martes, 6 de noviembre de 2018

TRABAJADORES POBRES


 
Al parecer el último informe presentado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España revela que el catorce por ciento de las personas que trabajan en este país se hallan en situación de riesgo de penuria. Es decir, que las están pasando canutas porque  apenas ganan lo suficiente para llegar a fin de mes, y muchas veces ni eso. Son datos verdaderamente  terroríficos los cuales revelan que ni aún teniendo una ocupación laboral estás a salvo de ser pobre.  Se suponía que las penurias económicas  sólo alcanzaban a sectores de la población desempleada. Pero por lo visto andábamos mal encaminados   ya que no hace falta perder el trabajo para ingresar en el grupo de riesgo. Es obvio que a día de hoy el tener una ocupación laboral reenumerada  no es salvoconducto para evitar la demoledora pobreza. No  tengo ninguna duda de que toda la culpa de este infortunio   se debe a  los exiguos salarios que como normal general perciben los trabajadores, que unido a la precariedad laboral que existe en la actualidad, ambos    han contribuido a que se de tan oprobiosa  situación. Lo triste de todo este escenario es que exponencialmente la tasa de la pobreza de los trabajadores   se ha incrementado drásticamente en varios puntos porcentuales los últimos años.   Yo  atribuyo este incremento al aumento de la población ocupada a tiempo parcial, así como la disminución en el tiempo que duran sus contratos, circunstancia negativa ésta que contribuye a que se reduzca el poder adquisitivo de los trabajadores.  Si a esto añadimos que la subida del  IPC no va acorde para nada con la subida de los salarios, el que los trabajadores puedan salir de ese infame  círculo de pobreza resulta casi  una utopía.



 
 
 Otra circunstancia  desesperante  al respecto, de la cual he tenido conocimiento muy recientemente,  tiene como referencia los últimos datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y dice lo siguiente:  España es el séptimo país del mundo con mayor proporción de trabajadores pobres. Así como lo oyen. Esto es como para “mear y no echar gota”, tal como diría un castizo. Al parecer  hay en el mundo 194 países soberanos, reconocidos por la ONU, y por desgracia en el escalafón donde se encuentran los currantes más pobres le corresponde a España y está situada en el séptimo lugar. Y lo más grave de este escalofriante asunto es que  es el único país de la unión europea  que aparece en los primeros diez puestos entre miembros de la OCDE.  Con el agravante de que no se trata únicamente de   un  país  con pésimas condiciones de trabajo,  sino que también es  donde el crecimiento de la precariedad laboral ha sido mayor durante los últimos años. Es evidente  que España, en lo que concierne a todo  cuanto contribuye  a mejorar   las condiciones laborales y salariales de los trabajadores siempre va en la cola del pelotón;  en cambio cuando se trata de que la clase trabajadora  está  sufriendo todo tipo de agravios y  situaciones   vejatorias,  en este caso  siempre está situada   en primerísima fila.     Para que luego toda esa chusma política que nos gobiernan y algún que otro preboste autóctono con tendencia a darse  ínfulas,   fuera de nuestras fronteras a menudo fanfarroneen con la Marca España y vociferen a diestro y siniestro, allá  donde se tercie,  lo “guay del Paraguay” que es este país. Y como se puede comprobar en lo que concierne a la situación que vive la clase trabajadora, resulta ser éste un país que va de culo y cuesta bajo, y además sin freno.  Así que a aconsejo a todos esos patrióticos vende humos  que dejen de una vez de  llenarse  la boca con su fraudulento chovinismo    y muestren la realidad de este país que rezuma  desaliento y desesperación, lo  mires por donde lo mires, por  mucho patriotismo exacerbado que se exhiba al compás del “Viva España”.  Y ojo, que nada tengo contra esta canción ya convertida en himno patrio.  Digo esto   para  no herir susceptibilidades  y sobre todo aclarárselo a los mal pensantes por si alguien se llama a engaño  Porque desde luego mal pensantes como la meigas,  haberlos haylos. Y sobre todo en los tiempos que corren con este escabroso asunto del  independentismo, y contra independentismo,  enquistado  en  el devenir político  y en  la opinión pública.     Solo  he dicho este comentario    porque me fastidia   y me indigna en cantidades industriales el  que este dilatado y  exultante patriotismo acabe por encubrir la triste realidad laboral del país. 
 
Lo que resulta palmario es que con los datos revelados por OCDE  nos obligan a cuestionar esa idea generalizada que teníamos de que el mejor antídoto contra la pobreza es el trabajo, cualquier trabajo. Como se ve es una idea equivocada y a las   pruebas me remito. Esta circunstancia resulta descorazonadora  debido a que  la sobre explotación a la que se ven   sometidos los trabajadores  por parte  del empresario,  no es suficiente para que consigan   liberararse de esa demoledora espiral de pobreza. Que trágico resulta el trabajar para seguir siendo pobres por no tener  garantizado una estabilidad acorde con la carestía de la vida.  Se hace urgente el que se promuevan iniciativas en favor de esta problemática laboral y social por parte de el Gobierno, los sindicatos, los medios de comunicación, y hasta la sursum  corda si hace falta, y que no sólo quede en palabras vanas y falsas promesas como, por desgracia,  viene siendo la costumbre. Cuanto antes se debe acabar  con  esta oprobiosa situación. También urge hacer de forma colectiva   una presión social a todos esos sujetos  que,  por su falta de escrúpulo , explotan y empobrecen  a los trabajadores para que éstos se den por aludidos. Se necesita un serio compromiso  con el fin  de parar este proceso de empobrecimiento y la precariedad de los asalariados con el fin de erradicar tan extendida pandemia en forma de pobreza.  

 

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