Actuar.
Es evidente que la vida no es un camino de rosas, y la sucesión de la dificultades son una constante, pero aún así tenemos el poder suficiente para decir por nosotros mismos que rumbo queremos seguir y obviamente enfrentarnos a todos los inconvenientes que nos salgan al paso. El poder solventar todos los problemas que surjan, a buen seguro estará en la actitud y aptitud que mostremos. Aunque resulte una perogrullada, cuanto más frágil y negativos nos manifestemos, más ardua será la tarea de solventarlos. También hay que reconocer que, debido a las circunstancias que nos rodean, tanto las personales como sociales, y por que éstas no acostumbran a ponérmelos fácil, no siempre está en nuestras manos el poder decidir que rumbo tomar, pero la mayor parte del tiempo sí. Lo que debemos evitar es quejarnos en exceso y actuar con determinación. No resignarnos a una apagada y triste supervivencia porque eso sería renunciar a vivir con letras mayúsculas. Por tanto, tomemos la decisión correcta cuyo rumbo sea elegido por el corazón, y comprometámonos con ella con firmeza, dedicándola si hace falta en plenitud tu vida, tu energía, tu esfuerzo, todo tu tiempo. Pero ese rumbo a mi juicio, no debería elegirse en base a lo que se desea, sino con el convencimiento de que puede ser lo mejor para ti. Así que a ponerse manos a la obra y tomar la decisión correcta aunque sientas el hostigamiento tóxico de esta sociedad que tiene tendencia a enterrar con psicofármacos las situaciones adversas que forman parte de la cotidianidad. Y por cierto, ya que hablamos de psicofármacos, comentarles que para mí el mejor ansiolítico que puede haber para curar la ansiedad, es el abrazo.
Felicidad.
Cuando el conseguir acceder a disfrutar de momentos felices suele hacerse bastante complicado, cuando no difícil, por las circunstancias personales que le rodean a cada uno, hay quienes siguen empeñados en hacer de la felicidad un mandato inapelable de esta sociedad, favorecidos por discursos simplistas que suelen contener todos esos libros de autoayuda que en mi opinión no dejan de ser una provechosa estafa que incentivan el consumo de la felicidad instantánea. Y luego también están las frases motivadoras que te las encuentras escritas en un sin fin de objetos, y cuyo enunciado tiende a convencernos de que si uno quiere, basta con desearlo para conseguirlo por que si mostramos positivismo ante la vida somos capaces de conseguir cuanto pretendamos. Y por razones empíricas esto para nada es cierto. No basta sólo con desearlo, ni tampoco de mostrar una actitud positiva, hay que tener un mínimo talento, congénito o adquirido, para lograr metas importantes. De lo contrario va a generar mucha frustración por que las expectativas serán irreales con respecto a los posibles resultados. Con lo cual no nos dejemos convencer fácilmente por los enunciados de las frasecitas de marras; como tampoco por todos esos influencers, coahchers y demás gurús que pululan por las redes sociales y que tanto nos bombardean a diario con sus consejos para ser felices, porque no es de color de rosa la vida como ellos no la pintan. Recuerda que tampoco es necesario el estar obligados a ser felices a todas horas y además tener que demostrarlo. Porque seguro que hacer gala de la felicidad con frecuencia tiene que ser agotador. Y a bien seguro que esa fatiga tendrá efectos contraproducentes.
La guerra como negocio.
Acabo de enterarme que en el año 2023 las cien mayores empresas de armamento ingresaron 632.millones de dólares. ¡Terrorífico datos que manifiestan una infamia absoluta! Estoy seguro que con 100.000 millones menos en un corto plazo de tiempo se podría erradicar el hambre en el Planeta. Pero al lobby de la industria armamentista por su codicia sin límites le trae al pairo la hambruna que sufre el planeta. Lo suyo no es apostar precisamente por la convivencia pacífica en el mundo, sino por los pingües beneficios que les aportan las guerras. Mercadean y se lucran con los muertos, no hay duda. Hoy en día el mundo es un auténtico polvorín a gran escala, estallan conflictos bélicos de diferente nivel a lo largo del planeta y eso genera infames ganancias monetarias a la producción armamentista, por tanto no es de extrañar esas descomunales cifras de dinero que obtienen. Y seguirán lucrándose cada vez más por que cada vez se invierte más en armamento, se hace más sofisticado y con mayor precisión a la hora de matar, razón por lo cual su precio se dispara y con ello enriquecerse más toda esta canallesca que trafica con la muerte. Resulta muy triste y de una ignominia supina que por el afán de obtener pingües beneficios se invierta más en la manera de como conseguir matar con mayor precisión, que en la de proteger con mayor suficiencia la vida. Esa codicia sin límite que identifica a los señores de la guerra es quien nos está haciendo caminar hacia el fin de la Historia. Por que el sueño de que otro mundo es posible, lamentablemente resulta una utopía. Estoy harto de esta hipocresía de la modernidad, con tanto discurso político en pos de la paz, cuando todos sabemos las intenciones de quienes ostentan el poder. Están sometidos al depredador sistema financiero de la grandes empresas, tal como resulta ser la industria armamentista, con lo cual, se plegan a sus órdenes y son por espurios intereses son capaces de justificar las más abyectas tropelías cometidas en los conflictos armados. Por que nadie muerde la mano del amo que le da de comer, eso ha sido siempre y lo seguirá siendo, y en este caso para mayor desgracia de la Humanidad.
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