Psicofármacos.
Resulta que las ventas de antidepresivos crecieron un 24% en España en un solo año. Así como lo oyen. Este dato indica que este país tiene un problema de salud mental muy peliagudo. Con el problema añadido, que se está abusando de los psicofármacos y este hecho hace que vayamos en cabeza del consumo internacional. Que triste resulta saber el que destaquemos a nivel mundial en esta problemática. Podíamos destacar en algo más sugerente, pero no estamos de suerte. En fin; que al respecto, este país pone un circo y le crecen los enanos. Parece ser que son las mujeres las principales consumidoras de los psicofármacos. No se muy bien a que es debido. Supongo que por su mayor implicación en las obligaciones de la vida y eso las hace más vulnerable en referencia a los trastornos psicológicos. No es de extrañar que se abuse de su consumo si al parecer cuatro de cada diez españoles convive con un problema de salud mental. Datos que confirman el problema espinoso que arrastra España por causa de las patologías asociadas a las perturbaciones del cerebro. Lo que está claro que la venta creciente de antidepresivos en España, radica en buena parte por la pésima situación social que se vive en este país y que no deja más alternativa que para paliar los efectos que corroe el estado anímico usar psicofármacos. Porque existe un dato demoledor de una injusticia obvia como es que el consumo de este medicamento es ocho veces mayor en barrios y familias desfavorecidas socialmente que en los más pudientes. Opino que es este sistema excluyente el culpable del progresivo aumento de los antidepresivos. Si no existen políticas que faciliten el acceso a vivienda, reduzcan la precariedad laboral y todo cuanto mejore la calidad de vida de los más desfavorecidos de la sociedad, se va a tener que echar manos de los psicofármacos para paliar los efectos perniciosos derivados de los trastornos mentales. No va a quedar más remedio por mucho que lamentablemente sigamos batiendo record de ventas y encabecemos a nivel internacional tan penoso ranking.
Envejecer.
¿Alguno de vosotros habíais escuchado en alguna ocasión la palabra Midorexia? Yo personalmente sí que la conozco. Su significado viene a decirnos que se trata de un trastorno psicológico que refleja el miedo irracional a envejecer y que no te deja vivir. Este trastorno mental es evidente que se produce por causa de unos estándares sociales que priman la belleza y la juventud. Con lo cual la vejez queda marginada, relegándola a la invisibilidad permanente. Por desgracia vivimos en una sociedad donde es norma habitual asociar a la juventud con la belleza y el éxito, por el contrario al envejecimiento lo vinculan con todo cuanto representa negatividad. Esta circunstancia genera el temor a la pérdida de relevancia o de los valores personales. Las nefastas consecuencias que todo ello produce pueden resultar muy graves y no es de extrañar que afloren sensaciones depresivas, de baja autoestima, ansiedad, etc. La mayoría de personas que sufre tan dañinas sensaciones terminan por someterse a agresivos procedimientos estéticos con resultados dispares. Es obvio que si el trastorno psicológico está cronificado, no hay bisturí del cirujano plástico que lo solucione. Desde luego que entrar la etapa de la vejez no resultar muy estimulante, ya no por la supuesta pérdida de esos estereotipos de belleza vinculados a la juventud y que pueblan los mensajes en publicidad y redes sociales, sino por el progresivo deterioro de la salud que eso si que nos debiera preocupar por que paulatinamente nos va restando calidad de vida. Pero aún así, es necesario envejecer con dignidad y aceptar la ancianidad como algo natural por que es ley de vida. Y sobre todo combatir los prejuicios asociados a la edad porque si los dejamos que de continuo nos acosen bruscamente hasta ir carcomiendo paulatinamente el estado anímico seremos también de continuo víctimas de la infelicidad. Y me niego por activa y por pasiva a aceptar que la vejez no tiene también sus momentos de felicidad. Envejecer no debería causarnos miedo, ni ser motivo de tristeza. Quizá en llegando a la senectud de la vida, lo importante no debiera ser buscar remedios a fin de detener el tiempo, sino que tratar de aprovecharlo al máximo.
Vivienda.
“Los hijos no se van de casa ni para dios" es un dicho popular que expresa la dificultad que sienten algunos padres para que sus hijos se independicen. Pero habría que preguntar, ¿si realmente los hijos están a gusto con esa falta de independencia, o le resulta angustiosa vivir esta situación?. Cierto que habrá quienes se sienten la mar de a gusto por pura comodidad, aunque buen seguro la mayoría querrá independizarse. Pero viendo tal como está el panorama social, tanto en lo económico como laboral, les resulta imposible acceder a una vivienda en propiedad. Y en alquiler más de lo mismo, por el hecho de que la mayoría de jóvenes son mileuristas. Al tratarse de un sueldo precario, el alquiler engulliría sus ingresos. Es como “la pescadilla que se muerde la cola” y que se halla encerrada dentro de un círculo vicioso. No es de extrañar que ante esta espantosa situación, los jóvenes no tengan posibilidad real de emanciparse. Y aunque a veces se tome a cachondeo eso de que los jóvenes no quieren irse de la casa de sus padres ni a tiros, habría que tomarlo muy en serio porque la falta de emancipación genera graves problemas económicos al país, como por ejemplo el retraso de la maternidad, circunstancia ésta que conlleva a disminuir la natalidad y compromete el sistema de pensiones. La problemática de falta de vivienda y precariedad laboral, hace que los jóvenes mejor formados profesionalmente emigren a países donde tienen más facilidades de acceder a una vivienda. La huída de los jóvenes en busca de unas mejores condiciones de vida hay que achacarlo al fracaso de un sistema de gobierno incapaz de poner freno a la especulación urbanística, que es la principal causa de que a día de hoy a las nuevas generaciones les resulte imposible acceder a una vivienda, tanto en alquiler como propia.

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