martes, 29 de octubre de 2019

SE MULTIPLICAN POR DESGRACIA



Acabo de enterarme por  una noticia que  leí el otro día en un periódico que no viene ahora a cuento nombrarlo, que en España hay un millón de millonarios.  Así como lo oyen. La verdad es que me sorprendió el conocer tan sorprendente noticia. Quieras que  no a mí personalmente  los millonarios siempre me  producen cierta  atracción, no se, pero la engañosa fascinación que me sugiere su glamuroso status social me hace ver, o imaginar, que   la mayoría son  guapos, educados, encantadores, elegantes, etc;  vamos que se les supone que son el prototipo de la felicidad permanente. Aunque en realidad para nada resulta ser  así. Pero a lo que iba, que tal como digo la sorpresa fue morrocotuda al saber que tanto millonario pulula por  España. Si este país tiene, digamos que veinte comunidades autonómicas contando con las ciudades autonómicas Melilla y Ceuta, salen  alrededor de 53.000 millonarios por cada autonomía. ¡Que monstruosidad!. ¿Realmente será cierto el que se encuentre tanto millonario habitando  el suelo hispano?.  Aunque según nos dice Wikipedia,  se considera millonario a un sujeto cuya riqueza es igual o superior a un millón de unidades monetarias, pudiendo encontrarse ésta en bienes o cuentas bancarias. Está claro que tal como  lo indica la enciclopedia digital, resulta bastante probable el que todo este altísimo número  de individuos hayan logrado su condición de   millonarios en España. También hay otros datos elaborados por el banco suizo Credit Suisse que indican que en el  futuro exponencialmente van a creer los ricos, con lo cual durante los  próximos cinco  años van a subir un 42 por ciento más. Maravilloso, oiga:  Más ricos, más dinero, todos felices; ellos claro está. Porque los pobres, porca miseria  como de costumbre. Aunque bueno, el dinero  es quien ordena y manda y priori hará  lo que quiera con nuestras vidas y acabamos acatando  su lógica. Vivimos en la era del dinero, crea sus propias leyes  las cuales    terminan  por someternos y esclavizarnos.  Por esta razón sospecho que el dinero también puede ser sinónimo de infelicidad. Por lo tanto , sería conveniente enseñarles a nuestros hijos a ser felices,  no a ser ricos. Aunque también convendrán conmigo  que  la falta de dinero genera infelicidad;  sobre todo en  los casos extremos de carecer de los indispensables  recursos económicos para cubrir las necesidades más básicas de la vida.




 

