viernes, 26 de abril de 2019

GASTOS SUPERFLUOS



Resulta bastante obvio que esta sociedad de  consumo en la que nos hallamos inmersos  acaba normalmente por llevarnos a verdaderas locuras de despilfarro, incontrolado la mayoría de veces. Abusamos con frecuencia del gasto  desmedido simplemente porque tenemos que seguir al rebaño por unas normas  establecidas, la cuales consisten en nos escatimar gastos.  Verdaderamente considero lamentable, y hasta absurdo, tratar de vivir por encima de nuestras posibilidades económicas. Por desgracia es  muy corriente  el que muchas familias vivan  así cuando les toca celebrar uno de esos eventos familiares  relacionados con la fe cristiana; ya saben: boda, bautizo o comunión. Éstas no  suelen reparan en gastos y  literalmente “tiran la casa por la ventana”, sin importarles para nada que los meses posteriores al dispendio, su economía se encuentre en una situación de máxima precariedad que apenas si puede cubrir los gastos que requieren las  necesidades básicas del hogar. No tengo muchas dudas a cerca de que    se le da más importancia a la ostentación del momento que a las crítica situación económicas en que puedan quedar tras el despilfarro.   A veces me pregunto porque se ha impuesto el mezclar el consumismo y boato con la celebración de un acto religioso. Desde mi modesta y laica  opinión,  pienso que el derroche y la  ostentación de algún modo anulan en parte el sentido religioso del acto a celebrar. ¿No manifestaría más su valor esencial si se celebra dicho acontecimiento  con los familiares más allegados desde la más estricta sencillez y  acatamiento?  Obviamente cada uno tendrá su propia opinión al respecto, que estoy seguro tendrá también su gran parte de razón. Pero  esto no quita el que deberíamos reflexionar
acerca de si prima en nuestras conciencias el boato y la pedantería o, por el contrario, valoramos más la naturaleza intrínseca del acto ceremonial religiosos al que, moderadamente y con buen gusto, se puede conciliar con un ágape sencillo y con un vestuario respetuoso y sobrio, los cuales no supongan en cualquier caso un menoscabo en el cómputo presupuestario.

 




 

La verdad es que a mí personalmente me resulta un tanto complejo todo este asunto.  Aunque lo que no tengo duda es el   que todas estas celebraciones religiosas no dejan de ser un acontecimiento social más, el cual se ha convertido en un auténtico filón lucrativo para todos los negocios relacionados con la hostelería. Según la información que últimamente he leído sobre este asunto,  dependiendo del número de invitados y la categoría del restaurante y menú, los gastos que supone una Comunión oscilan entre los 2.000 y los 4.000  euros; en cambio los de una boda entre los 15.000  y 50. 000 euros. Y es que en todo este tipo de eventos familiares, a los gastos previstos, siempre a última hora surgen los imprevistos y las imposiciones, que al final se incrementan. También ocurre con frecuencia que hay quienes este día familiarmente tan ceremonioso, aprovechan  la disparatada ocasión para sacar pecho;  y cuando esto sucede, ya se sabe: “un día es un día, y si hay que gastar, se gasta porque a mi niña no le va a hacer de menos  nadie"  ; ... " Faltaría más que esos dos Don Nadies tuvieran una boda más lujosa que la nuestra" .  Con lo cual esta imprudente osadía supone tener que  hacer un gran desembolso, al que muchas familias hacen frente con ilusión pese al ulterior lastre económico  que esta insensatez  les va a suponer a posteriori. Y ya el súmmum de la incoherencia resulta el que    cuando no se tienen los medios monetarios  para  poder amortizar los toda esa ostentación,  se le pide un préstamo al banco  y "santas pascuas".  Que para eso están.   Pues nada, a seguir satisfaciendo la ávida usura de la Banca por seguir empecinados en gastarnos de forma innecesaria lo que no tenemos. Me resulta lamentable, y no menos preocupante, el que haya personas que  están literalmente asfixiadas por los  pagos o deudas que  obligatoriamente    deben afrontar cada mes,  y que sigan obstinados en despilfarrar y endeudarse más porque su hijo o hija el día de la Comunión no va ser menos que el de fulanito; o porque no consienten que menganita les vaya  a hacer de menos con su fastuosa boda. Aparte de todos estos gastos superfluos, a mi juicio  pienso que en todos estos eventos religiosos-sociales hay mucho postureo y falsedad  por que la mayoría de veces  se trata de aparentar lo que realmente no somos:  mostrar un status social ficticio.

