viernes, 21 de enero de 2022
lunes, 3 de enero de 2022
ANALFABETOS DIGITALES
La
acepción del diccionario de la R.A. E.
define al analfabeto como una persona que no sabe leer ni escribir y que
en definitiva no tiene cultura alguna y
es profano en cualquier disciplina. Obviamente es un enfoque
clásico, basado en los modelos tradicionales. A día de hoy, es otro tipo de
ignorancia la que está en boga, me refiero a los "analfabetos digitales".
Personas que carecen del más mínimo conocimiento en el manejo de las
herramientas tecnológicas. Este tipo de analfabetismo no solo se refiere al
hecho de no saber utilizar un aparato electrónico, sino también el no saber
comprender y aplicar la tecnología en nuestra vida para que ésta de algún modo
mejore o para ser más productiva y eficientes en su uso. Los
avances tecnológicos representan un progreso social pero desgraciadamente no
todos los sectores resultan beneficiados. Existe a día de hoy una notable
diferencia en el impacto de las llamadas nuevas tecnologías digitales entre las
generaciones más jóvenes, siempre que se compare con las personas de mayor
edad. Por esta razón ha surgido un hecho
de notoria actualidad como es el concepto “brecha digital” que se puede
entender como la diferencia y la
distancia que hay entre los que
tienen y no tienen acceso a las tecnologías.
Hace unos cuantos días leí una de esas cartas
que van dirigidas al director
y que apareció publicada en un suplemento dominical. El autor de la misma era un jubilado de 67 años que se quejaba amargamente porque decía sentirse
inerme, desamparado e inútil frente a todas esas aplicaciones digitales de
mensajería instantánea, léase: WhatsApp, Factbook, Twitter, Instagrán y
símiles. Toda su ignorancia el respecto le hacía auto considerarse “Minusválido
digital”. Entiendo y comprendo
perfectamente su monumental cabreo. No es para menos. Tal como indico arriba, si en el
momento propicio no se tuvo posibilidad ni oportunidad alguna de familiarizarse con las herramientas tecnológicas para tener un
dominio cumplidor hoy en día, llegando a los 67 tacos de calendario, como la edad que tiene este señor, resulta
ardua tarea ahora tratar de adaptarse con
solvencia al mundo virtual. Y lo triste, o más bien el problema, es que a
uno ya no le dejan vivir al margen de estos inventos digitales. Por imposición o por obligación vamos a tener que pasar por el aro. Y ésta es otra, porque quieras o no, nos vamos a ver en la necesidad de disponer de un teléfono inteligente porque últimamente a la hora de gestionar cualquier papeleo te imponen que se haga a través del teléfono
móvil o sino de una páginas web. Aunque visto lo visto; o más bien leído, de nada te va a servir que dispongas de Smarphone si estás en situación de sentirte un “minusválido digital”, como el autor de
la susodicha carta. Y entonces lo de costumbre a pedir "socorro" a las personas que se tenga más a mano. No se, la paciencia dicen que tiene un límite, y la verdad es
que, a cuenta de tu ignorancia tecnológica seguir abusando
en la petición de socorro, me da a mí que no va resultar lo más políticamente correcto. Por ende, más pronto que tarde nos veremos en la obligación de buscarnos la
vida por otros derroteros. Realmente desconozco
que soluciones se les podía dar a los millones de minusválidos digitales que existen hoy en día. Aunque parezca mentira, todavía el 50% por
ciento de la población española tiene un bajo nivel en el uso de la
informática, Internet, o las plataforma digitales. A mi juicio, una
solución bastante eficaz podría se no
abusar tanto del sistema digital a la hora de tramitar el papeleo
correspondiente con la Banca o la Administración
pública y dar mayor margen a la forma tradicional a este tipo de gestión. Me resulta descorazonador el que obliguen a moverse por un mundo virtual, que ni conocen ni les interesa conocer a millones de abuelos, y no tan abuelos. Por esta razón se hace indispensable el que les sea garantizado los servicios elementales a través de una atención razonablemente humana.