domingo, 11 de marzo de 2018

DE VERGÜENZA

 
 
Nos aconsejan que nos esforcemos para mostrar una actitud   positiva   a fin de que  nos resulte lo más feliz posible el transcurso de la vida.  Estoy totalmente de acuerdo con tan excelente consejo,    aunque hay que reconocer, que  para conseguir el objetivo indicado, habrá que  actuar desde  una postura individualista carente de toda empatía o  compromiso con la realidad social porque  de lo contrario resultará una auténtica utopía.  Pero a veces por mucho que intentes obviar la realidad social a fin de evitar  caer en un  sentimentalismo conmovedor,  siempre acaban afectándote todas esas perversas situaciones generadas por este sistema tan sometido   al capitalismo salvaje.  Situaciones  que la mayoría de ellas  a mí  particularmente  me afectan seriamente  por su irrefutable iniquidad. Son  los medios de comunicación  quienes normalmente se encargan de  que conozcamos la terrible realidad que sufren de forma cotidiana  la miles, o millones,  de personas  excluidas de la sociedad  del bienestar.   Una de las noticias  a las que me refiero apareció días  atrás en estos medios y hablaba de que una  señora de Manresa, de 83 años,  tuvo que pedir ayuda a un convento de monjas tras pasar tres días sin comer por que la pensión no le llegaba. Al enterarme de cual era la    razón para no  llegarla, me entró un cabreo monumental y no es para menos cuando sabes que la  infeliz cobra únicamente 338 euros de pensión al mes. Trescientos los emplea para gastos de piso y sólo le quedan 38 para pasar el mes. Así como lo oyen: ¡38 míseros euros para comer durante todo un mes!.  No me extraña que por tan dramática situación esta mujer  pase autentico hambre y demás  penurias habidas y por haber. Otro caso al de esta mujer ocurre en Málaga a cuenta de un señor de 73 años que cobra únicamente 300 euros al mes de pensión  y que anda mendigando por las calles de la mencionada ciudad para poder dar de comer con lo que saca a su mujer y nietos. Como estos dos casos que he comentado, hay cientos o miles parecidos que se dan en la actualidad. Dan fe de ello,    los numerosos bares y restaurantes a donde  acuden cada día todo tipo de personas mendigando comida, en su mayoría son personas que se han quedado sin trabajo y que no tienen que comer. Como se ve, no faltan personas que tratan de alimentarlos lo mejor que pueden.  Es  evidente que se hace necesario el que todos debemos implicarnos de alguna forma  en mejorar la vida de los más vulnerables.





 

 Lo terrible de todo esto  es que no estoy hablando de personas  que residen  en algunos de esos países tercermundistas, donde todos conocemos sobradamente que debido a la situación social, económica y política que soportan,   es muy común el que se de esta terrible situación de supervivencia, sino que  estoy hablando de uno  al que se le denomina capitalista como  resulta ser España, donde tanto se derrocha a trote y a moche en fastuosos eventos públicos; en cambio se les niega lo más básico para vivir a  todas las personas que se encuentran excluidas socialmente   Como se ve, el hambre y  demás  penurias  no conocen fronteras y se van cambiando de dueños.  ¿No se les caerá la cara de vergüenza  a los políticos  de este país  por la  terrorífica dimensión  que alcanza todo este drama humano?  Me temo que ellos viven paralelos a esta realidad, en su particular y lujoso  status  del bienestar, razón por lo cual   ni lo más mínimo sienten vergüenza alguna. Habrá que insistir en  pedirles que promuevan políticas  dirigidas a revertir esta situación,  pero me temo que va ser  baldía nuestra  insistencia  Y para muestra un botón. Lleva mucho tiempo el movimiento de  los jubilados de toda España tomando las calles y asediando el edificio del Congreso de los Diputados  casi  a diario para manifestarse y hacer oír sus reivindicaciones y protestas en defensa de unas pensiones dignas, pero tanto  el  ínclito  presidente del Gobierno, Mariano  Rajoy, como   sus acólitos hacen oídos sordos a estas  multitudinarias manifestaciones de los pensionistas. Estoy convencido de  que hasta  que adviertan que  la amenaza de castigarles en las urnas por parte de   este colectivo social se pueda hacer una realidad,   los responsables de vaciar la hucha de las pensiones no van a  tener en cuenta seriamente sus reivindicaciones.  Por tanto,  los   pensionistas actuales y los supuestamente en un  futuro, que  vayan apretándose los machos,   porque según tengo entendido España es el país de la Comunidad  Europea  que más va a recortar sus pensiones hasta el 2060.  Está claro que para dar “tijeretazos”,  en Europa no hay  país alguno que   nos haga  sombra para nuestra desgracia.


Muy  angustiosa resulta la situación social que este atribulado país está viviendo en la actualidad. No se si son secuelas de la dura y prolongada crisis sufrida, o es que aún no la hemos metabolizado lo suficiente para dejar de notar sus estragos, por mucho que se jacten en pregonar su finalización aquellos que pretenden  hacernos creer que así es cuando  muestran   las cifras que exponencialmente van en  aumento en cuanto a  los beneficios obtenidos tanto  por la banca como por las grandes empresas. Es obvio que estas macroeconomías no son el fiel reflejo de los ciudadanos de a pie.  El espejo adonde éstos deben mirarse es el de   la economía de supervivencia que cuenta la mayoría para ir tirando con todo tipo de estrecheces; o el de    la extrema pobreza que otra minoría sufre y por la cual  se ven en la obligación de mendigar para comer por cobrar míseras pensiones.   Cuando las colas para entrar en los comedores sociales se hacen  interminables o el Banco de Alientos no da abasto para satisfacer todas las demandas,  se demuestra que a cuenta de  la mediocridad  de sus políticos, social y  económicamente , este país no funciona como es debido.  Así que te aconsejo que ahora en adelante no les hagas ni puñetero  caso a todos esos mentirosos que  tratan de venderte la moto en forma de  la tan cacareada y  maravillosa Marca España.


 

 
 
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