miércoles, 12 de septiembre de 2018

LA VIDA SIGUE IGUAL

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Bien es cierto que  muchos de nosotros  sentimos un gran alivio cuando al fin pudimos libramos de las medidas  antipopulares que imponía el Gobierno del Pepé  a cuenta de la austeridad de sus políticas. Como también es muy cierto que les pasó factura la corrupción sistemática dentro del partido y su mala praxis en cuanto a la gestión económica.  Esta  circunstancia no me cabe duda de que  ha sido la razón principal por lo que   Mariano Rajoy y  su séquito  fueran desalojados de la poltrona del Gobierno. Como sobradamente  conocéis,  fue a principios de verano cuando se llevó a cabo este desalojo  después que  la moción de censura,  capitaneada por el advenedizo  Pedro Sánchez, saliera adelante. Por lo tanto, esa obsesiva ansia de querer ser presidente del gobierno de la nación a toda costa, pactando sin el menor recato  hasta con la sursum corda para lograrlo, le quedó complacida. Y ahí está apoltronado Pedro Sánchez,   más ancho que largo, gobernando en minoría y aguantando el temporal como puede ya que le llegan vientos huracanados de todas partes. Hay un refrán que dice que los favores se pagan. Esto es lo que le sucede en la actualidad, porque en mi opinión  los políticos quienes le ayudaron a trepar hasta tan excelsa poltrona ahora le están viniendo con exigencias por que las alianzas nunca salen gratis al haber muchos negocios e intereses políticos de por medio. Es obvio que si no atiende a los requerimientos que demandan sus aliados   en  el complot de la moción de censura, me temo que el Pesoe con su mandamás a la cabeza  van a tomar de la misma medicina que el anterior Gobierno defenestrado. Y sino al tiempo.  Y es que cuando se toma el poder con tan controvertidas formas,   por mucho que resulte exquisitamente democrático y constitucional,  la espada de Damocles  va estar siempre  pendiendo sobre sus cabezas. Pero hay que reconocer que a pesar de  la políticamente incorrecto que resulta  el ser nombrado presidente de la nación no a través de la urnas, sino por medios nada ortodoxos como  el acoso y derribo,  la mayoría queríamos y necesitábamos un cambio de Gobierno con el fin de revertir la situación social que tan adversa y tan dramática resultaba para los más desfavorecidos de la sociedad. Y todo por culpa de las políticas torticeras que aplicaba  el anterior Gobierno.



 
 
A día de hoy, quien más o quien menos se halla   expectante y esperanzador  con los aires de cambio  que es de suponer nos lleguen del actual Gobierno presidido por  el líder del Pesoe  Pedro Sánchez Pérez-Castejón.   Bien es cierto que lleva poco tiempo en el cargo,  por lo cual no se puede valorar ni juzgar debidamente la brevedad de su mandato. Además es un hecho de que está condicionado por esa falta de mayoría parlamentaria sólida y estable para poder apoyarse en ella. Pero está circunstancia no es óbice para analizar la situación social y económica que vive en la actualidad este atribulado país   y comprobar que aparentemente nada ha cambiado en estos cien días de mandato del nuevo gabinete   y  que “la vida sigue igual",  tanto con el Pepé como con el Pesoe.  La supuesta recuperación económica de la que tanto se jactan en vociferar los políticos de uno u otro bando, lo único que ha generado es una desigualdad aún mayor que antes de la crisis y ha favorecido por triplicado  más a los ricos que a los pobres. Por desgracia   los más pobres  siguen estando  excluidos de la sociedad del bienestar  y  sufriendo con idéntica virulencia las mismas penurias de costumbre. Luego están los catalogados como  “clase media”,  la mayoría de ellos haciendo malabares de tiburón financiero para conseguir que el mísero salario que perciben  pueda llegar a fin de mes. Pero sucede que  la mayoría ni aún estirándolo al máximo, casi hasta quebrarse,   consiguen llegar. Está claro que se continúa aplicando las injustas políticas económicas, fiscales y laborales,  razón por la cual sigue aumentando la pobreza severa en España.     Los niños  son a quienes más afecta esta problemática ya que por desgracia en este país tres de cada diez niños se hallan en situación de extrema pobreza.  Lo más triste de este escenario es que nos hemos acostumbrado a ver titulares sobre la pobreza y a leer datos estadísticos acerca de la misma que ya no sorprende en demasía y la realidad es que todavía queda mucho que mejorar en España. Como por ejemplo  el tema de los jubilados.  El hecho de haberles aumentado de forma ridícula e indignante la cuantía  de sus pensiones estoy convencido de que al comienzo del otoño volverán a tomar la calle en defensa del  cobro de unas pensiones dignas. Por consiguiente los nuevos inquilinos de la poltrona del Gobierno  sospecho que van a recibir la llegada del otoño con  de esta “patata caliente” entre las manos,  la cual no es más  que un maldito legado que les dejó el Pepé.   Así podrán compatibilizar este conflicto  social de los pensionistas con el de la pesadilla de los independentistas catalanes que siguen erre que erre montados a lomos de su quimera y no hay quien los apee. A mi juicio,  a la postre lo único que lamentablemente están consiguiendo los  separatistas es mantener esa cortina de humo donde poder ocultarse los políticos para no atender los verdaderos compromisos que urgen a este país. Por descontado que también esta problemática secesionista  es otro legado que como "dádiva envenenada"   a todos nos dejó el ínclito Mariano Rajoy y sus séquito de  peperos. Por consiguiente, según mi criterio,   la problemática  situación social, económica y laboral de este país continua transitando por los mismos derroteros  que los del destituido Gobierno.  Poco, o casi nada, confío en las huestes del Pesoe, con Pedro Sánchez acodillándolas, para revertir a corto plazo tan nefasta situación por mucho que se llenen la boca públicamente de buenos propósitos y mejores intenciones.   Me temo que  toda su engañosa charlatanería es  simple y llanamente demagogia y postureo con fines electoralistas.  De sobra saben que su actual legislatura es un "tente horno mientras cobro". Por otra parte, hasta el más incauto sabe que lo único que persiguen   los políticos   es exclusivamente el de medrar para enriquecerse,  y a la mayoría les importa un ardite el que sea a través de intereses espurios la manera de lograr sus objetivos.  Hay una frase imperecedera que escribió el periodista y escritor norteamericano, Ambrosie Bierce, la cual define  de forma atinada la política con una frase que dice lo siguiente: “La política es la lucha de intereses disfrazada de debates de principios. Gestión de los asuntos públicos   con vistas al beneficio privado”.  Sin duda acertó de pleno con su definición. Es obvio que la ambición y el engaño forma parte de la naturaleza de toda esa heterogénea  caterva política que  a día de hoy  se ha instalado  dentro del hemiciclo del Congreso de los Diputados y hacen que la mentira sea un instrumento más a su servicio.
 
 
 
 

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