REFLEXIONES DISPERSAS (Mayo)
Adolescentes.
Resulta obvio que la sociedad está de continuo inmersa en un contrasentido, lo mismo que vive en una contradicción permanente. Quedan ratificados ambos hechos en la incesante sucesión de circunstancias que lo acredita. Un ejemplo es el caso de los adolescentes, a los que se les está prohibido el consumo de alcohol, comprar tabaco o conducir, conductas de riesgo que pueden afectar su salud física o mental. En cambio se ejerce poco control sobre el contenido de las plataformas digitales a las que tienen muy fácil acceso, y sin duda alguna pueden afectar muchísimo más su salud, sobre todo la mental cuando se mueven por parámetros de violencia, pornografía y machismo. Y ya se sabe que todos esos algoritmos de las plataformas trasladan con excesiva rapidez a los usuarios adolescentes a contenidos que pueden resultar muy perniciosos para su cerebro aún en pleno desarrollo. Contenidos creado por “influencers” que muchos de ellos se han labrado popularidad digital a base de improperios agresivos, misóginos, homófonos y racistas. Lo triste y espeluznante de todo ello, es que el individuo que promueve con mayor radicalidad sus diatribas ofensivas, mayor números de seguidores cosecha en Instagran, Facebook o plataforma de comunicación símiles. Por consiguiente, “el enemigo” de un adolescente que pudiera quebrar la estabilidad de su vida, no es un elemento que se halla en el exterior, sino que está en el interior del hogar. Ahí dentro, es probable que los padres de un adolescente se creen que está a salvo de toda influencia externa dañina. Que equivocados están, porque las pantallas digitales y algoritmos, desde la misma habitación que se encuentra su hij@, de continuo están maquinando formas venenosas para inyectarlas dentro de sus frágiles cerebros con efectos muchas veces letales.
Carpe Diem.
Dejó escrito el ilustre poeta Antonio Machado, aquello de "que todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar". Efectivamente que vamos pasando, y a su vez, dejando huellas a lo largo de este nuestro recorrido existencial. Como también vamos dejando ausencias, vacíos, sueños imposibles, amores perdidos y por supuesto que vamos dejando pasado, pero éste nunca lo dejamos relegado en el olvido, sino guardado en los bolsillos de la nostalgia y de vez en cuando rebuscando en su interior encontramos momentos que nos llevan a lugares lejanos, de los que nunca volvemos, porque nuestra esencia permanece allí eternizada, máxime si en ese lugar está la génesis de nuestra vida. Y seguimos pasando, en ese inevitable tempus fugit para hacernos sentir que el tiempo es inaprensible, no puede detenerse ni hacerse retroceder. Todo se acaba. Por tanto, sería provechoso tener siempre muy presente el Carpe Diem; ya saben: tratar de vivir el momento, disfrutar del instante que es fugaz el tiempo. Porque resulta evidente que aquí estamos tod@s de paso, mientras más momentos felices podamos disfrutar, con mayor agrado notaremos la sensación de haber aprovechado el tiempo de vida que nos ha tocado vivir. Ya se que hoy en día vivimos de sobresalto en sobresalto, por causa de que el mundo es un verdadero drama, pero aún así, es necesario apostar siempre a favor de disfrutar el momento, vivirlo con intensidad, porque ni el tiempo, ni la vida esperan. . Pero eso sí, cuando nos llegue la hora de morir convendría que, los que nos sobrevivan, nos recordaran por todas la acciones hermosas que hemos llevado a cabo y no que nos aborrezcan por las heridas abiertas que hemos ido dejando.
Decisiones.
Tomar decisiones verdaderamente resulta complicado, cuando no difícil, sobre todo si pueden marcarte la vida para bien o para mal una vez que se toman. Antes de tomarla, resulta vital analizar detenidamente la situación y evaluar todas las opciones disponibles y finalmente, elegir la que mejor se ajuste a tus necesidades y circunstancias. Sin duda una equivocada decisión puede arruinarte psicológicamente la vida. Conviene no ser impulsivo al respecto, mesura y reflexión ante todo, para evitar tener que lamentarse el resto de tus días. Hablando sobre decisiones, me viene a la mente como ejemplo el recuerdo de una de maravillosa película representativa y puramente romántica como es “Los puentes de Madisón”, dirigida e interpretada por Clint Eastwood, como Robert y que tiene como compañera de reparto a la extraordinaria actriz Meryl Streep, como Francesca. Ambos bordaron sus personajes que destilaban pasión y romanticismo en estado puro. Pues bien, el final de esta película nos muestra una toma de decisión ardua e inquietante, cuando Robert empapado bajo la lluvia espera que Francesca baje de la camioneta, parada en un semáforo, y huya con el. El primer plano que nos llega de la mano de Francesca girando progresivamente la manilla de la puerta del auto para bajarse de él, es impactante. Muestra claramente la angustiosa decisión de Francesca, si abrir la puerta o no. Desea con toda el alma abrirla y fugarse con Robert, pero por otra parte algo la retiene, quizá por saber que la huida puede herir a las personas que ama. Al final decide sacrificar su gran amor, por no causar un terrible dolor a sus hijos y esposo, aún siendo consciente que la decisión tomada marcará en adelante con tristeza su vida. Como así fue. Cierto que esa bella y breve historia de amor tan solo duró cinco días, pero la película muestra que ese breve tiempo vivido con tanta pasión y amor, es algo que otras parejas no se han acercado ni en toda su vida.