Acabo de enterarme por una
noticia que leí el otro día en un periódico que no viene ahora a
cuento nombrarlo, que en España hay un millón de millonarios. Así
como lo oyen. La verdad es que me sorprendió el conocer tan
sorprendente noticia. Quieras que no a mí personalmente los
millonarios siempre me producen cierta atracción, no se, pero la
engañosa fascinación que me sugiere su glamuroso status
social me hace ver, o imaginar, que la mayoría son
guapos, educados, encantadores, elegantes, etc; vamos que se les supone que son el prototipo de la
felicidad permanente. Aunque en realidad para nada resulta ser así. Pero
a lo que iba, que tal como digo la sorpresa fue morrocotuda al saber que
tanto millonario pulula por España. Si este país tiene, digamos que
veinte comunidades autonómicas contando con las ciudades autonómicas Melilla y
Ceuta, salen alrededor de 53.000 millonarios por cada autonomía. ¡Que
monstruosidad!. ¿Realmente será cierto el que se encuentre tanto millonario
habitando el suelo hispano?. Aunque según nos
dice Wikipedia, se considera millonario a un sujeto cuya riqueza es
igual o superior a un millón de unidades monetarias, pudiendo encontrarse ésta
en bienes o cuentas bancarias. Está claro que tal como lo indica la
enciclopedia digital, resulta bastante probable el que todo este altísimo número de individuos hayan logrado su condición de millonarios
en España. También hay otros datos elaborados por el banco suizo Credit
Suisse que indican que en el futuro exponencialmente van a creer los
ricos, con lo cual durante los próximos cinco años van a subir un
42 por ciento más. Maravilloso, oiga: Más ricos, más dinero, todos
felices; ellos claro está. Porque los pobres, porca miseria como
de costumbre. Aunque bueno, el dinero es quien ordena y manda y priori
hará lo que quiera con nuestras vidas y acabamos acatando su lógica.
Vivimos en la era del dinero, crea sus propias leyes las cuales
terminan por someternos y esclavizarnos. Por esta razón sospecho
que el dinero también puede ser sinónimo de infelicidad. Por lo tanto , sería
conveniente enseñarles a nuestros hijos a ser felices, no a ser
ricos. Aunque también convendrán conmigo que la falta de dinero genera infelicidad; sobre todo en los casos extremos de
carecer de los indispensables recursos económicos para cubrir las
necesidades más básicas de la vida.
Lo que está bien claro es que resulta un
contrasentido el que en un futuro los ricos en España tendrán un crecimiento
exponencial, cuando es uno de los países con
mayor porcentaje de pobreza y exclusión social dentro de la Unión Europea. Con
lo cual, aparte de ser un despropósito, resulta también un autentico
escándalo, y por supuesto una flagrante injusticia. En mi opinión, creo
que todo esta gran injusticia viene a consecuencia directa de la
mala praxis de los políticos, y en especial de la política fiscal.
Casi el conjunto de los ciudadanos de a pie sospechamos que la
mayoría de los ricachones tributan de forma fraudulenta y al parecer contra ésto nada
se puede hacer, según indicó en su día Pérez Boga, presidente del
colectivos de inspectores de Hacienda. Yo estoy convencido de que más bien
no tienen mucho interés en hacer algo al respecto la Autoridad Fiscal
y de ahí que salga impunes de sus delitos fiscales.
L amentablemente todo parece que se organiza con el fin de que los ricos prosperen y se sientan muy contentos y la mar de seguros. Y por cierto, también en su día la que
fuera vicepresidenta del gobierno del Pepé, Soraya
Sáez de Santamaría, tuvo la desfachatez de declarar públicamente que era
necesario perseguir el fraude de los parados. Y se quedó tan ancha la
sinvergüenza . Así le fue luego a la madame y a toda esa
chusma PePera: Defenestrados a las bravas de la poltrona del
poder. Pero para nuestra desgracia, una vez consumado el
“acoso y derribo" contra el Gobierno del ínclito Mariano Rajoy,
políticamente “salimos de Guatemala y entramos en guatepeor”. Pero
esto es otro asunto que ahora no ha lugar. Lo que quizá
nunca conoceremos del todo es la diversidad de estrategias y tretas que
utilizan para librarse, o en su defecto, evitar los impuestos que legalmente
les corresponde tributar al Fisco. Además son los amos y señores de los paraísos
fiscales en el extranjero. Ahora eso sí, se jactan hasta la
extenuación de su patriotismo y bandera. Faltaría menos. Yo qué quieren que
les diga sobre este asunto de los millonarios hispanos?...Que a mí el que
España esté entre los países de U.E. con el mayor nivel de la pobreza y
tenga tantísimos ricachones me repatea el hígado y vísceras
incluidas. Porque aparte de la supuesta fascinación que me generan estos
sujetos podridos de dinero, también me causan repulsión porque
todos conocemos sobradamente, o lo sospechamos, como han conseguido sus
inmensas fortunas: de forma obscena y carentes de toda ética y escrúpulo alguno. Que
triste y dramática paradoja resulta el que en un país cuya
pobreza es palmaria, exponencialmente los ricos progresen a cambio de que los
trabajadores cada vez sus penurias aumenten. Estos mismos currantes que
son engañados, o manipulados una y otra vez por el poder establecido echándoles
cortinas de humo para desviar su atención donde principalmente debieran tenerla
con el fin de acabar con las verdaderas injusticias. Porque cortina de humo en mi opinión considero al
conflicto catalán. Mientras se siga poniendo la atención en este enquistado
conflicto, la auténtica problemática social que afecta
angustiosamente a la ciudadanía, de forma subrepticia se
silenciará y ello hará que la cronificación de la pobreza y
la precariedad sea una infame realidad. Y respecto al
susodicho conflicto, si esa masa embrutecida que ha sido interesadamente lavada
el cerebro por los iluminados secesionistas de turno, descargara
toda su violencia y rabia concentrada contra estos energúmenos
podridos de dinero, que tanta desigualdad social están creando, cuanto no
iría mejor a todos. Pero no. Siguen erre que erre en sus incendiarias
trifulcas. ¡Que fácil resulta engañar y manipular al vulgo; como fácil resulta
también enfrentar y dividir a tanto desgraciado que nació únicamente para ser
explotado en el trabajo por todos esos indeseables ricos que por
desgracia crecen, y crecen, con su codicia y su evasión de impuestos, que
permiten que los pobres acaben siendo pobres de solemnidad. Y es que
lamentablemente, para elaborar un nuevo rico, se hace de imperiosa
necesidad la materia de miles de nuevos pobres.