La FUCI (Federación de usuarios y consumidores independientes) en referencia a este  asunto, facilita una serie de consejos por si pudiera servirle a alguna persona que próximamente tiene la intención de celebrar alguno de estos actos social-religiosos.  Uno de estos consejos es el huir de los despilfarros innecesarios y hacer cálculos de las propias posibilidades económicas de cada familia o persona. Supongo que la mayoría de ustedes estará de acuerdo con tan interesante sugerencia . Estemos  de acuerdo o no con su recomendación, lo que sí deberíamos tener siempre en cuenta es  el que  nunca  permitamos que estos ostentosos eventos acaben llevándonos a la quiebra.  Un poco de cautela en este casos es aconsejable para no volver a vernos inmersos en una inquietante e incierta  situación social como la vivida hace poco tiempo atrás, sobradamente conocida y sufrida de forma generalizada. Una crisis global financiera que en mi opinión no creo que haya desparecido por completo. Aún se sigue latente entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad, por mucho que los políticos quieran hacernos ver o creer otras cosa distinta  por claro intereses espurios.   Pero bueno, al margen de   si aún  persiste o no la crisis, o de lo que preocupante y arriesgado   que puede resultar vivir por encima de nuestras posibilidades,   lo que yo tengo bien claro es   que el derroche superfluo no admite discusión alguna que debiera resultarnos totalmente prescindible. Pero se hace arduo que sea así porque en una sociedad de consumo en donde importa quizá más la apariencia que el saber estar, donde se otorga demasiado protagonismo al qué dirán, y donde se fomenta el derroche en vez de la coherencia y el sentido común, es lógico que se dilapide en muchas ocasiones gastando por encima de las posibilidades de quienes se endeudan hasta las cejas en detrimento del fundamento de actuar con la cordura necesaria en estos que se requiere en estos casos.
 
prueba

viernes, 12 de abril de 2019

VOTAR?...NO, GRACIAS.



 
 
Acaban de dar el pistoletazo de salida  al circo de la campaña electoral.  Así que pasen y vean, o  escuchen, a los protagonistas de este espectáculo, virtuosos de la mentira,   que estoy seguro no va a dejaros indiferentes  la verborrea  con la que sueltan   sus proclamas y sus falsas promesas, o    sus mantras repetidos hasta la saciedad.   Como también va a ser una constante su  incalificable postureo.   Aunque a mi juicio llevan ya un tiempo considerable engrasando la maquinaria propagandista de las elecciones. Creo que  desde el mismo día en que Pedro Sánchez puso sus posaderas en la poltrona del gobierno, de esa manera nada ortodoxa, la cual   sobradamente ya conocéis.   Es bien cierto que las andanadas de insultos y descalificaciones  que los adversarios políticos   se han lanzado durante este largo tiempo de  preparativo electoral, ha sido de moderada intensidad .  Ahora en adelante es  cuando va a  subir de decibelios su incasable verborrea  en  los innumerables mítines que a lo largo y ancho del país van a celebrarse y también en los varios debates que han de emitirse por Televisión.   Va a ser  el momento perfecto para que   los diferentes candidatos y  acólitos de los partidos punteros, y menos punteros obviamente,  lancen las soflamas de costumbre cargadas de populismo y  demagogia en unos casos; en otros con la mentira y las falsas promesas como tema principal del discurso. Y  todo  con el fin de tratar de obtener el mayor número de votos defendiendo su supuesto proyecto político con los argumentos y razones que crean las más oportunas para sus propósitos. En definitiva que todos ellos de una u otra manera tratarán  arrimar las ascuas a su sardina, sin importar lo espurio que puedan resultarnos sus pretensiones.  Por tanto hay que estar preparados para esta avalancha de propaganda electoral que se nos viene encima; como también  prevenidos de no acabar abducidos por   la farsa de algún que otro iluminado. Estoy plenamente seguro que    hasta el hartazgo van a utilizar por activa y por pasiva  las promesas falsas y la mentiras deliberadas durante esta campaña electoral, que a todas luces  a mí  personalmente me va a resultar un deja vu, por que nada nuevo habrá bajo el sol. Aunque bueno, en esta ocasión no va a participar de manera testimonial como lo ha hecho en anteriores elecciones generales    ese partido retrogrado que con tanta fuerza se manifiesta últimamente en el panorama político español , me estoy refiriendo a Vox. Como diría un castizo ¡Que Dios nos coja confesado si llega a ser votado de forma tan espectacular   como lo fue  en las últimas elecciones celebradas en Andalucía!. Pavor me entra imaginar que la reaccionaria ultraderecha  tenga la posibilidad  de resucitar a los viejos y totalitarios fantasmas del pasado, de tan infausto recuerdo; esos mismos que durante cuarenta años    cultural y socialmente lastraron de forma perniciosa  a este país. Pero ahí están, con esa especie de “Macho Alfa” en cabeza, Santiago Abascal y cierra España,  trayendo de cabeza  al país por los ideales reaccionarios que quiere implantar y que vulneran o violan derechos elementales y coarta a su vez libertades. Mucho patriotismo y mucho enarbolar la identidad nacional en sus proclamas, la verdad. Me temo que  ahí radica mucho el  poder de seducción  que ejerce   a     los desencantados por la inoperancia política del bipartidismo de los últimos años y por el auge del independentismo en Cataluña.  Pero cuidadín, cuidadín, con los sujetos que enarbolan el patriotismo de forma tan  exacerbada como lo hace este individuo.  Tengan en cuenta   siempre ese enunciado mítico que escribió Bertolt Brecht y que dice “El patriotismo es el refugio de los canallas.” Sobran más palabras al respecto.