Lo que está bien claro es que resulta un contrasentido el que en un futuro los ricos en España tendrán un crecimiento exponencial,  cuando  es uno  de los países con  mayor porcentaje de pobreza y exclusión social dentro de la Unión Europea. Con lo cual, aparte de ser un despropósito, resulta también un autentico  escándalo, y por supuesto una flagrante injusticia.  En mi opinión, creo que todo esta gran injusticia  viene a consecuencia directa de la mala praxis de  los políticos, y en especial de la política fiscal.  Casi el conjunto de  los ciudadanos de a pie  sospechamos que la mayoría de los ricachones tributan de forma fraudulenta y al parecer contra ésto nada se puede hacer, según  indicó en su día Pérez Boga, presidente del colectivos de inspectores de Hacienda. Yo estoy convencido de que más bien no tienen mucho interés  en hacer algo al respecto la Autoridad Fiscal  y de ahí que salga impunes de sus delitos fiscales. L amentablemente todo parece que se organiza con el fin de que los ricos prosperen y se sientan muy contentos y la mar de seguros. Y   por cierto,  también  en su día la que fuera  vicepresidenta   del gobierno del Pepé, Soraya Sáez de Santamaría, tuvo la desfachatez de declarar públicamente que era necesario perseguir el fraude de los parados. Y se quedó tan ancha la sinvergüenza . Así le fue luego  a la madame  y a toda esa chusma  PePera: Defenestrados a las bravas de la poltrona del poder.   Pero para nuestra desgracia,  una vez consumado el “acoso y derribo" contra el Gobierno del ínclito Mariano Rajoy, políticamente  “salimos de  Guatemala y entramos en guatepeor”. Pero esto es otro asunto que ahora no ha lugar.  Lo que   quizá nunca conoceremos del todo es la diversidad  de estrategias y tretas que utilizan para librarse, o en su defecto, evitar los impuestos que legalmente les corresponde tributar al Fisco. Además  son los amos y señores de los paraísos fiscales en el extranjero. Ahora eso sí,  se jactan hasta la extenuación de su patriotismo y  bandera. Faltaría menos. Yo qué quieren que les diga sobre este asunto de los millonarios hispanos?...Que a mí el que España esté entre los países de U.E. con el mayor nivel de la pobreza  y tenga tantísimos  ricachones me repatea el hígado y vísceras incluidas. Porque aparte de la supuesta fascinación que me generan estos sujetos podridos de dinero, también me causan repulsión porque todos conocemos sobradamente, o lo sospechamos, como han conseguido sus inmensas  fortunas: de forma obscena y  carentes de toda ética y escrúpulo alguno.  Que triste y dramática  paradoja resulta el que   en un país cuya pobreza es palmaria, exponencialmente los ricos progresen a cambio de que los trabajadores cada vez sus penurias aumenten.  Estos mismos currantes que son engañados, o manipulados una y otra vez por el poder establecido echándoles cortinas de humo para desviar su atención donde principalmente debieran tenerla con el fin de  acabar con las verdaderas injusticias.  Porque cortina de humo en mi opinión considero al  conflicto catalán. Mientras se siga poniendo la atención en este enquistado conflicto,  la auténtica problemática social que  afecta angustiosamente a la ciudadanía,  de forma subrepticia    se  silenciará y ello hará que la cronificación de la pobreza y la precariedad sea una infame realidad.   Y respecto al susodicho conflicto, si  esa masa embrutecida que ha sido interesadamente  lavada el cerebro por los iluminados secesionistas  de turno,  descargara toda su violencia y  rabia concentrada  contra estos energúmenos podridos de dinero, que tanta desigualdad social están creando,  cuanto no iría mejor a todos. Pero no.  Siguen erre que erre en sus incendiarias  trifulcas. ¡Que fácil resulta engañar y manipular al vulgo; como fácil resulta también enfrentar y dividir a tanto desgraciado que nació únicamente para ser explotado en el trabajo por todos esos indeseables ricos  que por desgracia crecen, y crecen, con su codicia y  su evasión de impuestos, que permiten que los pobres acaben siendo pobres de solemnidad.  Y es que lamentablemente, para elaborar un nuevo rico, se hace de imperiosa necesidad  la materia de  miles de nuevos pobres.
 
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lunes, 14 de octubre de 2019

LA GATITA MILLONARIA



Realmente me deja desconcertado a los extremos que puede llegar una persona amante del reino animal.  Que autenticas excentricidades  cometen  por un supuesto   enamoramiento enfermizo  que llegan a sentir por su mascota. La razón de  este comentario viene  a raíz  de una información que leí días atrás y que guardaba relación con uno de los mayores iconos de la alta costura; me estoy refiriendo al diseñador de moda alemán,   Karl Lagerfeld, considerado como uno de los más influyentes de la mitad del siglo XX y que falleció a principios de este año. Pues bien, este señor hasta después de su fallecimiento mostró una devoción hasta el infinito por su queridísima mascota, que no fue otra que una gata de raza  birmana. A este felino el celebérrimo y multimillonario modisto volcó todo su amor los últimos años de su vida. Un amor que a mi juicio llegó a rozar la excentricidad integral porque en cierta ocasión  este sujeto comentó  que le hubiera gustado contraer matrimonio con su gata bimana, pero como no estaba legalizada la unión no podía hacerlo posible. Oiga, patético.  No tengo noticia alguna si  habló  también de la noche de bodas. En el supuesto de haberlo comentado, allá  que cada uno  personalmente  escenifique la noche de bodas desde su propia imaginación. Pero bueno, a pesar de lo estrambótico que pueda resultarnos esta situación la cual aparenta   que el diseñador y el felino  solo fueran “pareja de hecho”, lo que resulta axiomático es que a cuenta del amor patológico  que le profesaba su dueño, el felino birmano vivía a cuerpo de rey.  Acostumbraba a viajar en avión privado y  a la hora de comer se sentaba en la misma mesa que su dueño y comía en vajilla de plata; además  disponía las veinticuatro horas del día de dos asistentes   que se encargaban de satisfacer todas sus necesidades. Nadie me negará que “Choupette”, este es el nombre de la gatita birmana, no vivía una vida idílica. Pero no queda aquí la cosa ya que  es toda una estrella de las redes sociales. Además una influencer  que cuenta con tropecientos mil seguidores entre Twitter e Instagran.  Me resulta patético que tantísimas personas sigan las peripecias virtuales de una simple gata. En fin, que la estulticia  humana no tiene ni límite, ni remedio. Pues bien,  el felino de marras,  que ya contaba con una fortuna propia  aproximadamente  de   tres millones de dólares,  conseguida por su marca de vino, su línea de maquillaje y campañas publicitarias, ahora la va a ver ampliada de forma descomunal   con los  cerca de  150 millones de dólares que como herencia le ha dejado su dueño a la minino, a la cual  consideró siempre como “el amor de su vida”  Así como lo oyen: toda esa ingente fortuna para la gatita Choupette. Aunque no se...si ha dejado su fortuna a una gata algún vacío legal habrá ahí. No creo que tan gilipuertas fuera el individuo. ¿ No creéis que estando en la jet de la falsedad y la hipocresía como estaba el insigne modisto no sabía que cuando la palmara como chacales se lanzarían a por su fortuna? Esto  de que heredara su gata no fue más que una artimaña para que no tocara ni dios su fortuna. Y me parece que funcionó. Eso creo yo.





