miércoles, 25 de mayo de 2016

HOY DIA A CUALQUIER COSA LE LLAMAN ARTE

No se pueden hacer ustedes una idea de lo sorprendente que me resultó leer   días atrás una noticia la cual informaba de que una limpiadora de un museo ubicado en la ciudad italiana de Milán, había arrojado a la basura una obra expuesta en ese edificio. Al aparecer la infeliz confundió una instalación  hecha a base de botellas vacías, obra de dos "artistas italianas", con los restos de la celebración de una fiesta. La supuesta obra tenía el pomposo título de "¿Dónde vamos a bailar esta noche?". Estaba formada por botellas vacías de champagne, papel de confeti y una bola de espejos sobre el suelo, que simulaban todo ello el estado  de un salón cualquiera   tras la celebración de una fiesta. No es de extrañar que la empleada de la limpieza al ver todos aquellos objetos, a los que consideró desperdicios, de ipso facto los tirara a la basura. ¿Y quién no hubiera hecho lo mismo en su lugar si se carece de los conocimientos mínimos para reconocer este tipo de "arte", extremadamente vanguardista? Al margen de este percance acaecido ese museo milanés, lo que deja bien a las claras es que hoy en día a cualquier cosa lo llaman arte.  Cualquier extravagancia en la línea de las botellas vacías de marras parecer ser que  lleva la etiqueta de Post Arte Contemporáneo. No se si es por falta de sensibilidad, o por carecer de los conocimientos necesarios para entender y valorar en su justa medida a todas estas corrientes artísticas  excesivamente vanguardistas y que están encuadradas dentro del modernismo, el caso es que a mí personalmente no me transmiten ninguna emoción, como   tampoco estética alguna; o sea que ni fu ni fa al respecto. Para que me puedan ser transmitidas, deben mostrarme otra propuesta de belleza más próxima al realismo convencional. Desde luego que nada  seductor encuentro esto del denominado Arte Conceptual porque lo veo como una especie de galimatías, de muy compleja comprensión, por mucho que el autor trate de invitar al público a compartir con él su creación artística, aparentemente transgresora. Aunque bueno, esto de la transgresión a mi juicio oculta algo sospechoso. Pienso que antes de ser un artista transgresor hay que saber realizar lo convencional a la perfección. A ver si resulta que la transgresión artística es sólo un subterfugio en donde se ocultan todos esos pintores, fotógrafos, escultores, etc. tan vanguardistas ellos, pero que carecen de la suficiente capacidad y calidad artística para crear una obra dentro de los  cánones que se precisan para  dominar con exquisitez el arte convencional. 
 
 
 

( Como dicen que una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo expuesta la obra que la empleada de limpieza arrojó a la basura. ¿Esto se puede considerar arte? Ustedes mismos juzguen y valoren )
 
Lo que no admite duda  es que a cualquier tarambanas le da por arrojar unos cuantos colores sin  orden ni concierto durante unos minutos sobre el lienzo y considerarse ya  un artista innovador; como  lo mismo le pudiera dar por echar mano del soplete y soldar  de manera enrevesada  los trozos de chatarra que haya podido  encontrar en la basura  y  así de este modo tan trivial  crear una obra . Sin importarle al sujeto el que no se haya tomado el tiempo suficiente para inspirarse o para reflexionar acerca de esa idea que tiene en mente con la intención de darle forma artística. A veces sucede en estos casos, que el hipotético artista  con la perspectiva de crear polémica que beneficie la  promoción de su obra, acostumbra a ponerla un título de lo más esnob o rebuscado posible; pongamos como  ejemplo: "La excitación del cangrejo copulando con el agua". Absurdo y enrevesado título, ¿no les perece? Para crear confusión y polémica resulta perfecto.  Y bien, una vez que pase a ser exhibida la obra públicamente, lo normal es que quede supeditada a la crítica experta en este tipo arte.  Estoy seguro que no ha de faltar alguno de esos críticos resabidos que no se cortan ni un pelo y descaradamente catalogan como la quinta esencia a este tipo de obras circunscritas dentro del Arte Conceptual y que son expuestas en el lugar adecuado  para que pueda recrearse el público con las generalidades artísticas  de su autor. Pero se da la circunstancia de que yo ,  por más que la mire una y otra vez, no veo la copulación del crustáceo por ninguna parte; como tampoco  llega a transmitirme las supuestas  genialidades del autor. No es de extrañar que esta situación acabe por causarme una seria bajada de ánimo por sentirme incapaz de percibir con claridad la aparente estética y mensaje modernista condensados en esa obra. Aunque por otra parte, también pudiera darse el caso de originarme un  cabreo de órdago al creer que me están tomando el pelo exhibiendo  esa cosa tan ambigua y  tan enrevesada  que no hay dios que la entienda.
 
Quiero dejar constancia  que para nada estoy en contra de todo este tipo de corrientes artísticas vanguardistas. El arte en sí es subjetivo y cualquier expresión que sea del agrado de alguna persona puede recibir esa denominación. Por consiguiente, cada artista es libre de exponer públicamente su obra como crea oportuno. Pero debe asumir que una vez se muestre al público, queda a merced de éste para que la juzgue y valore bajo su criterio. Respecto al juicio de valor que personalmente me concierne, creo que obviamente queda reflejado en este escrito. Quizá por ello se me pueda acusar de tener ideas  retrógradas al negarles aparentemente su marchamo artístico a los autores vinculados al  Arte Conceptual y me posicione incondicionalmente a favor de la creatividad artística convencional como considero que es el Realismo. En mi opinión, subjetiva por supuesto, los autores que pertenecen a esta última corriente artística nombrada, no tienen la necesidad de ocultarse en ningún sospechoso subterfugio como pretexto, ya que su capacidad y calidad creativa para pintar o esculpir resultan  palmarias por esa forma de representar fielmente la realidad rayano a la perfección y crear tensión emocional, además de su incuestionable  estética sin idealización alguna que acabe por confundirnos cuando tratamos de entender aquello que supuestamente la obra representa.

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