martes, 3 de mayo de 2022

CAÍDOS EN DESGRACIA

 A raíz de  la condena de dos años y medio de cárcel impuesta al   ex tenista alemán Boris Becker, ganador de seis Gran Sland,  por haber ocultado tres millones de euros al Fisco británico, me ha dado por   pensar acerca del  comportamiento de todos esos ídolos de masas: famosos  deportistas que una vez finalizadas sus carreras profesionales, a cuenta de llevar una vida bastante caótica  han acabado en el sumidero  del desdoro y la ignominia.  La verdad es que uno no puede evitar sentir cierta  lástima por este tipo de personas   que han sido ídolos de masas y acaban de esta forma tan deplorable.  Boris Becker durante toda su vida ha tomado no muy buenas decisiones, tanto profesionales como sentimentales, por tanto  de aquellos polvos han venido estos lodos. Ahora recluido,  a ver si aprende la lección y encarrila  su vida.  Aunque dudo mucho si podrá rehabilitarse o no dentro de esa prisión inglesa donde ya ha comenzado a purgar su condena penal. Por cierto, Wandsworth la prisión donde se encuentra  encerrado, es una de las cárceles más duras violentas y temidas de Inglaterra. El sobrevivir a diario dentro de la hostilidad y violencia  de estos muros, seguro que le supondrá un ejercicio diario  de resistencia al límite. Otra persona  que también  ha salido a la palestra en los medios de comunicación hace poco,  también por haber caído en desgracia tras su retirada como deportista profesional,  es el  ex boxeador Poli Díaz Arévalo,   popularmente conocido como “El potro de Vallecas”.   Un púgil que ganó una auténtica fortuna enfrentándose a los mejores boxeadores del mundo, pero que no pudo evitar caer en el pozo de los excesos. Tras su retirada,     ha sido un verdadero   infierno su existencia y una recaída constante de problemas con la justicia.  Acaba  de salir hace pocos días  una sentencia  que  le condena  a estar preso en el talego durante  dos años    por  maltrato habitual a su pareja y lesiones en el ámbito familiar.   Me parece increíble que  este par individuos de los que estoy hablando, uno fraudulento y el otro maltratador,    tuvieran en su momento de gloria una legión de fans que  los admiraban, cuando sus vidas  han acabado yéndose   por el sumidero del infierno. ¿Qué ejemplo pueden dar a futuras generaciones de deportistas  con el  final tan  triste y  penoso  que muestran sus carreras profesionales?



Por desgracia  muchos de nosotros hemos sido testigos de multitud de personajes famosos que han terminado sus vidas en condiciones parecidas a la de estos dos sujetos, muchas veces  por no haber podido, o no haber  sabido,  batallar contra sus mentes. Si  la fama, el dinero y  la presión mediática  son  muy complicados o difíciles de digerir para una persona, por mucho estatus o reconocimiento que albergue su nombre y su apellido, el que te  sientas un “don nadie” tras una vida jalonada por el éxito y la abundancia  más que  difícil puede resultar traumática.  La vida de un deportista gira en torno a su actividad que de repente desaparece y entonces cuestiona el sentido de su vida, y se refuerza el sentimiento de que ya no tiene nada que aportar a la sociedad. Según tengo entendido,  el sentimiento que más relatan los deportistas retirados es el vacío. Cuando se da esta circunstancia de vacío interior, la mente juega un papel determinante. Si se ve  capaz  de poder  hacer frente a ese  vacío  ,  o por el contrario se manifiesta débil y  por ello verte superado por la adversidad. Una circunstancia negativa que  hará que  que acabes en una espiral de autodestrucción física y descenso a los infiernos.    Por otra parte, existen también  muchos casos de famosos  que pasan de ser ricos a estar involucrados en conflictos judiciales y otro tipo de enredos que les llevan a perder todo su dinero. El saber administrar  con acierto esas fortunas  cuando se  ha estado nadando en la abundancia,  es la mejor forma de inmunizarse contra la bancarrota. Pero está claro que el despilfarro  incontrolable  del dinero acumulado, es la  forma  perfecta para acabar arruinado. Por tanto no es de extrañar que aparezcan a menudo en los medios de comunicación noticias sobre ex deportistas de vida caótica y dilapidadora que acaban teniendo graves problemas con el Fisco.

Hay otros casos más penosos con relación a deportistas famosos  ya retirados y  que ha acabado en auténtico drama  su vida porque han sido incapaces de digerir el final de sus carreras.  Varios de ellos  se han suicidado;  otros en cambio viviendo en la más absoluta indigencia. Seguro que a la memoria nos vendrá ahora el nombre  de alguna de estas desdichadas personas, entre ellas varios deportistas españoles  de alta competición que tocaron con sus dedos la gloria del  triunfo  y  que por un mal golpe de la vida    todo se les fue al traste.  Cuando  ocurre tan terrible un drama, como el suicidio, me pregunto  ¿dónde están las instituciones públicas o políticas que animan o apoyan a los deportistas, y que se aprovechan de sus triunfos haciéndoles como propios para sus intereses?.  O  ¿dónde están todos aquellos que aplauden y jalean al ídolo una vez que ya no se escuchan himnos, las luces se apagan y termina la fiesta del patriotismo?  Nadie responde. Nadie aparece. La única constancia que queda es la crueldad con la que esta sociedad trata a sus ídolos cuando abandonan el podio y dejan de ser rutilantes estrellas a los que los aficionados pedían autógrafos y hacerse un  "selfie".  Una vez que esta sociedad los relega a la indiferencia y al olvido, seguimos necesitamos nuevos ídolos, y los buscamos donde  haga falta sin importarnos lo más mínimo su futuro cuando terminen su carrera profesional y sientan la angustiosa  problemática del vacío o la pérdida de su identidad tal como los psicólogos indican.

 

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