jueves, 19 de enero de 2017

DESIGUALDAD SOCIAL

Cuando aparecen noticias en los medios de comunicación como la que  voy a comentaros a continuación, la verdad es que aparte de dejarte un tanto patidifuso,  te  entra un cabreo descomunal. Y no es para menos cuando lees que en este país, hablo de España por supuesto, tres individuos poseen la misma riqueza que el treinta por ciento más pobre. Así como lo oyen. Estos sujetos a los que me refiero son Amancio Ortega, fundador del imperio textil Inditex, su hijísima Sandra Ortega y Juan Roig, presidente de Mercadona. Ellos solitos acumulan la misma riqueza que 14,2 millones de personas, que viene a ser algo así como  la población total con que cuenta la Comunidad de Madrid y toda Cataluña. Personalmente ya les cuento como me dejó el cuerpo a mí a leer esta descorazonadora  noticia. No se que efecto les podrá causar a ustedes. Supongo que no discernirá en mucho de lo que en  mí  causó; máxime cuando acabo  de enterarme que  España  es el segundo país europeo donde más ha crecido la desigualdad social. Sólo estamos por detrás de Chipre y veinte veces más que el promedio europeo. ¡Vaya tela! Es evidente que  este país  ni social ni económicamente levanta cabeza  con el fin de que pueda revertirse nuestra situación personal a mejor.  Y todo es por culpa de que a nivel europeo estamos en la cola del pelotón; en cambio en lo tocante a la  pobreza, la desigualdad y todo cuanto  te condene a la  exclusión y marginación  social,   irrefutablemente   en este apartado nos encontramos  en primerísima fila. Y no digamos en todo aquello que está vinculado a la infame corrupción política: dudo que haya algún país de esta vieja Europa que pueda hacernos sombras en tan nauseabundo asunto. No se yo dónde se habrá metido ese crecimiento de la economía que tanto alardean de ello los políticos afines al poder. Que salgan fuera de sus confortables burbujas y se den una vuelta por la realidad actual y común de este país para que comprueben in situ en que situación  se encuentran una gran número de familias sobreviviendo en el umbral de la pobreza. De esta manera podrán darse cuenta de cómo en muchos hogares, debido a las penurias económicas por las que están pasando, durante esta intensa ola de frío que ha aparecido de norte a sur en España, ni encender la calefacción pueden porque de hacerlo no les llega el dinero para comer.  Por este razón a uno le hierve la sangre por tratarse de un drama humano de grandes proporciones. Por consiguiente, el asunto de estos tres ricachones  poseedores de ingentes fortunas acrecientan más si cabe esa efervescencia en la sangre. Es evidente que sólo en un sistema neoliberal donde predomina el capitalismo salvaje, tienen cabida estos genuinos depredadores incluidos dentro del régimen empresarial que amasan grandiosas fortunas de dinero y que no son pocas las sospechas que suscitan a cuenta si habrá sido  lícito  o no la forma en que las han logrado.  Desde luego que por " el arte del  birlibirloque" no ha sido. Yo creo que más bien sus  éxitos financieros  vienen precedidos por la sobreexplotación a la que han sometido a sus trabajadores, los cuales perciben  míseros sueldos.  De no haberlos pagado esos exiguos salarios, estoy plenamente convencido de que sus fortunas se hubieran reducido notablemente. Y luego también está el asunto relacionado con sus obligaciones tributarias al Fisco. La sombra de la sospecha como espada de Damocles siempre pende sobre cualquier individuo "podrido de dinero" que maneja tan mareantes cifras . Y es que otra alternativa al margen de la sospecha no deja esta chusma política que no es capaz ni eficiente en la lucha contra el fraude fiscal.




Como es lógico, supongo que habrá más de una persona que discrepe con la crítica que aquí expongo por estar en las antípodas con mis ideas. Y a estos  potentados empresarios  únicamente admiren y elogien por el espectacular éxito y  grandiosa fortuna que han conseguido dentro del mundo empresarial empezando como audaces  emprendedores en el negocio desde el escalafón más bajo. También porque a raíz de su paulatino y cuestionado enriquecimiento  van creando puestos de trabajo, los cuales obviamente contribuyen a que unas cuantas personas puedan vivir mejor y a su vez favorecer la situación económica del país, que en la actualidad sobradamente todos conocemos no es nada boyante. Por supuesto que merece también todos mis elogios su emprendedora y exitosa  carrera empresarial y reconozco  que el seguir creando empleo se hace imprescindible  por el bien de la ciudadanía y el país en general, pero esta circunstancia no justifica todo ese poder omnímodo y obsceno   que acumulan.  Una cosa que  quiero dejar bien  clara es que la crítica que aquí expongo en ningún caso  tiene que ver con el pecado nacional de este país como es la envidia. Quien así lo piense creo que se equivoca porque tengo serias dudas acerca  de si nadar en la abundancia y  tener influencias y poder  es sinónimo de felicidad. Quien me mueve realmente a escribir esta crítica es más bien la empatía y la manifiesta inquina que todo esto para mí representa porque contribuye a que la brecha abierta entre los ricos y pobres se vuelva cada vez más insostenible. Lo indignante de toda esta infamia es que los pobres que viven en España están viendo como paulatinamente se va reduciendo su patrimonio, en cambio los ricos todo lo contrario ya que de manera exponencial  aumentan sus fortunas. Resulta palmario que esta nefasta situación pone en manifiesto la creciente vulnerabilidad de la mayoría de los ciudadanos españoles. Aunque bueno, después de todo es un axioma saber  que cuando de manera ineluctable acudan a su cita con la paraca,  toda su riqueza se acaba. Pasarán a ser exclusivamente materia orgánica en descomposición. En el fondo éste es el único consuelo que les queda a los pobres: ver como sus ricachones explotadores se diluyen en la nada más absoluta.
 

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