Por otra parte, según mi criterio,  por mucho ifluence que sea y por muchos miles de  seguidores que cuente en las redes sociales el minino, nunca dejará ser simple y llanamente un animal. Y en mi opinión es como debió ser siempre tratado como tal. Considero que  están demás todas las extravagancias que se perpetren contra cualquier animal; la mayoría de veces por tratar de humanizarlos y esta conducta  considero que es atentar contra sus propios derechos.  Pero al margen de esta supuesta violación  contra los derechos del susodicho felino, está claro que cada individuo es dueño de hacer los que le plazca con su propio dinero, y gastarse los cuartos como  le sale de los cataplines. Yo no soy quién para echarle en cara a nadie cómo, o  con quien se debe gastar su dinero;  pero tal como está el mundo Facundo, con toda esa interminable legión de desesperados y  hambrientos  que se juegan la vida de forma constante como una   huída hacia delante, a través de concertinas, pateras, muros, fronteras...  pues bien les podría beneficiar esa inmensa fortuna de dinero que el excéntrico modisto lega a su gata birmana. Pero lamentablemente no ha sido este el caso, con lo cual este necesario gesto solidario ha brillado por su ausencia y toda esa legión de harapientos continúan sin tener un sitio donde caerse muertos.  Por  mucho que apeste a  demagogia, o populismo que tan de moda está en la actualidad y en ocasiones se le alude  en plan peyorativo,  lo que acabo de expresar, es la pura y cruda  realidad y como yo muchas personas pensarán lo mismo: que aparte de una extravagancia perpetrada por un individuo excéntrico,  les parecerá una palmaria iniquidad. Pero por desgracia las grandes injusticias  a lo largo de las historia de la humanidad se han ido sucediendo una tras otra. ¡Y lo que te rondaré, morena!. En una  sociedad distópica  como a mi juicio considero que  resulta la actual y   donde los algoritmos controlan nuestra vida, y el egoísmo y la falta de toda empatía predominan,  no es de extrañar que predomine la iniquidad de forma permanente. Por esta razón surgen individuos como este tipo, que su egoísmo y su egolatría, por muchos que quiso hacernos ver que amaba incondicionalmente y sin límite a su gato, no dejó de ser un ejercicio ególatra de autoveneración.   Y para mí  desde luego una estupidez supina en toda regla  el legar tan inmensa fortuna a su gato. ¡Ay si levantara la cabeza el ilustre genio y científico alemán, me estoy refiriendo a Albert Einstein, que dijo : “Hay dos cosas infinitas el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. A ciencia cierta estaba seguro que la estupidez resultaba infinita, y con toda probabilidad esta frase la escribiera a finales del siglo diecinueve, o principios del veinte y ya intuía lo imperecedera que resultaba la estupidez en el ser humano. Tal como indico,  de levantar la cabeza  de ipso facto volvería a su tumba para no ver  in situ     la gran estulticia que a día de hoy predomina en todos los sectores de la sociedad, o  el mundo  en general. Como también de la vida en particular de cada individuo. Un ejemplo obvio es el personaje  del que hablo en este texto, que hizo de su mascota el centro del universo, y  cuya manera de actuar me perece que está sujeta un poco a decisiones propias de enfermos mentales que mueren en la misma soledad en que vivieron toda su vida. Por estas razón, nunca debiéramos  criticarlos,  sino más bien compadecerlos.

 
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