Cada vez estoy más convencido de que la mayoría de personas formamos parte de esa masa acrítica fácil
de ser manipulada y controlada por el poder político y mediático. En apariencia
tengo el presentimiento de que bailáramos al ritmo que interesadamente ellos tocaran. Acerca de
esta cuestión, el medico austriaco, Sigmund Freud, pionero en el estudio de la
psicología escribió en su día el siguiente comentario: “La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurales
y de las opiniones de las masas es un elemento importante en la sociedades
democráticas”. A pesar de que este
comentario fuera escrito a principios del siglo pasado, en la actualidad su
enseñanza mantiene toda su vigencia
porque es el fiel reflejo de la situación que vivimos por nuestra condición de
ser masa dócilmente gobernada por el hecho de que nuestras mentes están acomodadas y
nuestras ideas sugeridas. Resulta un axioma el que la manipulación en la actualidad está más presente de lo que nos gustaría,
por darse la circunstancia de que vivimos en ambientes que la benefician. Y nos es para menos
al comprobar la situación social, económica y política tan insatisfactoria y preocupante que
en estos momentos se vive a nivel global, razón por la cual estamos más predispuestos a dejarnos
engañar y a ser fácilmente manipulados. Al darse este clima de pesimismo colectivo que nos envuelve, cargado de inseguridad e incertidumbre, conlleva a
que tratemos de buscar al más fuerte para que nos guíe. Por este motivo acostumbran a aparecer
los iluminados de turno, maestros de la patraña o virtuosos de la mentira,
con sus
soflamas y con el único propósito de engañarnos deliberadamente. Al sentirnos tan inseguros y tan vulnerables, somos muy asequibles para que literalmente nos
laven el cerebro. Es un hecho constatado el que todo tipo de influencias pueden perfectamente funcionar en personas de
bajo nivel de pensamiento, en cambio se hace impensable que esto funcione bajo
los mismos parámetros entre quienes tienen un razonamiento más complejo y
crítico. Pero aún con la complejidad crítica como bandera, que nadie esté seguro de que vaya a tenerlas
todas consigo . El ser
humano actualmente es mucho menos libre
de lo que se cree por que el instinto manipulador de los medios de comunicación es una constante. Sus mensajes publicitarios y su propaganda tendenciosa influyen en nuestra forma de pensar y comportamiento. Como voceros que defiende el interés del poder, no les interesa que las grandes mayorías se
informen clara y con la verdad. Siempre
la distorsionaran para mantener al pueblo ignorante a fin de darle una educación inducida y manipulada interesadamente. Y en la actualidad la distorsión se acrecienta mucho más, a cuenta de ese engaño encubierto conocido con el eufemismo de posverdad, tan de moda, y a la que siempre hemos conocido como mentira cochina.
Por
más que no lo queramos reconocer, somos
seres muy manipulables y que nos lavan el cerebro con excesiva facilidad a base de mentiras. Y lo hacen defendiendo
solamente sus intereses y manteniendo al populacho en la ignorancia y en la
pasividad. A su vez, somos meras estadísticas y números manejados a su antojo
por el poder establecido y por supuesto que también por este sistema de capitalismo
salvaje imperante. Es esta masa tan adocenada y mangoneada quien lo sostiene
y hace que persista el lucro por el
lucro en sí mismo, que a mi juicio es una especie de sanctasantórum del capitalismo
dominante, el cual tiene todos los
mecanismos y artimañas suficientes para perpetuarse en el tiempo y a
través de esta sociedad tan procrible al
consumo compulsivo, con lo cual los
pingües beneficios están
asegurados. Se trata de un mercadeo lucrativo que lo
sustenta esta masa rayano al
encefalograma plano y que víctima de los
consabidos y reiterativos lavados de
cerebro por los medios de comunicación, acaba involucrándose de lleno en este especulativo mercado que maneja cifras mareantes.
Cifras que, según mi criterio, son un flagrante insulto y desprecio a la clase trabajadora y
esto debiera sacudirnos de forma colectiva la conciencia. Por supuesto que me estoy refiriendo a las ingentes cantidades de dinero que se manejan en favor de toda esa ralea de comediantes, soplagaitas,
cantamañanas y demás estrellas y estrellitas de la galaxia cinematográfica y
panorama musical. Y luego claro está, los peloteros de calzón corto y camiseta
que trincan hasta lo que no está
escrito. Pero, ¿por qué se da esta
situación tan absurda e indignante entre los especímenes humanos, cuando muchos
de ellos sobreviven en la pobreza más absoluta? Yo pienso
que es por la necesidad imperante de
vernos reflejados en alguien triunfador, de ahí
que depositemos ingenuamente todos nuestros sueños e ilusiones contenidas.
Lo que resulta palmario es que el deseo de idealizar
a alguien es, y será siempre que por desgracia no cambie, la base de las más grandes manipulaciones del
mundo. Y esta circunstancia puede resultar muy peligrosa y letal por el
hecho de que muchísimos dirigentes se han valido de su arrastre en las masas
para cometer los más aberrantes e infames actos de crueldad en contra de su
país y en otras ocasiones del mundo.
Resulta penoso que sólo nos dejen ser
meros y estúpidos espectadores cuando nos damos cuenta de que los medios de
comunicación nos manipulan intencionadamente debido a sus intereses propios, o
a los que de forma fraudulenta los defiende. La única medicina contra esta
esclavitud a la que nos someten por medio de la manipulación o el poder
corrompido que protege únicamente a los
intereses mezquinos que obedecen a sus propias conveniencias de dominio y
defiende a la clase privilegiada, es estar pertrechados con un óptimo
nivel cultural. Porque todos conocemos sobradamente que es muy fácil manipular al ignorante e inculto.
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