sábado, 29 de julio de 2023
jueves, 13 de julio de 2023
DE HÉROES A VILLANOS
Verdaderamente somos muy olvidadizos; o cambiantes como veletas. Quizá sea algo inherente a la condición humana tener esta cualidad nada meritoria; más bien todo lo contrario. Posiblemente nos dejamos llevar por la situación, y dependiendo si ésta resulta negativa o no, actuamos de un modo u otro. Hago este comentario a raíz de una información que leí días atrás en la prensa la cual informaba de las denuncias por agresiones a las enfermeras había aumentado un 71% en los últimos años. Esto viene a indicar que una vez que aparentemente nos hemos visto liberado de los miedos generados por la crisis sanitaria hemos vuelto a las mismas y mostramos una actitud violenta contra los profesionales de la medicina como antes de la pandemia, volviéndose a registrar cifras alarmantes de agresiones. Qué fácil le ha resultado a la Sociedad en general pasar de los aplausos a las agresiones. Siempre temí que todos aquellos atronadores aplausos que sonaban puntualmente en los balcones cada día a las ocho de la tarde se volvieran lanzas. Por desgracia así ha resultado por que las agresiones al personal sanitario se ha vuelto tan cotidiano que da rubor no reparar en un factor de riesgo más añadido a una profesión que no escatima esfuerzo por el bienestar ajeno. ¿Donde quedó el reconocimiento de su heroicidad? Batallaron hasta quedar exhaustos; muchos de ellos se contagiaron gravemente perdiendo la vida varios, todo ello con el fin de cuidarnos o salvarnos. Pero todo su esfuerzo, su dedicación plena, su sacrificio, sus muertes... parece que no ha servido para nada cuando lees noticias que indican el que las agresiones verbales y físicas a profesionales de la Sanidad se van acrecentado. Por esta razón es lógico que se encuentren tristes y desamparados. Una sociedad en el más amplio sentido de la palabra no puede permitir que este tipo de acciones se produzcan en lugares que están destinados al cuidado de las personas. Ante esta lamentable situación que en la actualidad está sufriendo la profesión médica me repatea hasta los higadillos recordando aquellos aplausos que resonaban en los balcones y ventanas, porque analizando la situación de violencia y falta de respeto que sufre el personal sanitario, me parece que todo aquello fue un ostentoso postureo. El miedo nos hizo engrandecerlos y catalogarlos como auténticos héroes: la muerte nos golpeaba con toda su crudeza y necesitábamos este tipo de titanes con bata blanca que mitigaran nuestra angustia. Una vez que ha quedado atrás tan dramática situación ahora parece que les tratásemos como villanos. Que desagradecidos y cuando no perversos somos, la verdad. Pero aún así, ellos continúan igual que siempre: desempeñando su necesaria labor profesional, en beneficio de la salud de todos los ciudadanos, sin escamotear dedicación y esfuerzo alguno. Porque su compromiso y su labor profesional no admiten duda alguna, y siempre estarán ahí para cuidarnos y protegernos, esté presente o no el letal Coronavirus. Pienso que tal vez ya no sea necesario verlos como auténticos héroes, pero tampoco como villanos, sino reconocer sus méritos y respetar debidamente su trabajo , porque se trata de serios profesionales de la sanidad que desempeñan una labor muy necesaria por el bienestar ajeno. Si cuando la situación lo requiere, confiamos nuestra vida en ellos, entonces, ¿porqué nos comportamos como auténticos energúmenos y los agredimos verbal o físicamente? Suele darse la casualidad que en ocasiones el personal sanitario paga las frustraciones de pacientes y familiares por las consabidas demoras o problemas que puede presentar el sistema sanitario. Al estar en primera línea la profesión médica esto supone hallarse en una mayor exposición a los insultos y las agresiones.
Resulta triste comprobar que un personal que está exhausto, dejando de disfrutar vacaciones, pagando la ineficiencia y falta de respuesta de la Administración todo por cuidar al resto y al que algunos energúmenos todavía pagan con la ofensa. Que bochornoso y vergonzante me resulta este comportamiento. Como triste me resulta también el que las agresiones a médicos y enfermeras vayan en aumento. Esto es lo que indica las denuncias puestas sobre tan escabroso asunto. Me temo que existirá otras más agresiones que por una u otra razón no son denunciadas, pero que no cabe duda de que elevaría aún más si cabe el tanto por cierto de las denuncias por conducta agresiva al personal médico. Yo me pregunto: ¿en qué cabeza cabe desatar la ira de esta manera? Toda agresión es intolerable y execrable, pero hacerlo con quienes se dedican en cuerpo y alma a los demás es inadmisible. El efecto en los profesionales es demoledor, y no se le pone freno. Pero tampoco nos llevemos a engaño, este agresivo comportamiento que se está dando entre los profesionales de la medicina es el fiel reflejo de la sociedad actual y algo que también se observa en otros ámbitos. En especial en el sistema educativo donde también las denuncias por violencia e injurias hacia los profesionales de la enseñanza, por parte de los alumnos o familiares de éstos, siguen creciendo. Intolerable a todas luces resultan estos comportamientos tan infames, cuyas secuelas afectan gravemente a los agredidos, los cuales la mayoría necesitan apoyo psicológico para continuar desempeñando su labor profesional con toda normalidad. Es necesario promover una sanidad sin violencia. Para ello habría que hacer campañas de sensibilización con esta problemática, empezando por respetar y cuidar a los profesionales, para que ellos también nos cuiden a nosotros, claro está. Pero, es bien poco lo que al respecto se hace. Por descontado que hay que señalar a los políticos por esa escasa implicación que muestran a fin de solucionar esta problemática. Todo cuanto hacen al respecto me parece insuficiente.