viernes, 20 de julio de 2018

MUSULMANAS



Como  el verano es esa época del año en que habitualmente    las temperaturas que se registran son de extremado calor,    lo normal es que   tratemos ir  lo más ligeros   de ropa posible y es que  para combatir el asfixiante calor todo  es poco. Pues bien,  de esta guisa íbamos vestidos  la totalidad de personas que viajábamos días atrás en  un vagón del metro  a excepción de una mujer origen musulmán que cubría todo su cuerpo con el tradicional hijab. Únicamente tenía al descubierto su cara.  La acompañaba, pongamos  que  su  marido, un tipejo que vestía plácidamente  bermudas y camiseta de tirantes y se calzaba unas cómodas chancletas. Vamos, que muy "fresquito" iba este individuo  con tan ligero atuendo.  En cambio su infeliz mujer todo lo contrario, tal como indico.    Estoy convencido de que aquella exótica vestimenta hasta lo indecible  la estaba causando   una sofocante sensación de agobio. Y esta es otra, llevaban los bártulos que se utilizan para ir  de playa. Es de suponer  que al llegar  ambos al arenal,  el caradura de su marido se quedaría vestido únicamente con el bañador para darse sus placenteros  baños en el mar, o ligarse un buen bronceado. Pero  me temo que  la desdichada mujer  desgraciadamente volvería de nuevo a ser la excepción . No me cabe   la menor duda de que en la playa  seguiría envuelta en su  vestimenta sufriendo estoicamente  un calor insoportable. Aunque también  puede que   se decidiera  salirse del rol asignado y  con ello meter sus pies dentro del agua. Por  supuesto que  levantando su vestido  únicamente  hasta las rodillas  por temor a   ofender yo no se si al autoritario marido  o a la religión que procesa. Respecto a este último comentario, al parecer hay mujeres integradas en esta misma  religión que son “sutilmente atrevidas” y optan por   meterse  enteras  dentro del  agua; pero eso sí,  envuelto todo su cuerpo en un atuendo especialmente diseñado para las mujeres musulmanas al  que se le conoce como “ burkini” y  lo único que deja al descubierto son la cara, manos y pies.  No es extraño que   suelan coincidir en las mismas playas estas mujeres que se cubren con el burkini y las otras que sin recato ni prejuicio alguno cubren una pequeña parte de su cuerpo con el sugestivo bikini,  y cuando no  van  en topless.    No veas el contraste que produce ver  semejante cuadro. Las reacciones que esta situación provoca suelen ser de incredulidad  o de tomarlo en plan de risa. Depende de como personalmente lo coceptúes. Lo  que no admite discusión alguna es que se trata  de   dos formas paralelas y antagonistas de  sentir el pulso de la vida acorde a unas creencias religiosas.   




¿Alguien lo duda?
 
A veces dudo de si estas mujeres que visten así y se comportan de esta manera tan sorprendente, más que  víctimas de sus maridos, son presas de sus prejuicios o de la ignorancia por la desinformación y el fanatismo que profesan a unos dogmas religiosos. Muchas mujeres dicen que visten voluntariamente este tipo de atuendo como  signo de identidad. Puede que sea cierto,  no soy yo quién  para desmentirlo.  Pero  lo que considero palmario  es que estas  prácticas  con tintes sexistas del islán son un retraso para una sociedad que no ha evolucionado, con lo cual  a mi juicio echa por  tierra  todas las conquistas que a través de los siglos  las mujeres han ido logrando en su lucha contra  machismo imperante. Aunque supongo que muchas de estas mujeres musulmanas no creo que se cubran su cuerpo con tal vestimenta porque quieren, más bien por seguir un modelo sexista que les trata como inferiores. Pero  como ya he indicado, el fanatismo y la ignorancia son los verdaderos culpables de este tipo de conductas y creencias. Y por supuesto que también hay que culpabilizar al machismo que tan inseparable resulta de la religión musulmana. Aunque a este respecto,  tampoco la religión cristiana  se ve libre de esta infame lacra. Sólo es cuestión de leer   pasajes de la Biblia para comprobar in situ que igual que   el Corán también este libro sagrado está plagado de frases machistas donde claramente conceptúan a la mujer como un ser inferior. Pero según mi criterio la religión cristiana, a pesar de que su contumaz machismo  se resista a desparecer, se ha visto en la obligación de ir evolucionando progresivamente para adaptarse a la realidad de su tiempo; en cambio la religión islámica parece seguir estancada en sus orígenes medievales debido al fanatismo radical de sus fieles seguidores que no están dispuestos a evolucionar.  Yo creo que  más bien es una involución perenne y este hecho hace que  su comportamiento sea el de   auténticos “talibanes” tal como se puede comprobar de continuo  por circunstancias como la que a principio he comentado. Pero en definitiva, ambas religiones son patriarcales y, por consiguiente, opresoras para la mujer.  En España, como en la mayoría de los países occidentales,  supuestamente democráticos, es obvio que existe libertad de culto con lo cual a nadie se le prohíbe   poner en prácticas sus ideales en cuanto al dogma de fe que profesan, pero no estaría de más, que también se adaptaran un poco a la sociedad que les acoge, a sus usos y costumbres. Unos mínimos que no les resultaría difícil ni problemático alcanzar si realmente están dispuestos a lograrlos.  Porque no se trata de obligar ni de prohibir por mandato o sentimiento xenófobo, sino más bien de  capacidad de integración y de sentido común. En mi modesta opinión, más allá del sufrimiento que supone para la mujer musulmana cubrir todo su cuerpo con estos  atuendos cuando más arrecia la asfixiante canícula estival,  es lo vejatorio e insultante que  resulta  para todas esas mujeres cuya lucha por la igualdad y en contra de los prejuicios machistas sigue siendo una constante.  A mi juicio resulta un axioma el que todo estos  atuendos tradicionales de origen musulmán: el burkini, niqab, chador, hijab, etc.   son símbolos políticos o religiosos de la opresión y  no dejan de ser un afrenta contra las mujeres  porque  representan la escenificación de su esclavitud al hombre. Y en especial el vejatorio burka.  Cuando las veo cubiertas con este velo integral, irrefutablemente   es como un rejón clavado en el corpus de todos los valores y los derechos representativos de la mujer. 

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