Parece ser que cuando le preguntan a los niños de hoy en día que quieren ser de mayores, hay una gran mayoría que su máxima aspiración es convertirse en youtubers o influencers. Nada de anhelar ser un famoso deportista, astronauta, cantante, arquitecto, doctor, etc. que era a lo que normalmente los niños de mi generación, y otras muchas bastante posterior a la mía, contestábamos a la hora de preguntarnos que queríamos ser de mayores. Hay que reconocer que por aquellos lejanos años las redes sociales no existían, la cuales a día de hoy tienen gran influencia con referencia a las aspiraciones de los niños. Por entonces, nuestras pretensiones para cuando fuéramos mayores se basaban en la información que recibíamos a través de la Televisión. Y como normalmente eran deportistas o personas relacionados con la farándula y la música lo que se nos mostraban a través de este medio, nuestras aspiraciones eran ser como alguno de aquellos famosos sujetos cuando alcanzáramos la edad adulta. Desde luego que aún se mantienen vigente hoy en día entre los niños los deseos de lograr alguna de nuestras antiguas y sugerentes aspiraciones profesionales, pero muy a la baja, por el simple hecho de que las nuevas tecnologías digitales están muy presenten e influyen a la hora de decidir una determinada aspiración. A edades tempranas las respuestas de los niños vienen muy condicionada por la influencia que comienza a tener Internet y el consumo masivo de horas. Y es que los niños son habituales y constantes consumidores de las redes sociales y conforme avanza la tecnología, la información continuada a la que están expuestos, lo modelos a seguir han cambiado radicalmente, de ahí la razón de el por qué las profesiones relacionadas con las nuevas tecnologías se están imponiendo a las profesiones que han prevalecido de toda la vida y que alguna ya he nombrado arriba. Es evidente que la demanda de contenido y el consumos en las redes sociales estás transformado lo que queremos ser; bueno más bien lo que quieren ser los niños o los adolescentes, porque uno está mayor para estos trotes.
Resulta palmario que cada vez más niños consumen Youtube y la mayoría de los creadores de sus contenidos para nada son celebrities, sino más bien gente normal y corriente, de ahí lo fácil que es sentirse identificado. Los yotubers se han convertido en la actualidad en sus nuevos ídolos y esto aparentemente hace que tanto los famosos futbolistas como cantantes, su condición de anhelados ídolos, haya pasado a un segundo plano. Por otra parte, la facilidad con la que pueden identificarse a mi juicio conlleva su riesgo por el hecho de que al intentar parecerse a sus ídolos de Internet puede modificar su forma de actuar, sus hábitos de consumo, y llevarles a tener una perfección filtrada de la realidad. Por esta razón es aconsejable que los padres vigilen a sus hijos cuando estén viendo vídeos en Youtube por si pudiera resultar tóxico su contenido. Esa misma vigilancia debiera estar presente también a la hora en que sus hijos escuchan o leen la información que vierten los influencers en Internet por que resulta obvio que mayormente se basa en pura estrategia de marketing con fines provechosos, donde todo vale con tal de lucrarse. Los niños al no saber discernir la realidad, son manipulados y engañados con mucha facilidad . Si la forma de ejercitar su “profesión” los influencers es la de mostrar de continuo su palmito, los youtubers por regla general digamos que lo hacen de forma algo diferente; éstos son más dados a mostrar situaciones ridículas o brutales para deleite de sus millones y millones de seguidores. Y además con un vocabulario zafio que no sobrepasa el centenar de palabras porque parece ser que es lo que gusta y engancha al personal que consume este tipo de contenido en Youtube. Lo confirma el que cada vez se van sumando miles y miles más de personas a sus listas de seguidores. Por otra parte, lo único que se requiere en esta profesión de youtuber es tener una variedad de tacos con que salpicar las absurdas conversaciones y hacer el ridículo en cantidades industriales. Esto te asegura seguir inflando la lista de seguidores y evidentemente trincar más cantidad de dinero. Así de fácil. Por tanto, ¿que necesidad tenemos, tienen más bien los niños o los adolescentes, de estrujarse el cerebro estudiando si al final para ganarse divinamente la vida es mostrarse como un estúpido supino o hacer el ridículo más espantoso en Internet?. Como esta sociedad se rige por la oferta y la demanda, el personal así lo quiere por mucha estulticia que lleve implícito este lucrativo medio de vida. Menos mal que hubo niños y adolescentes de mi generación y otras posteriores que hincaron a base de bien los codos estudiando y por este motivo tenemos hoy en día la gran suerte de contar con epidemiólogos, médicos y microbiólogos que al final estoy seguro que todos ellos acabarán por salvar al mundo de esta letal pandemia patógena del Covid-19. ¿Se hacen una idea de que otra pandemia patógena de idéntica magnitud trágica que la actual aparezca dentro de unos años y necesariamente, porque no hay más, tengan que ser los youtubers o influencer quienes tengan que salvar al mundo?. Si esto ocurre, encomendarse a la Divina Providencia y rezar será la única esperanza que le quedará a la especie humana para su salvación. Con lo cual, me da a mí que los ateos, agnósticos y el resto de no creyentes lo van llevar crudo. ¿Alguien lo duda?
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