Bar de pueblo.
El bar de un pueblo no hay duda de que es igual que un torrente de vida que genera ilusión y alegría y además sirve como nexo de unión entre los vecinos. Por lo cual, resulta importantísimo su existencia con el fin de que, a través de él, consiga ahuyentar cualquier espectro moribundo que asedie al pueblo y de esta manera permanezca siempre presente su espíritu vital. Además se hace de imperiosa necesidad su existencia para sentirte acompañado en un entorno tan cargado de soledad, porque en este caso es fundamental psicológicamente. En el bar del pueblo, no solo podrás desguarecerte del frío en su interior, sino también de ese aislamiento que acostumbra a imperar en los pueblos semivacíos. Pero lamentablemente, a pesar de la importante función un tanto social, y desde luego necesaria, que hacen, por causa de la problemática de la España vaciada progresivamente están desapareciendo. Uno percibe, y siente en la profundidad de su nostalgia, o su querencia, que esta especie de templos sociales están en vía de extinción si a quienes compete dentro de la Administración del Estado no buscan medidas urgentes para poner fin a su desaparición. Pero es tanto el abandono y el desinterés que muestran las instituciones políticas correspondientes hacia la España vaciada, que uno se teme lo peor, o lo inevitable. Y todos sabemos que cuando se cierra un bar se quiebra con él parte de la vida del pueblo donde está ubicado. Esta especie de bares son como escuadrones de resistencia que desde su pertinaz resilencia luchan contra la despoblación. Sin duda es la última trinchera que dispone la España vacía para que la soledad agonizante no acabe por adueñarse del entorno. Resulta obvio que el primer síntoma de la despoblación aparece cuando el símbolo de su pasado como es la escuela desaparece, razón por la cual se hace de vital importancia que el bar del pueblo permanezca abierto porque es la única forma de que el presente resista y proyecte futuro.
Ese alguien.
No hay duda de que los días pueden resultar desesperadamente largos, así como las noches completamente oscuras cuando no tienes a un alguien que te eche de menos en el momento que faltas de su lado; no me refiero a hijos, padres, o hermanos, no, yo hablo de esa persona, hombre o mujer, que te abriga el corazón cuando la vida te obliga a dormir a la intemperie; o cuando la soledad hiere con su vacío y necesitas que te acaricie la piel o el alma. Ese alguien a quien verdaderamente le importes, y a su vez también tú le importes, más allá de las obligaciones y los cuidados debidos. Alguien que en los períodos frágiles de la existencia te facilita el coraje suficiente para enfrentarte a esa energía negativa que nos provoca autodestrucción. Se supone que cuando has encontrado a la persona especial estás ya en posesión del amor. Y ya sabemos que este sentimiento resulta ser auténtico bálsamo que, entre otros beneficios, sirve para curar las heridas del alma: esas que no se ven pero que son las más profundas; las que más duelen. Una compañía con afecto intenso y recíproco es de un valor intrínseco incalculable. Cuando se ha tenido y se pierde, o se anhela tenerla y no llega, ni ese absurdo consuelo de confirmar que otros se encuentran peor viendo tanto drama por televisión compensa la sensación angustiosa que tenemos creyendo que han prescindido de nosotros en la alegre fiesta de la vida.
Escribir.
En los momentos que luchamos a brazo partido contra los demonios que se nos rebelan dentro, resulta muy necesario echar mano de la palabra escrita con el fin de aliviar esos conflictos internos. Porque no tengo la menor duda de que escribir se puede convertir en un ejercicio terapéutico que lo remansa a uno, mentalmente lo serena; con el beneficio añadido de que nos ayuda a sobrellevar mejor la vida en estos tiempos que rebosan de incertidumbre y de violencia. Y es que la palabra escrita puede convertir en belleza lo que en su momento fue horror; como también el dolor de esas heridas que no se ven, pero que resultan ser las más profundas. Por esta razón, cuando notes vacío y pesimismo a tu alrededor, y la soledad o la tristeza sean tu única compañía, deja que la palabra escrita se transforme en una especie de rompeolas donde vayan a chocar con furia desbocada: tus dolencias, tu rabia, tu decepción, tu frustraciones; en definitiva todo cuanto literalmente por dentro te desgarre. Verás como acabará esa íntima negatividad disolviéndose en la nada para dar paso al optimismo y quizá entonces un remanso de quietud fluya desde tu mente hasta tu corazón y así lograr darle sentido a tu existencia. Con lo cual, por las razones aquí expuestas, sería conveniente que escribas todo cuanto necesites por resultar ser una herramienta muy valiosa para aprender a canalizar todas las emociones, sensaciones y pensamientos que tenemos dentro de nosotros y que nos hacen daño, y no sabemos o podemos verbalizar. Y luego si compartes lo escrito con otras personas, acaso le confiera más relevancia, porque escribir es un placer solitario que únicamente encuentra su clímax compartiéndose.