viernes, 5 de febrero de 2016

COCINA INTELIGENTE

El visionario escritor estadounidense, Ray Bradbury, en la década de los ochenta del siglo pasado, escribió una colección de relatos incluidos en una de su famosa obra conocida como "Crónicas marcianas". Entre esta serie de relatos se encuentra el que lleva por título "Vendrán lluvias suaves". En él cueta la historia de un hogar de California(EE.UU.) después de una guerra nuclear que a pesar de que todos los miembros de la familia están muertos, los robots que trabajan en la casa continúan con su ocupación doméstica. Se trata de una de las historias cortas más famosas relacionadas con la ciencia ficción y que a pesar de que el autor la escribió en 1950, los hechos a los que se refiere ocurren en el año 2026. Efectivamente que se trataba de pura ciencia ficción en el momento de ser escrita esta fábula futurista, pero nada más lejos de la realidad. Aunque falten diez años para llegar a la fecha exacta en que acontecen los hechos narrados y tampoco de momento se ha desencadenado ningún conflicto nuclear que ponga al borde de la extinción a la raza humana en el Planeta, la utilización de los robots es un hecho constatado. Están creados a base de una sofisticada tecnología con el fin de que se encarguen de cocinar para nosotros. Por ahora están sólo a prueba. Pero estoy convencido que cuando los consideren suficientemente perfeccionados, se comercializarán. Al parecer dispondrán de unas dos mil recetas incorporadas y la capacidad de cocinar infinidad de platos. En principio el problema radica en su elevado coste, pero estoy convencido de que acabará siendo económicamente accesible. No hay duda de que quien tenga en su hogar una de esta sofisticada máquina tecnológica que cuenta con brazos y manos articulares capaz de cocinar con la precisión de un cocinero profesional, y que tiene a su vez más de una centena de sensores que imitan los movimientos humanos, dispondrá a su capricho de un "Teconochef" las 24 horas del día sin que muestre síntomas de agotamiento alguno. 
 
 
 
 ( ¡Son el futuro las cocinas inteligentes, como ésta, y no se si podremos vivir sin ellas!)
 
Al parecer, no es únicamente el robot quien dispone de inteligencia electrónica dentro del hogar, también cuentan con  un alarde de alta tecnología algunos electrodomésticos, con lo cual han conseguido que la propia cocina se haya vuelto inteligente. Y no es para menos cuando parece ser que te permite chatear con el horno, o que el frigorífico te sugiera recetas  para esos alimentos que están a punto de estropearse debido a su caducidad. ¡Alucinante todo este súper  nivelazo de inteligencia que poseen! Y esto no queda sólo aquí porque ya hay compañías que están desarrollando una tecnología tan depuradísima, que permite interactuar con los electrodomésticos Via Line, algo similar a los WhastsApp. Como siga evolucionando tan perfeccionada innovación, ¿alguien duda de que nos acabaremos enviando mensajes a la lavadora o al frigorífico? Estoy seguro que no se le pondrá límite alguno a esta forma tan sui géneris de interactuar. En fin; que es cómo para volverse uno loco con todo este  asunto. Aunque bueno, siempre hay personas en estos casos que a esta especie de entelequia lo consideran muy importante. Opinan que esta visión de la tecnología ayuda a decidir que menú preparar con los ingredientes que en ese momento cuentas. De resultar esto cierto, no cabe duda de que contribuirá de forma vital a eliminar todo ese estrés que acostumbra a generarse cuando se está pensando de continuo en el menú que debemos cocinar durante la semana. Pero a mi juicio el súmmum de todo este invento guarda relación con una empresa catalana, concretamente la Reimagine Food, que trabaja con impresoras 3D capaces de imprimir la comida que ingerimos, aparte que manejan robots que rastrean nuestros datos personales en la red para sugerirnos que comer, basándose en nuestros gustos y a su vez atendiendo el valor nutricional de los alimentos. ¡Vamos, que aquí al parecer todo quisqui resulta ser un experto en nutrición...! La verdad es que me descoloca mentalmente este complejo asunto de la denominada cocina inteligente. Supera con creces mis precarios conocimientos tecnológicos, por consiguiente limita bastante mi capacidad de opinión al respecto. Aunque esto no quita para que dude acerca de si tan sofisticada y rápida manera de cocinar podrá conservar en su totalidad las propiedades nutritivas de los alimentos. En lo que no tengo ninguna duda es en lo concerniente a su sabor por el irrefutable hecho de que cocinar los alimentos de manera convencional es un proceso que aporta sensaciones más ricas a nuestro paladar. Y no digamos la manera tradicional en que antaño se cocinaba en las zonas rurales. La exquisitez que proporcionaba su cocción lenta a través de los rudimentarios fogones en cacharros exclusivamente para este cometido, seducían al paladar.  Lo que  cada vez voy teniendo más claro es que nuestra estresante forma de vida actual, donde proliferan los alimentos precocinados, cuando no  ultracongelados, y las preferencias de ocio, cada vez más nos distancian de los  pucheros tradicionales y los platos sanos.
 
Es un hecho incuestionable que en aras del progreso todo va evolucionando y en lo referente a la tecnología, es una evolución que se percibe con más apremio. Aunque uno siente el que aún permanecen agazapadas en la memoria emotivas reminiscencias del pasado, las cuales se resisten a desaparecer, tiende a adaptarse a cuanta propuesta innovadora de futuro va apareciendo en el mercado. En muchas ocasiones su clara connotación visionaria aparentemente nos suena a ciencia ficción, pero cuando  menos se los espera o se lo cree es ya una realidad, como personalmente considero que está resultando los robots y las cocinas inteligentes. Desde luego que son el futuro  y no se si al final  conseguiremos vivir sin ellos.

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