martes, 26 de julio de 2016

EDUCACION INFANTIL

La educación de los niños es un tema de vital importancia. En mi opinión, resulta axiomático el  que de la manera que  se eduque al niño, así será el desarrollo de su personalidad en el futuro. En nuestras manos está gran parte de responsabilidad de darle, mediante una educación correcta, los valores fundamentales de la vida, los cuales a mi entender hará que se conviertan en personas con mayúsculas. Desde luego que la educación de un niño no resulta nada fácil. Es una tarea bastante ardua llevarla a cabo porque representa un proceso complejo y complicado. Los padres que tengan hijos en edad infantil por experiencia propia conocerán personalmente las dificultades que conlleva su educación. En la actualidad el ritmo estresante  que impone esta sociedad tan competitiva que nos ha tocado vivir, hace que los padres no estén el tiempo necesario con sus hijos. Esta circunstancia supone que en infinidad de ocasiones los padres no se den cuenta de como sus hijos van creciendo día a día y preparándose solos para defenderse ante los futuribles avatares de la vida. Una peculiaridad   que motiva que sean los propios hijos quienes se autoimpongan su particular educación. En la mayoría de ocasiones resulta errónea porque ese proceso de aprendizaje lo van recibiendo a través de unos medios que mayormente no son los adecuados para este fin, como tampoco nada recomendables para que proyecten su personalidad y conducta hacia el futuro. Por desgracia en la actualidad tanto la televisión como Internet,  y en especial  el teléfono móvil, se han convertido en potenciales y perniciosos "instructores educativos" de los niños en general. Todos conocemos sobradamente la excesiva información tóxica que acostumbra a llegarnos a través de estos medios:  la abundancia de pornografía y  violencia gratuita son una constante, así como el impulso de consumismo. Es una obviedad el que toda esta publicidad nociva  perjudica de forma seria el desarrollo mental del niño porque  son como esponjas, ya que todo lo que reciben literalmente lo absorben. Desconozco hasta que punto de  valoración y capacidad de raciocinio puede llegar a alcanzar  su cerebro cuando va almacenado   toda esa información tóxica que percibe, pero no admite duda de que una acumulación desmesurada de la misma acabará por lastrar perjudicialmente su desarrollo mental   y estoy seguro que a largo plazo de tiempo creará dañinas secuelas en su cerebro que irán repercutiendo de manera perniciosa en su conducta adulta. Otra problemática que existen con los niños  es que éstos siempre tratan de imitar el comportamiento de las personas mayores, por lo cual es frecuente que copien sus mismos  errores. Por ejemplo, si observan que los adultos resuelven con violencia las disputas, el comportamiento de ellos tendrá el mismo rol agresivo en situaciones parecidas. Por esta razón se hace indispensable aconsejarles que traten de copiar lo menos posible los defectos para evitar que tengan luego problemas en su edad adulta. A este respecto dejó escrito hace ya 2.500 años el gran filósofo griego Pitágoras esta contundente frase: "Educa a los niños y no será necesario  castigar a los hombres". No cabe duda de que resulta  demoledora  esta máxima lapidaria del gran filósofo griego, que fue  escrita hace ya más de dos mil años y que en pleno siglo XXI aún nos invita a reflexionar con el fin de que seamos conscientes de la importancia vital que tiene educar a los niños dentro de los valores esenciales.
 
 
 
 
 
Supongo que nadie tendrá dudas acerca de  que los padres son los primeros educadores de sus hijos con la finalidad de prepararles para la vida. Pero hay una tendencia hoy en día a relegar las mayores  responsabilidades educativas a los profesores. Algo así como "cargarles el marrón a ellos" para verse liberado de obligaciones y responsabilidades de padre.  La verdad que  esta   tendencia   no la encuentro muy políticamente correcta por el simple hecho de que los padres  deben  participar activamente también en la educación de sus hijos y   escabullirse  al respecto lo menos posible. Por descontado que la escuela debe contribuir como una parte muy importante en su educación y formación integral, motivándoles e impulsándoles a desarrollar sus potenciales y posibilitándoles los medios adecuados para ello, pero bajo ningún pretexto debe  suplir a los padres. Ambas deben ser complementarias por el bien del niño. Por otra parte, la disciplina dentro del hogar resulta muy aconsejable para llevar a cabo una educación correcta. Tampoco es cuestión de que ésta sea muy  estricta para no crear en el niño un clima hostil que en nada beneficiará su conducta. Como tampoco resulta aconsejable el castigo físico porque con  las actitudes agresivas  no se suele conseguir los propósitos adecuados. Los expertos en el campo de la  psicología infantil  aseguran que los adultos que han recibido castigo físico y psicológico en su infancia tienen una cicatriz emocional  difícil de borrar y sus recuerdos más desagradables de la niñez se relacionaran con los momentos del castigo por los padres. O sea, que la educación a base de cachetes tiene secuelas irreversibles para el futuro. Es bueno saberlo y tenerlo en cuenta para no crearles traumas psicológicos en el futuro.  Por tanto, a la hora del merecido castigo, lo mejor va a ser apostar por privarle  durante un tiempo de disfrutar de aquello que le guste; como por ejemplo: ver la televisión, jugar con la videoconsola, salir a la calle, restringirle  el móvil, etc. Antes de acabar esta disertación no quiero dejar pasar por alto que a veces nos olvidamos de lo que en verdad es importante para un niño es que viva en plenitud feliz dentro de su espacio personal. Sin atosigarle para que desde ya   persiga el éxito cara al futuro creándole un clima agobiante y prematura competitividad.     Estoy seguro que esta terrible circunstancia le estará acarreando insanas consecuencias psicológicas a su temprana edad.

