jueves, 23 de febrero de 2017

LA INFANTA DE ESPAÑA (Y CONSORTE)

No creo que a nadie debió sorprenderle la suerte que corrió la Infanta Cristina de Borbón al ser declarada no culpable de la trama del caso Noos por el Tribunal de la Audiencia provincial de Palma. ¿Acaso había algún ingenuo que dudaba de su absolución? Es evidente que por tratarse de una persona de tan alto abolengo que forma parte de la realeza de España, era imposible que el tribunal le impusiera pena de prisión alguna, estuviera o no implicada en tan nauseabundo asunto. Por consiguiente son escasos los daños colaterales que ha sufrido la monarquía, esa institución la que personalmente considero a día de hoy anacrónica. Muchas son las dudas que me asaltan acerca de  el papel político y social que desempeña, o representa,  en la actualidad la controvertida Monarquía en un sistema democrático como es el nuestro. Aunque de lo único que sí estoy seguro es que los españoles como si de un vasallaje medieval se tratara, obligatoriamente tenemos que pagar los tributos correspondientes en forma de impuestos para sufragar los gastos a esta gran familia para su exclusiva formación. Y es que prácticamente todos los miembros que tienen vínculos directos con   la realeza , de las partidas presupuestarias destinadas a la Casa Real, trincan cada uno de ellos un buen dineral. Pero por lo visto al consorte de la Infanta de España, Iñaki Urdangarín,   no le debía  llegar  el dinero necesario para hacer  frente a todos los gastos que requiere el disfrutar  de una vidorra de lujo, tanto él personalmente como el resto de toda su gran prole. Supongo que esta debería ser la  razón por la que, junto a su socio y cómplice Diego Torres,  con alevosía y nocturnidad metió mano a las arcas del erario público. Precisamente por este delito  de corrupción   la Audiencia provincial de Palma le ha condenado a seis años y tres meses de prisión, más una multa de 512.000 euros. De hecho, también a la Infanta la han impuesto una multa de 265.000 euros. No se por qué me da a mí que el dinero que  ha de pagar  ambas multas va a salir de los maltrechos bolsillos de las españoles. Lo que tampoco  se muy bien es a cuento de  qué vienen ahora montándose el  paripé con la irrisoria multa de la Infanta.  ¿ Pero no  la declararon inocente de todos  sus delitos fiscales de los que  la acusaban valiéndose  del "yo no sabía"; "yo no me acuerdo"...?  Por otra parte, muy raro y sospechoso me parece a mí  toda esta desmemoria de la olvidadiza Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia a la que todos los españolitos y españolitas la han pagado una licenciatura en Ciencias Políticas y un Master en relaciones internacionales y que  de la noche a la mañana se  convirtió en una pobre  ignorante que  gastaba a tutiplén y no le preguntaba a su consorte de donde procedía tanto dineral. Lo único claro que ha quedado es que su espuria ignorancia la ha librado de ingresar en el talego.   ¿No nos estarán tomando el pelo, o se estarán riendo a la jeta de nosotros con toda esta pantomima jurídica que llevan montándose desde hace un montón de años para acabar con estas condenas y multas tan grotescas? A mi criterio, cuando se trata de juzgar a personas de tan alta alcurnia, al sistema jurídico le trae al pairo lo que piensen o dejen de pensar los españoles. Por consiguiente las merecidas sentencias condenatorias de cárcel acostumbran a brillar por su ausencia.
 
 
 
 (Archiconocida canción de Nino Bravo que ni pintado viene para la ocasión esta versión actual)

 
Respecto a Iñaki Urdangarín y su condena por haber afanado alrededor de seis millones de euro del erario público, me temo que judicialmente este caso no va a terminar aquí, por mucho que nos parezca que la sentencia condenatoria   haya resultado para  nada  severa. Sus abogados van a recurrir al Tribunal Supremo hasta agotar todos los recursos necesarios. Supongo que este organismo jurisdiccional no acabará  permitiendo que se vaya de rositas. En cambio estoy convencido de que acabarán por rebajarle su tiempo de condena. Sospecho que se va a quedar en la mitad la sentencia. Y si no al tiempo. Una vez agotados todos los recursos de apelación con toda probabilidad ingresará en un centro penitenciario. Pero no se vayan ustedes a pensar que será una cárcel de alto riesgo. En absoluto. Será una prisión a la carta. Para que esto se haga  realidad  ya se están encargando de ello sus abogados. Tratan de buscarle un centro penitenciario que debe contar con presos poco conflictivos, con módulos de respeto y estar cerca de la residencia familiar. O sea que lo más cómodo y tranquilito para que el desdichado se sienta allí dentro  la mar de a gusto. ¿Módulos de respeto solicitan? En mi opinión creo que se merece el mismo respeto que él tuvo cuando robó todo ese dinero público con una mezquindad e insaciables tragaderas de cojones.  Lo que resulta palmario  es que estos privilegios penitenciarios que pretenden conseguirle sus abogados es una flagrante discriminación hacia el resto de los   presos.  Pues bien, una vez que ya esté acomodado a su gusto dentro del talego, sólo le quedará esperar que ocurra lo previsible y habitual en los casos en que el enchironado es un sujeto de alta alcurnia. Lo que se imaginan: " que por su buen comportamiento";  que si es preso ejemplar; que si patatín, que si patatán.. vamos, que al final poco más de un año dentro del  talego y  a la calle. Una vez fuera, para no ser pieza codiciada que persiga de continuo los paparazzis o carnaza para ser triturada en las tertulias catódicas, con toda seguridad se largará al extranjero, pero no para buscarse la vida como lo hacen la mayoría de jóvenes de este país por negarles todas sus  expectativas de futuro, no,  este lo hará para pegarse una vida padre con el dinero   afanado.  Por que una vez fuera de la prisión, de devolver un céntimo de lo robado, nada de nada. De ocurrir    tal como literalmente lo acabo de exponer, lo cual  es muy probable que así resulte,   no hay duda que todo  le va a salir de perlas al ex "duque empalmado". Por consiguiente,  le habrá merecido la pena, y mucho, cometer sus varios delitos fiscales por  el insuficiente y exiguo castigo penal que habrá cumplido. 
 
¿No fue su suegro, el rey emérito,  quien dijo en su día que la justicia debe ser igual para todos?  En mi opinión sus palabras resultan auténtica mentira si nos atenemos  a todo lo  sucedido en el proceso judicial por el caso Noos. Nadie me  podrá negar que dependiendo del status social del sujeto a quien se juzgue,  existe una obvia parcialidad en los jueces a la hora de aplicarle su justicia. Por cierto, otro individuo que también se pronunció en parecido términos  que el rey emérito fue el abogado de la Infanta, Miquel Roca, que mientras estaba "levitando" por  haber absuelto a su clienta, afirmó lo siguiente: " Si algo ha demostrado la sentencia del caso Noos es que está garantizada la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley". ¿Garantizar la igualdad a todos los ciudadanos afirma con todo su cinismo? Habría que recordarle al picapleitos éste que el mismo juzgado que absolvió a su clienta condenó hace muy poco más de un mes a un joven a tres años de prisión por haber robado una triste bicicleta. Su sentencia fue recurrida por parte de la defensa, pero finalmente fue confirmada por el Tribunal. Yo me pregunto si le hubiera servido a este desgraciado recurrir a su desmemoria, tal como lo hizo la Infanta,  por si él también pudiera librarse de entrar al talego. Me temo que de haberlo hecho,  más bien le hubiera causado el efecto contrario.  Por consiguiente, dejen ya de una puñetera vez de repetirnos hasta saciedad el que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley porque estas palabras resultan  pura falacia.