miércoles, 20 de abril de 2016

LOS NIÑOS DE LA GUERRA

A mí personalmente me causa infinita tristeza esas imágenes donde queda reflejado todo el drama que están sufriendo los niños atrapados dentro en un conflicto bélico. Resulta bastante evidente que en situación de guerra los niños son los  más vulnerables porque sus vidas de continuo están en peligro  expuestas. La verdad que ese mito der los naufragios donde primero se opta por salvar a los niños y luego las mujeres, tal como ocurriera en el hundimiento de Titanic, cuando se trata de una situación bélica esta ley no se cumple; en cambio paradójicamente  la vida de los menores es la primera que más peligro corre  debido a su incuestionable vulnerabilidad. Por otra parte, tampoco en las mujeres se cumple ese código ya que éstas acostumbran a ser un ´"botín de guerra" muy codiciado por uno u otro beligerante bando. Cuando sucede esta infame circunstancia, contra ellas se comete de forma sistemática una de las agresiones más denigrantes que puede soportar una persona como es la violencia sexual. Está claro que por  desavenencias o intereses de unos y otros, normalmente son los varones quienes hacen que se desencadene un conflicto armado, pero a priori los niños y las mujeres son quienes sufren con mayor crudeza los estragos que causa la guerra ("ese monstruo grande que  pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente", tal como indica con gran acierto en una de su célebre y reivindicativa canción el músico y compositor argentino León Gieco)






El Derecho Internacional Humanitario y el derecho de los Derechos Humanos garantiza una protección especial a los niños, pero es obvio que en situaciones de guerra se ignoran estos derechos en beneficio de actos sanguinarios. Por esta razón los miles de niños que se encuentran envueltos en conflictos bélicos, debido a esa falta de protección, de continuo son    potenciales  víctimas mortales. Al parecer son millones las personas civiles que resultan muertas o heridas durante los combates, y desgraciadamente más de la mitad de esas víctimas habitualmente son niños. Según un demoledor informe de UNICEF, en la última década han muerto unos dos millones de niños y alrededor de doce millones han resultado heridos o han quedado discapacitados. Se trata de horrendas estadísticas que una vez más confirman de manera axiomática lo vulnerables que llegan a ser los niños involucrados en un conflicto armado. Otra perversa circunstancia que en estos casos se da, es la utilización que se hace de los niños como soldados. Su reclutamiento, muchos de ellos a la corta edad de diez años o hasta de seis, es ilegal, cuando no forzado porque literalmente son secuestrados para luego adiestrarles y convertirlos en auténticas máquinas de guerra. Suelen resistir sin sentir dolor físico y a la hora de combatir son los más atrevidos porque sin el menor atisbo de miedo o temor arriesgan sus vidas para plantarle cara al enemigo o van a campos minados precediendo a las tropas mayores; además son capaces de ejecutar a cualquier miembro de su familia y amigos si un mando del ejército se lo ordena. Una infancia  destruida lamentablemente  es lo único  real que ha de quedar de toda esta infamia.
 
Resulta palmario que donde más actualidad  cobra este terrible asunto de los niños de la guerra, o  el que más páginas ocupa a día de hoy en los periódicos, está relacionado con el conflicto armado de Siria. Cinco años seguidos lleva este país inmerso en una devastadora y fratricida guerra, donde al parecer por cada cien muertos que deja un ataque, unos veintisiete de ellos son menores. No hay duda de que las bombas que utilizan de forma indiscriminada y desproporcionada va en contra de la población más vulnerable: niños, mujeres y ancianos. Aunque tanto el gobierno del sátrapa  Basahr al Assad como  las fracciones rebeldes afirmen que los objetivos de sus bombas y proyectiles son únicamente objetivos militares. Entonces conjeturo que se tratará de los inevitables daños colaterales : ese siniestro eufemismo con el que tratan de excusar la matanza de civiles los malditos señores de la guerra y sus adlátres. Por otra parte, lo que también hoy día me está resultando muy desgarrador es observar todas esas imágenes que nos llegan a través de los medios de comunicación de los refugiados sirios, donde se encuentran entre ellos miles de niños mostrando una fragilidad aterradora. Son niños que junto a sus padres han escapado de ese auténtico infierno en que han convertido a ese país castigado durante un lustro    por una violencia cruel. Se trata de una huida desesperada donde a veces se juegan la vida, pero esta no es razón contundente para desistir: sus ansias de dejar atrás el horror les empuja a huir hacia adelante con dirección a Europa. Pero esta vieja Europa, que tan democrática y humanitaria se considera y a su vez tanto se jacta en su defensa a favor de los Derechos Humanos, los recibe con inusitada hostilidad, los abandona a su desdichada suerte y como remate final acaba  llegando a un vergonzoso acuerdo con Turquía con el fin de lavarse las manos y a su vez expulsarlos progresivamente de su territorio. Es evidente que este comportamiento insolidario que la Comunidad Europea muestra con los refugiados sirios   es una señal inequívoca que no les quiere y los rechaza. Resulta palpable que a estos incompetentes  y cínicos  dignatarios europeos por desempeñar  políticas nauseabundas,   les trae al pairo el que millones de niños sigan sufriendo una tragedia humanitaria de grandes dimensiones en un país donde no tienen acceso a la educación ni a la sanidad, como tampoco a un entorno seguro. Es una obviedad que frente a los horrores de la guerra, los niños están sujetos a profundos traumas y emociones que los marcará psicológicamente para siempre. En mi modesta opinión creo que se trata de heridas emocionales y me temo que van a ser difíciles de cicatrizar y por consiguiente tendrán serias repercusiones en su vida futura. Lo que también deja bien a las claras es que mermará su confianza en los adultos y con el agravante añadido de que al ver que las personas mayores arreglan sus diferencias a base de violencia atroz, ellos tratarán de copiar los mismos errores en un futuro.