 
 
Si desconfío plenamente   del ideal retrogrado   que  muestra  la ultraderecha , tampoco me otorga confianza alguna la demagogia o el populismo de la supuestamente izquierda y la derecha más moderada,  póngase Pepé o Ciudadanos, aunque según mi criterio,  estos dos partidos en esencia su ideario  se ajusta a los mismos parámetros retrógrados que la ultraderecha.  No me  cabe duda de que, si por una    casualidad, al termino de los comicios electorales,   los partidos de la Derecha española  tuvieran  una mínima oportunidad de poder ocupar la poltrona del poder, harían  un pacto de Gobierno a tres bandas, tal como hicieron en Andalucía,  con tal de  amarrarse con uñas y dientes a la susodicha poltrona y luego que salga el sol por Antequera. Está claro que la consecuencias vendrán después para la ciudadanía cuando tengan que sufrir a la intemperie sus dislates antipopulares  y abusos de poder del tripartito.  Pero bueno, digamos que mis elucubraciones son sólo  ciencia ficción. Hasta que no pase la noche del 28 de abril todo va a ser suposiciones a cuenta de los  sondeos y encuestas demoscópicas que nos muestra el  CIS con fines manipuladores. Por que está claro que son datos con el propósito de modelar y encauzar la intención de voto, razón por la cual las encuestas demoscópicas resultan   influyentes y manipulan las decisiones de los votantes.  Por  cierto, en los últimos sondeos auguran una victoria holgada  del Pesoe.   En mi opinión,  este echo ha encabronado   a la Derecha, por tanto, me temo  que el guión de su   campaña electoral se va a basar principalmente en descalificaciones e  insultos contra Pedro Sánchez.  Que triste e indignante resulta el que se recurra a la falta de respeto hacia tus   rivales políticos porque no encuentres razones suficientes para defender tus propios proyectos políticos.  ¿ Y de la coalición morada qué quieren que les cuente? Confieso que tiempo atrás sentía una cierta atracción por este partido. Me  parecía que la llegada de Podemos  traía sabía política  renovada al país  y   aires de cambio real.  Sus soflamas anticasta,  por mucho populismo y demagogia que aparentemente llevaban  implícitas, a la mayoría de  los votantes seducían porque estaban ya  hastiados y descontentos del bipartidismo inoperante. Pero por desgracia  no ha resultado ser los renovadores del cambio que tanto se esperaba de ellos , sino que se han ido acomodando a los privilegios que les otorga su cargo político.  Y para empeorarlo  el pedazo chalet de quitar el hipo, y  con miras a la sierra, que se compró en su día la parejita  Iglesia-Montero, líder y portavoza de la coalición morada. Vamos que con esta premisa,  depositarles   confianzas y votos a estos nuevos burgueses, me da a mí  que no.    Con lo cual ante este panorama electoral que tan poco confianza me genera y  tanta sospecha levanta, como viene siendo una costumbre conmigo que no cuenten, ni para ser un simple espectador de este circo electoralista que se han montado con el fin de darle rienda suelta a su falsa e interesada retórica. Ninguno de los partidos actuales siento que me representan, ni me generan confianza,  por lo cual  ninguno recibirá mi  voto.  Además,  estoy harto de que se burlen, de que mientan, de que les tomen por el pito de un sereno  a   los humildes ciudadanos,   prometiéndoles  el oro y el moro en campaña electoral, y una vez que se instalan en la poltrona del poder,  se olviden de sus obligaciones con los votantes  e incumplan la mayoría de sus promesas,   y que se dediquen exclusivamente  a imponer  políticas que claramente van en contra de los intereses de la ciudadanía. Por esta razón me abstengo porque no me faltan razones y me sobran motivos para no votar, Considero mi actitud como una forma  de castigo e indiferencia, y   a su vez el de estar completamente  en desacuerdo  con su manera de imponer políticas antipopulares. Y ahora  que  me venga algún  "tocapelotas"   con esa estúpida milonga de que si no voto no tengo derecho a quejarme. El derecho a quejarse es, y será, siempre una prerrogativa en este país, tanto como votes o  dejes de votar. Faltaría más.