sábado, 16 de julio de 2016

PERDER EL TIEMPO

Cuantas veces como un mantra celestial habremos escuchado esa expresión que dice: "estás ahí sin hacer nada perdiendo el tiempo". ¿Resultará cierto  que se puede llegar a perderlo por permanecer inactivo, o simplemente es un reproche que nos hacen por nuestra indolencia? Desde mi punto de vista, yo creo que no se puede llegar a perderlo sencillamente por no tratarse de un  objeto físico; además considero que el tiempo es infinito, por tanto algo intangible que dudo hasta que punto tiene valor. En cambio, las oportunidades que el tiempo nos concede, las cuales resultan a todas luces palpables, si que se pueden perder. Por ende, ni se pierde ni se malgasta, simplemente va transcurriendo a su ritmo natural. Esa aparente perdida de tiempo es normal que se origine cuando nos encontramos ociosos porque eso va en detrimento de realizar una labor productiva. Todos conocemos que para esta omnívora sociedad tan consumista, toda persona que no esté sujeta a las pautas de producción y consumo que nos impone, en buena lid está desaprovechando el tiempo. Supongo que cada persona tendrá su particular opinión con referencia a este asunto, con argumentos muy válidos que no hay duda podrán resultarnos convincentes. A mi juicio, si en realidad se llegara a perder el tiempo, cosa que dudo, creo que sería por emplearlo en aquellas cosas que carecen de importancia personal y no están alienadas con una misión de vida. Para mí la inacción no tiene que ser una pérdida de tiempo ya que posibilita descansar y reponer energías para luego intentar conseguir nuevos objetivos, entre los cuales como una obligación, o  una necesidad, se encuentran  los que están vinculados a la productividad lucrativa. Una  productividad que a priori es lo que demanda este sistema  del capitalismo neoliberal y globalizador en el que estamos inmersos por pertenecer a un país encuadrado dentro del bloque occidental  y donde como ya he comentado, estar ociosos es sinónimo de desperdiciar el tiempo. Aunque tú afirmes todo lo contrario según tus convicciones y reiteres hasta la saciedad que no se trata de una pérdida sino hacer lo que en ese momento te pide el cuerpo. Es evidente que ocupar nuestro tiempo de forma continua en cosas importantes, en especial productivas, parece ser nuestra rutina. De lo contrario parece que emergiera una sensación de que el tiempo se escapa y tras él se fuera también la vida de manera baldía. Pienso que aprovechar el tiempo no siempre es hacer el mayor número de cosas o actividades lo más rápido posible.



 
 
La verdad que a mí me resulta bastante complejo valorar hasta que punto es real ese concepto de tiempo perdido porque como ya he comentado, sólo transcurre mientras cada uno de nosotros hacemos utilidad de él de la manera que mejor creamos oportuno emplear. Además, me parece que hay muy poca veracidad en esa expresión de que estamos perdiéndolo cuando no hacemos algo útil  porque  supuestamente  está mal visto por la mayoría. Según mi criterio personal, en el momento que va transcurriendo el tiempo, tanto quienes se encuentran desempeñando una labor provechosa como los que se hallan inactivos, todos ellos irán aprendiendo lo que verdaderamente importa en sus vidas, motivo por lo que resulta cuestionable catalogarlo como un pérdida. Esta claro que todo cuanto se hace por muy baladí que lo podamos encontrar en el fondo tiene una razón de ser y lo que  quizá la gran mayoría de personas  lo vean como una pérdida de tiempo, para esa selecta minoría en cambio  lo sienten como si estuvieran    aprovechando en plenitud, o en su defecto ganando. Según se mire. Creo que a este respecto nadie está en posesión de la verdad absoluta.  
 
Si hay algo que en la actualidad llama poderosamente la atención en referencia al asunto del que estoy hablando, guarda estrecha relación con la permanente presencia que hoy se tiene en las redes sociales,  como por ejemplo el Twitter o el Factbook; y no digamos los ipod, iphones y susodichos. De manera exponencial van creciendo las relaciones virtuales que se mantienen a nivel de amistad a través de estos medios tecnológicos. Habitualmente se acostumbra a pasar muchas horas en su presencia, principalmente chateando y la mayoría de veces son diálogos de lo más intranscendentes. Pero aún pecando de irrelevancia, para quienes les gusta mantener este tipo de relaciones no creo yo que consideren que los están perdiendo. Resulta palmario que si lo analizamos con la perspectiva de emplearlo con fines puramente productivos, efectivamente se estaría perdiendo. Pero reitero una vez más, no tiene que basarse exclusivamente en utilizarlo con propósitos lucrativos por mucho que  sea la ilusión del capitalismo.   El tiempo es lo que es. Lo único que está en nuestra manos es decidir cómo queremos disfrutarlo conforme a nuestra complacencia. Tiempo de calidad, no cantidad de tiempo esto es lo conveniente; como también resultaría apropiado, dedicar el tiempo a lo que realmente valga la pena y dediquemos a cada cosa el tiempo que se merece. Y una vez mostrado el concepto que tengo sobre el asunto tratado, espero no haber perdido el tiempo mientras escribía este texto; como tampoco quiero que vosotros lectores  sintáis que lo habéis perdido por leerlo.