lunes, 16 de enero de 2023

HARTAZGO


martes, 10 de enero de 2023

ESCALOFRIANTE....




miércoles, 4 de enero de 2023

NUEVOS PROPÓSITOS

Para muchas personas el comienzo de año nuevo representa una oportunidad para iniciar cambios en su estilo de vida. Regularmente estos cambios, o propósitos, giran en torno a adoptar hábitos más saludables. Pero el problema es que  somos unos auténticos ilusos que no tenemos remedio alguno porque  en llegando el nuevo año como viene siendo una costumbre nos planteamos una lista de propósitos  a cumplir, y por norma general  son abandonamos de forma paulatina.  La mayoría de ocasiones  muchos de ellos ni los comenzamos. Y es que para cumplir con los propósitos de año nuevo es necesario  centrarse, concretar y ser bastante  realista.  Y cómo habitualmente siempre nos faltan algunos de estos requisitos,  el fracaso se hace inevitable.  Pero este hándicap nada importa, porque  en regresando de nuevo otro uno de enero más,    volvemos  a plantearnos los envejecidos propósitos y recaeremos en la misma indolencia, o error, de siempre. Me resulta arduo llegar a comprender que fracaso tras fracaso anual sigamos en las mismas treces.  En el fondo, un poco de masoquistas  sí que somos.  Es muy común que la mayoría de personas caigan en este bucle de iniciar, o idear, proyectos y abandonarlos sin cumplir los objetivos deseados.  Hecho que queda probado a raíz de  unos estudios de investigación llevados a cabo por la Universidad de Scranton, Pensilvania (EE.UU.)  que afirma que el 92%  de las personas que se proponen metas en año nuevo fracasan. Ciertamente resultan  cifras desoladoras el que sólo un 8 por ciento cumpla con sus objetivos. ¿ Esto significa que estos propósitos no tienen sentido o que solo una pequeña minoría está lo suficientemente comprometida con sus metas para lograrlas?  Estoy convencido que sentido suficiente tienen lo que ocurre es que cuando se abandonan muy rápidos,  muchos de ellos en las primeras semanas, es  por causa de falta real de voluntad. Resulta irrefutable que si existe falta de voluntad es muy probable que se apodere de ti la indolencia y esta circunstancia es sinónimo de   abandono. Y es que la voluntad es la capacidad para ponerse unos objetivos determinados y pelear por ellos hasta irlos de forma gradual alcanzando. Está demostrado de forma empírica que  la voluntad adquiere ímpetu y empuje, nos ayuda en la  perseverancia de lograr nuestros deseos e ideales, constituyendo  esa fuerza motriz  tan necesaria que nos empuja a caminar hacia delante a pesar de las enormes dificultades que vamos encontrando a cada paso que damos. Por consiguiente, es necesario estar  siempre predispuestos a permanecer voluntariosos   a fin de conseguir las metas propuestas . No exclusivamente   al comenzar el año nuevo  como viene siendo habitual, sino en cualquier otro momento  del año  que surja ese ideal de cambiar nuestro  estilo de vida poco saludable.   Resulta palmario el   que los ideales  acostumbran a motivarnos, pero hay que reconocer que los mismos se hayan dentro del contexto  de los sueños.  Y la perspectiva de soñar   a veces tiende  a ser pesimista,  pero  nadie me podrá negar que  también puede  resultar estimulante y de una belleza indefinible la propensión a soñar.  Tampoco debemos olvidarnos de que  los ideales tienen un alto grado de fracaso.  Al respecto, ya lo decía Sigmund Freud, que los “ideales están para que fracasen”. Frase lapidaria y desconcertante  la de este célebre psiquiatra alemán, la cual según mi criterio suscita    una duda existencial en forma de interrogante: ¿ debemos tener ideales, esos objetivos que tanto nos motivan,  si el fin de los mismos es el fracaso?. Por la finalidad de mejorar nuestro estilo de vida se hace aconsejable el  tenerlos, pero quizá sólo como una referencia, a sabiendas de que igual nunca se van a cumplir y lo máximo que podemos conseguir es acercarnos a ese horizonte   idealizado  al que rara vez podremos llegar a tocarlo.



Lo que conviene tener en cuenta es que en un principio no nos pidamos desarrollar cosas muy ambiciosas porque existe un alto grado de  probabilidad  que el cerebro entre en un estado de ansiedad y lo más normal es que abandone. Por tanto,  debemos   ser conscientes en nuestras limitaciones a la hora de poner en marcha los planes a fin de evitar  ser devorados por la ansiedad. No hay duda de que la ansiedad  resulta ser mala compañera de viaje porque hace que las posibilidades de éxito sean nulas. Volviendo al tema de proyectar cambios cuando llega el primer día de enero, comentar que por estas fechas acostumbran a estar los gimnasios a rebosar de personas que se apuntan para comenzar a practicar ejercicio pero lamentablemente  se vacían  a medida que van pasando los meses. Solo los que su voluntad se hace  férrea, o sus convencimientos resultan inquebrantables, continúan con la práctica del ejercicio. Algo parecido sucede con los deseos de llevar una dieta saludable con la idea de rebajar kilos.  Si no se pone el empeño y voluntad necesaria para este fin y empiezan a asaltarnos dudas de cómo empezar, acabará quedando únicamente en un  “pensamiento mágico”, es decir sin determinar  la forma de cómo vamos a hacerlo,  entonces date por hecho de que el fracaso es seguro.  A lo mejor por tu bien   si no deseas ser de los que abandonan los propósitos de nuevo en año en febrero, igual lo mejor es que no los hagas. Tal vez  sería  más conveniente en su lugar  hacer una lista de los hábitos que vas a dejar de hacer por que probablemente va  a resultar menos complicado y más fácil de lograr. Y por supuesto  que no te harán perder tiempo para nada. Pero si aún sigues empeñado en tus propósitos de cambio en el nuevo año,   lo mejor y más ventajoso es tener un propósito pequeño y fácil de cumplir que muchos y muy dispersos. Digo yo.