lunes, 10 de octubre de 2022

Sin regreso


martes, 4 de octubre de 2022

REFLEXIONES DISPERSAS III

 

REFLEXIONES DISPERSAS III



No lo entiendo.

 

Vamos a ver que yo lo entienda…Resulta que en este país, hablo de  España, es obligatorio ponerse la mascarilla cuando estás  dentro de los trasportes públicos, o en los hospitales, ambulatorios  y farmacias. Cosa que en otros países no es así, dejan a las responsabilidad de los ciudadanos que se pongan o no las mascarilla. Y no entiendo la verdad el  porqué al otro lado de nuestras fronteras no es obligatorio y aquí sí. Entiendo y comprendo su obligatoriedad en el interior de  los hospitales porque allí dentro toda prevención y protección debe ser  necesaria y aséptica al cien por cien  por el bien de los enfermos por ser extremadamente vulnerables a todo tipo de infección, pero que en farmacias y transportes públicos sea obligatoria, estoy totalmente en desacuerdo. Máxime cuando no es obligatoria  en estos abarrotadísimos  macroconciertos que se organizan últimamente donde pueden concentrarse unas 20.000 personas divirtiéndose y escupiéndose los unos a los otros…¿Y lo de los campos de futbol llenos hasta la bandera, allí dentro todo quisqui fororo  gritando  y ni dios con mascarilla?...En cambio en un pacífico autobús medio vacío si que es obligatoria. Toda una aberrante contradicción, sin duda. Dice la ministra que ordena y manda en el tema de las mascarillas que las quitarán cuando los aconsejen los expertos, ¿Quiénes son esos expertos que parecen “el hombre invisible” porque nunca se los ve?  ¿Y los expertos de todos esos países más avanzados que España que han dicho que no son obligatorias, que pasa con ellos, que son más tontos e ineptos que los hispanos? Lo que sucede es que quieren que sigamos sintiendo el aliento de su autoridad soplando detrás del cogote. Verdaderamente todo estos me está creando una severa animadversión contra las autoridades españolas por esa obstinación interesada de reclamarme obediencia ciega. ¡Oye, pues no!  Porque apelar a la responsabilidad digamos que es democrático, en cambio obligar sin razones objetivas o convincentes  viene a ser más bien dictadura.








Pánico

 

“Hay momentos en que me entra auténtico pánico el pensar simplemente en que llegue al fin ese día en que los idealistas dejen de ser Quijote para hacerse cuerdos Alonsos. Entonces, sí, conseguiremos ser juiciosos, o auténticos pragmáticos que poseeremos un sin fin de “cosas materiales”, y seguro que estaremos exclusivamente al servicio del dios dinero. Pero lamentablemente habremos perdido las “ideas” y el sugerente y hermoso poder de soñar, que es la mayor de las desgracias. ¿Por qué dime tú, si desaparece en nuestra vida el deseo de soñar, qué nos queda? Soñar es sinónimo de ilusión, de esperanza…y obviamente vivir sin esperanza no es vivir. Es acaso una forma de dejar abiertas las puertas de nuestra existencia para que la invadan fácilmente todos esos individuos de mentes planas, tóxicas, negacionistas y con peligroso poder.

 

Acerca de la pobreza.

 

Tres de cada cuatro familias en España tienen problemas para llegar a fin de mes, según una encuesta de solvencia familiar  elaborada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Vamos que poco falta para que  en su totalidad  la mayoría de familias españolas se hallen en esta terrible situación. Con estos datos no es de extrañar aproximadamente unos 15 millones de personas en España estén en riesgo de pobreza. Se considera vivir en la pobreza, o ser extremadamente pobre, cuando no se dispone de los recursos materiales, culturales y económicos necesarios para satisfacer las necesidades básicas. Es evidente  que desde el inicio  de la pandemia, las condiciones de vida de ciento de miles de personas, o familias, han experimentado un revés considerable en su economía doméstica. Esta circunstancia ha ocasionado el que se viva  en una situación de carencia material severa. Y ahora con la inflación por las nubes les condena aún más a sobrevivir en el umbral de la pobreza. Porque la inflación golpea con mayor violencia a los más pobres originando su disminución de poder adquisitivo. Aunque ciertamente, y desde mi punto de vista, subjetivo por supuesto,  no veo yo que la inflación actual estés causando verdaderos estragos. Por que está claro que el proceder de la ciudadanía bastante en general no  da muestras de estar afectada de pobreza extrema, más bien todo lo contrario.    Y a las pruebas me remito.  No se si es una gran minoría selectiva, o está bastante generada entre la ciudadanía, el caso es que  la forma de vida en esta sociedad del bienestar en apariencia  da muestra de ser vivida a todo lujo. Y a las pruebas me remito  cuando siempre está en alza la demanda de asistir  a  restaurantes, espectáculos, viajes, eventos deportivos, etc. Con costes a veces elevadísimos su asistencia.  Por lo tanto esta circunstancia contrasta con  la estadística acerca de la pobreza en España  arriba reseñada y  por esta razón  podría  ser cuestionada   su credibilidad.