martes, 20 de julio de 2021

Amar


martes, 13 de julio de 2021

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martes, 6 de julio de 2021

HOMOFOBIA



Parece ser que en los últimos cinco años la homofobia en España está creciendo   a pasos agigantados. Raro es el día que no aparece en los medios de comunicación el titular de un  ataque homófogo.  Uno de estos execrables ataques ocurrió la pasada madrugada del día 3 de julio  en la ciudad gallega de A Coruña y que acabó en  asesinato. La víctima fue Samuel Luiz Muñiz, un joven de 23 años que al grito de “maricón te vamos a matar” una horda de abyectos individuos de forma cruel y cobarde lo apalearon hasta arrebatarle la vida. ( Me resulta  muy  triste y terrible el  que la última palabra que oigas en tu vida se la palabra maricón expresada con total odio y  desprecio) . Según los amigos de la víctima, todo sucedió a cuenta de un mal entendido con el móvil. Probablemente la chispa que encendió el conflicto fuera este artilugio, pero yo estoy plenamente convencido que la verdadera causa de la agresión y asesinato fuera por  su supuesta condición de gay. Condición que aún muchos intolerantes no aceptan, de ahí la constante violencia  con consecuencias trágicas  que ejercen sobre esta clase de  personas.  Me parece muy triste y preocupante el que por tu orientación sexual, distinta a la que  los retrógrados imponen  como la  "sexualmente  correcta",  puedas poner  seriamente en peligro tu vida. Pero es de recibo el reconocer que  esta violencia actual ejercitada contra los homoxesuales    no viene de ahora, sino de muchos siglos atrás porque tradicionalmente  se la ha perseguido y condenado.   Los intolerantes con sus ideas retrógradas  la han juzgado  desde siempre como una enfermedad que había que erradicar o mantener terapias de conversión. Aunque parezca anacrónico,  hoy en día existen varios países que criminalizan las relaciones de personas del mismo sexo porque las han  tipificado como un grave delito que puede ser castigado con la muerte. Los países que procesan de forma mayoritaria la religión islámica  son muy proclives a ejecutar la pena de muerte en estos casos. Por suerte en España no se llega a tales extremos; digamos que  no a nivel institucional, pero en cambio a nivel de sociedad sí porque  abundan  sujetos de palmaria vileza que acostumbran a cometen crímenes homófobos.    Normalmente  todos estos ataques contra la comunidad gay  son alentados   por los discursos de odio que la mayoría de veces llegan desde las altas esferas políticas. En especial  del partido político VOX, auténticos voceros de la arenga xenófoba, homófona  y racista. No hay duda de que el discurso homófobo de algunos políticos, religiosos y medios de comunicación fomenta un clima de intolerancia y discriminación con las personas LGBTI.  



Me parece tristísimo  y no menos  indignante que se le pueda arrebatar la vida a una persona, o se la insulte y humille, por el simple hecho de mostrar amor o deseo a otra persona se su mismo sexo.  ¿Acaso el amor está hecho con fines exclusivamente de procrear?  En mi opinión radicalmente no. Amar tiene otras connotaciones que van más allá de la procreación. . Además debe imperar la libertad sexual como un derecho de amar a quien  se quiera y como se quiera Pero lamentablemente hay personas que no lo ven así. Para ellos lo  correcto y natural   en la relación de pareja  de sexos diferentes.   De lo contrario lo ven como una aberración sexual a la que se creen con  todo el derecho  que agredir y humillar. Lo que debe quedar bien  claro es que amar jamás se le pude considerar un delito.  Pero aparte de la intrínseca forma tan perversa que tienen de actuar  todos de estos sujetos homófobos en España, habría que señalar a  los primeros culpables de que esto ocurra; me estoy refiriendo a los políticos que están al frente de las instituciones  y que en vez de desarrollar acciones orientadas a fomentar el respeto por la diversidad sexual, tal  como ya indico arriba, se dedican a alimentar el discurso del odio.  Discursos  que se vienen dando muy a menudo tanto en los medios de comunicación  como en la redes sociales; estás ultimas son a día de hoy autenticas letrinas donde descargar y alimentar todo este tipo de  despreciable inquina. Chapoteando en las hediondas aguas de  esas  letrinas  es donde  se hallan  todos estos responsables de  los ataques homófobos, lo cuales normalmente    acostumbran a  derivar en cruel violencia e incluso asesinatos, tal como sucedió con  el susodicho joven de A Coruña. A veces me da por pensar que si existe la homofobia y sus execrables episodios de violencia es seguramente porque hay gente no está ni cómoda ni acepta su propia existencia  o su orientación sexual.  Por tanto necesita destruir a los demás, en especial a personas de condición gay, por que el hecho de  humillar y agredir a una persona de esta orientación sexual   es como si  trataran  de rechazar su propia condición  y reprimir sus propios sentimientos,  y con ello aplacar su naturaleza. La vida es así de compleja y terrible. Pero desde su complejidad, ante todo debe primar  el respeto hacia los demás. Porque ya se sabe que nuestra propia libertad debe empezar donde acaba la de los demás. Bueno, eso en la teoría suena rimbombante  y no menos sugerente,  lo triste de todo ello es que se pone en práctica muy pocas veces y por esta razón padecemos las infamias de una sociedad excesivamente cargada de intolerantes que practican la violencia a menudo guiados por un odio cerval . Los castigos ejemplarizantes en estos casos sería una medida persuasiva para futuros agresores  homófobos a fin de que se lo pensaran dos veces a la hora  de atacar de manera salvaje  a una persona. Pero lamentablemente el sistema jurídico de este país no es muy dado a los castigos ejemplares en este asunto. De ahí que se repitan los crímenes y ataques homófobos con demasiada asiduidad.   Poner en práctica esa máxima que dice: “vive y deja vivir”  sería lo ideal y  lo más importante  a día de hoy, pero resulta una auténtica utopía ponerla en práctica porque la intolerancia y el odio  de forma muy constante, a nuestro pesar,  campean a sus anchas en esta  sociedad enferma de intolerancia.