sábado, 6 de enero de 2018

NEGLIGENCIA

 A finales de diciembre del pasado año apareció en los medios de comunicación una  sobrecogedora noticia que a mí personalmente  me causó   tristeza  e indignación.  Y no es para menos, cuando lees que una mujer de 64 años de nacionalidad rumana   fallece después de pasar 12 horas esperando sola en una camilla en la sala de urgencias del hospital San Juan de la Cruz de Úbeda (Jaén). ¿Cómo fue posible que  llevaran en camilla  a esta mujer mayor  al hospital  y nadie fuera  capaz de observarla durante todo este tiempo?  Desconozco cual es el protocolo que hay en  urgencias, pero desde luego lo que  no debiera faltar  es algún sanitario que haga revisiones a los pacientes que esperan su turno para que no ocurran casos como de esta índole.  Creo que   alrededor de  la tres de la madrugada y durante un cambio de turno  el cuerpo  de Aurelia, así se llamaba la infeliz, lo descubrió un celador cuando éste se dio cuenta que la  mujer ya  no respiraba.  Según cuentan,  esta mujer al no atender  a los requerimientos  por megafonía y de viva voz del personal sanitario dieron por hecho  que se había marchado. Excusas de los responsables del hospital a los que debía caérseles la cara de vergüenza.   Hay que ser un perfecto caradura y   auténtico negligente para estar convencido de  que    una mujer que ha sido    trasladada en camilla desde la residencia de mayores donde estaba ingresada al área de urgencias    pueda largarse  del hospital sin más.    A otra que también debería caérsele   la cara de vergüenza y no salir impune de este trágico suceso es la auxiliar de  la residencia donde se encontraba esta mujer  ingresada por haberla dejado sola   en el área de urgencia del hospital en tan lamentable estado.  Es obvio que    la  auxiliar   se  limitó lisa y llanamente  a cumplir el protocolo de la residencia,     despreocupándose de concederle cualquier     gesto humanitario,  como hubiera sido el de esperar a que algún familiar se incorporara junto a aquella mujer  seriamente enferma.  Su falta de empatía  hizo que quedara abandonada a su suerte. Un abandono y olvido  que se prolongó durante doce horas de sufrimiento y que concluyó en el momento que llegó su muerte   en la más  terrible soledad y olvido. Por otra parte, ¿no habría dentro del personal sanitario alguien  con dos dedos de frente para sospechar  de que si la  paciente  hacia caso omiso  a los requerimientos  pudiera deberse a  que no se encontraba en condiciones de atenderlos? Es de suponer que conocerían sobradamente en que grave  situación   acudió a urgencias, por eso es inaceptable creer que  se hubiera marchado. Aunque desgraciadamente se ve que sí que se lo creyeron y ocurrió el trágico desenlace. En mi opinión tanto el personal sanitario   como  la auxiliar de la residencia por su palmaria negligencia son responsables  del fallecimiento de esta persona, aunque   estoy seguro que no habrá condena  alguna para ninguno de ellos.  Lo último que leí sobre este caso, es que estaba bajo investigación judicial   para determinar el por qué   esta mujer  estuvo tantas horas sin ser atendida o cual fue  la causa de su fallecimiento. Me temo que  al final como de costumbre ocurre en estos casos donde ha habido mala praxis por parte de los correspondientes profesionales sanitarios, que  debido a    la protección  del poder político y judicial con que cuentan las instituciones que integran,  lo normal es que todos acaben impunes.   Y si no al tiempo.
 
 
 
 
(Toda negligencia médica siempre tendrá que enfrentarse  a  la indignación popular)

Desconozco si al final  quedará o no todo este asunto en agua de borrajas una vez que concluya   en los juzgados, en cambio lo que es una palmaria   realidad es que  una persona ha fallecido en causas aterradoras y eso ha originado una indignación generalizada entre la opinión pública.  Como también deja bien a las claras el modus operandi de  la Sanidad  en España, a la  que por  cierto, por intereses espurios la chusma política cuando tienen la oportunidad de hacerlo  se jacta en encumbrarla para presumir de ella  y a mi juicio en este patético caso resulta de auténtico tercermundismo. No cabe la menor duda de que el motivo por el que a veces la atención sanitaria española resulte tercermundista  se debe  a los recortes  que ha aplicado el Gobierno de Rajoy  al sistema sanitario de este atribulado  país. Esta permanente disposición  al  "pernicioso tijeretazo" conlleva      a que falten profesionales de la medicina con lo cual  es de prever que     la saturación en urgencias sea algo  habitual.   Pero este denunciable hecho no sirve de excusa para que ocurran dramáticos casos como el que aquí  traigo a colación.   Al margen, de  las antipopulares y dañinas medidas  que a lo largo de todos estos últimos años  el gobierno del Pepé  ha llevado a cabo contra la sanidad pública en España,   lo que quiero dejar constancia es que las situaciones que se dan como las que concierne al asunto del que hablo,  dan mucho que pensar y reflexionar acerca del por qué aparentemente nos estamos deshumanizando.  Parece que no sentimos ningún interés por la gente que se encuentra a nuestro alrededor. Y sobre todo si estamos absortos y aislados dentro  del universo táctil  de Smarfhone. Como forma habitual  nos mostramos con absoluta frialdad y  faltos de empatía. Lo que resulta muy   preocupante es que cada vez es más una realidad   la perdida de valores. Es evidente que esta alarmante situación donde  aparece de forma bastante  generalizada  la deshumanización,  quienes más se ven afectadas son las personas mayores. Por desgracia los ancianos cada vez están más solos y  como podéis comprobar a raíz de este lamentable asunto, las residencias donde suelen pasar la mayoría de ellos sus últimos años de vida,  la frialdad y la burocracia  desprovista la mayoría de veces de lo esencialmente humano, con que los atienden son un claro  síntoma de preocupación. Además tampoco les pueden garantizar una asistencia de calidad porque la mayoría de las residencias están muy justas del personal que profesionalmente los atiende.


prueba

No hay comentarios:

Publicar un comentario