrimo de mujeres llevando las riendas del país seguirá manteniéndose como hasta ahora.