TIEMPO DE ESPERA
“Yo seguiré esperando porque se que
algún día
buscarás el refugio de mis brazos
abiertos”
(José
Ángel Buesa)
Ahora que duerme la voz y en
el silencio se acomoda,
que mis manos delinean tu
cuerpo con otra desnudez
y en los acordes de tus
cenizas ensaya el pasado un tango,
quisiera recuperar tu
imagen diseminada en la ausencia
para emerger como una lágrima
y solidificarte en la palabra.
Pero solo soy
peregrino caminando por un
repecho suicida
y me visto con harapos del
tiempo para abrigar las cicatrices
que de ti conocen todo
y resignadas se esconden
bajo la
soledad como raíz que en la nostalgia
profundiza
y por el fondo de sus recodos
se adentra y me recuerda
donde cayeron derribados mis
sueños por un rencor ficticio.
A fuerza de renovarte posees
mi orfandad, mi devaneo,
te apropias de la rutina
estéril de buscarte en madrugada
y a través de ti crezco sobre
el filo de una incógnita y me exilio
en unos brazos secretos que
no quieren más patria que tu nombre
ni mas devoción que al relicario de tus caderas volcánicas.
y de la vorágine de tanta abstinencia y herejía nos redimen
Cuando te reclame para alumbrar la primavera, aunque
florezcas
igual que herida fresca,
acércame la fuerza que explota en tu alegría,
porque como eclosión de
melancolía en la esperanza te requiero,
hasta que el paisaje respire
por mi pulso y en su pálpito
te proyectes como una ilusión feraz naciendo en el crepúsculo.
Ancestral por mi carne
recorres las playas salvajes del deseo
para escribir tu propia
historia con la desazón del agua.
Porque el mar tan solo es
leyenda sumergida en tus labios
donde la sirenas navegan y sobre las espuelas del viento
galopan arcángeles de espuma
que codician liberarme
el corazón envejecido y sepultado
bajo la bruma tu olvido