viernes, 21 de enero de 2022

REFLEXIONES


lunes, 3 de enero de 2022

ANALFABETOS DIGITALES


La acepción del diccionario de la R.A. E.  define al analfabeto como una persona que no sabe leer ni escribir y que en definitiva no tiene cultura alguna y  es profano en cualquier disciplina. Obviamente es un enfoque clásico, basado en los modelos tradicionales. A día de hoy, es otro tipo de ignorancia la que está en boga, me refiero a los "analfabetos digitales". Personas que carecen del más mínimo conocimiento en el manejo de las herramientas tecnológicas. Este tipo de analfabetismo no solo se refiere al hecho de no saber utilizar un aparato electrónico, sino también el no saber comprender y aplicar la tecnología en nuestra vida para que ésta de algún modo mejore o para ser más productiva y eficientes en su uso.   Los avances tecnológicos representan un progreso social pero desgraciadamente no todos los sectores resultan beneficiados. Existe a día de hoy una notable diferencia en el impacto de las llamadas nuevas tecnologías digitales entre las generaciones más jóvenes, siempre que se compare con las personas de mayor edad.  Por esta razón ha surgido un hecho de notoria actualidad como es el concepto “brecha digital” que se puede entender como la diferencia y la  distancia  que hay entre los que tienen y no tienen acceso a las tecnologías.



Normalmente, son las personas adultas, las que están en esa   franja de los 55 a 65 años en adelante, quienes engrosan las filas de los que son denominados como  "nuevos analfabetos del siglo XXI". Lo complejo  que les resulta el manejo de cualquier soporte digital hace que su analfabetismo sea palmario. Mucho se debe a que, cuando tuvieron la suficiente capacidad cognitiva  para enfrentarse  al manejo de la tecnología  con  la posibilidad de dominarlo, no existía soporte digital alguno, como palmariamente  tampoco Internet.   De ahí la razón de  su ignorancia supina en cuanto a la tecnología. Todos estos millones de personas que por su edad no pudieron acceder al pleno dominio de las técnicas digitales  hoy en día sufren una imposición de hecho y sin recurso. Personas que son incapaces de usar el teléfono móvil o el ordenador  con soltura por su complejidad tecnológica y tienen que apelar de continuo a familiares o amigos  para el cumplimiento de ese trámite imprescindible con el banco o la Administración pública. Desde luego que a este respecto, a las personas mayores se lo ponen difícil de narices. Les condenan a “subirse” a esa nueva ola del alfabetismo, ese que te estigmatiza  por mucho que  puedas ser  un autentico  lumbreras en el campo de la Cultura, de la Ciencia, la Investigación o la sursuncorda intelectual. Como te digo, serás un analfabeto tecnológico   si no dominas con  pericia el manejo de esos botoncitos tan atractivos y tan de miniatura de todas esas pantallas táctiles tan refulgentes y resbaladizas  ellas.

Hace unos cuantos  días leí una de esas  cartas  que van   dirigidas al director y   que apareció publicada  en un suplemento dominical.  El autor de la misma   era un jubilado de 67 años que  se quejaba amargamente porque  decía sentirse inerme, desamparado e inútil frente a todas esas aplicaciones digitales de mensajería instantánea, léase: WhatsApp, Factbook, Twitter, Instagrán y símiles. Toda su ignorancia el respecto le hacía auto considerarse “Minusválido digital”.  Entiendo y comprendo perfectamente su  monumental cabreo. No es para menos. Tal como indico arriba, si en el momento propicio no se tuvo posibilidad ni oportunidad alguna de familiarizarse  con  las herramientas tecnológicas para tener un dominio cumplidor hoy en día, llegando a los 67 tacos de calendario, como la edad que tiene este señor, resulta ardua tarea ahora tratar  de adaptarse con solvencia al mundo virtual.  Y lo triste, o más bien el problema, es que a uno ya no le dejan vivir al margen de estos inventos digitales. Por imposición o por obligación vamos a tener que pasar por el aro. Y ésta es otra, porque quieras o no, nos vamos a ver en la necesidad de disponer de un teléfono inteligente  porque últimamente a la hora de  gestionar cualquier  papeleo te  imponen que se haga a través del teléfono móvil o sino de una  páginas web. Aunque visto lo visto; o más bien leído, de nada te va a servir que  dispongas de Smarphone   si estás en situación de sentirte  un “minusválido digital”, como el autor de la susodicha carta.  Y entonces lo de costumbre a pedir "socorro"  a las personas que se tenga más  a mano. No se, la paciencia dicen que tiene un límite, y la verdad es que, a cuenta de tu ignorancia tecnológica seguir  abusando  en la petición de socorro, me da a mí que no va resultar lo más  políticamente correcto. Por ende,  más pronto que tarde nos veremos en la obligación de buscarnos la vida por otros derroteros.  Realmente   desconozco   que soluciones se les podía dar a los millones de  minusválidos digitales que existen  hoy en día.  Aunque parezca mentira, todavía el 50% por ciento de la población española tiene un bajo nivel en el uso de la informática, Internet, o las plataforma digitales. A mi juicio,   una solución bastante eficaz podría se no abusar tanto del sistema digital a la hora de tramitar el papeleo correspondiente con la Banca o la Administración pública y dar mayor margen a la forma tradicional a este tipo de gestión. Me resulta descorazonador el que obliguen a moverse por un mundo virtual, que ni conocen ni les interesa conocer a millones de abuelos, y no tan abuelos. Por esta razón se hace indispensable el que les sea garantizado  los servicios elementales a través de una atención razonablemente humana.